miércoles, 5 de agosto de 2020

La casa de papel; el derrumbe de los naipes.



La cuarta temporada de serie más exitosa de España en el mundo resulta  verdadera burla a los espectadores y fans de la misma.

Armando Enríquez Vázquez

Esta triste y molesta reflexión sobre la serie está llena de spoilers por si no han visto la serie y la tienen en lista de espera, no sigan leyendo.
Esperé todo lo que pude antes de enfrentarme a la nueva entrega de La Casa de Papel, porque me temía lo peor, la tercera entrega es mala, pero la cuarta confirmó mis temores. Es patética y una caricatura de la que fue mejor serie española de los últimos años. La Casa de Papel se ha derrumbado por la ambición de los productores por crear una franquicia.
La tercera y cuarta entregas de la serie son verdaderos pastiches mal pensados, llenos de lugares comunes y lo más triste, armadas a partir de flashbacks que poco o nada aportan en el desarrollo de la serie, mas que mantener en la nómina a uno de los personajes más atractivos de la serie, Berlín (Pedro Alonso) que muere en la segunda entrega, pero esta vez, deconstruyéndolo de la peor manera.
La necesaria adición de una nueva inspectora de policía, mostró otro gran error de los productores al seleccionar a la actriz y cantante Najwa Nimri, quien destacó por su estupenda interpretación de la presa Zulema en Vis a Vis, otra gran serie española que se hundió con la ambición de sus productores. Y esto es porque al parecer Najwa Nimri no puede dejar atrás el personaje de Zulema por más que le pongan una notoria prótesis para simular su embarazo. Por lo que la participación de la inspectora Alicia Sierra se vuelve aburrida y sumamente predecible, el final de esta cuarta entrega es tan previsible que no existe ninguna razón, al menos de mi parte, para esperar la siguiente entrega de la serie.
La trama parece imposible de resolver y la mención de una solución que no tiene que ver con el robo del oro, parece que es una verdadera tomadura de pelo. Estas dos últimas entregas están llenas de tremendas lagunas argumentales que las vuelven a diferencia de las iniciales en inverósimiles. La falta de rigor en el momento de escribir y la autocomplacencia con los guiones son notorias y la base de los grandes problemas de La Casa de Papel. Los personajes sólidamente construidos en las primeras dos entregas se han convertido en tristes caricaturas que podrían ser parte de cualquier telenovela mexicana.
La introducción de un personaje tan desagradable como Palermo (Rodrigo de la Serna) tratando de suplir la personalidad de Berlín al interior del grupo de asaltantes en el Banco Central de España, es uno de los graves errores de la serie porque lejos de abonar con su presencia deleznable, es sólo un patiño del verdadero antagonista que sigue siendo Berlín. Un buen intento es el jefe de seguridad del Banco de España, una especie de Rambo que estaba bien planteado para contraponerse a la inteligencia del profesor por medio de la fuerza bruta. Otro tanto de esa gratuidad con los personajes sucede con Arturo Román (Enrique Arce) quien tambien debe ser amigo de la producción y al que había que incluir con calzador en la nómina de la serie. Su personaje tampoco aporta mucho a la trama.  La decisión por incluir a una infiltrada entre los rehenes es un intento por compensar el asesinato de otro de los personajes más entrañables e importantes de la serie; Nairobi (Alba Flores, quien sin duda una de las mejores actrices españoles de esta generación). Manila (Belén Cuesta) fue sacada de la manga de los productores a partir de otro flashback que justifica lo mal pensado del guion de esta cuarta entrega, se trata de un personaje que imagino ayuda a mantener un número de asaltante creíble para someter a los rehenes a lo que debemos sumar la llegada de Lisboa (Itziar Ituño) al final de la entrega al Banco Central después de ser liberada con otro plan maestro de El Profesor (Álvaro Morte).
El planteamiento inicial de la serie era que el profesor tenía contemplado un grupo pequeño para que no hubiera posibilidad de filtraciones y ahora resulta que medio pueblo, como dicen los españoles, forma parte de la conspiración lo que destroza una de las premisas centrales de la serie.
Es muy difícil lograr una serie con el impacto, la fuerza y tan bien escrita como lo fueron las dos primeras dos entregas de la Casa de Papel. Lo triste e indignante es que traten de burlarse de la audiencia por su ambición al tratar de alargarla de una manera tan maniquea y mala. Yo sé que hay muchas personas que opinan lo contrario y se han quedado enganchadas por el final de esta cuarta entrega. Lo cierto es que basta regresar a las primeras dos entregas para darnos cuentas de lo malo que son estas dos últimas entregas. La fuerza de la primera historia es contundente.
Lo que me queda claro es que lo sólido y maravilloso de las primeras dos entregas, se derrumba con el soplido de un pequeño lobo ambicioso en estas dos temporadas basuras que destruyen el prestigio de la serie.

Moraleja: No tiene nada de malo el hacer miniseries o series de una temporada.

publicado en roastbrief.com.mx el 6 de mayo de 2020
imagen: Netflix


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