sábado, 13 de marzo de 2010

De rey del tablero de ajedrez a mendigo


BOBBY FISHER… UN PEÓN AMERICANO

Por Armando Enríquez Vázquez

"All I want to do, ever, is just play chess..." - Bobby Fischer

64 cuadros tiene el tablero de ajedrez, tantos como los años que este controvertido personaje tenía al morir, un 17 de enero de 2008 en Islandia.

Bobby Fischer es el único campeón mundial de ajedrez nacido en los Estados Unidos. Desde adolescente Fischer demostró su talento, y los títulos que consiguió, tanto a nivel nacional e internacional fueron muchos.
1972 fue un año decisivo, ya que no sólo se convirtió en campeón del mundo al vencer al ruso Boris Spassky. De pronto, el ajedrecista se convirtió en un ícono para el pueblo americano, pues aunque este deporte pasaba prácticamente desapercibido, en tiempos de la Guerra Fría cualquier triunfo sobre la Unión Soviética era muestra de supremacía.
De este modo, la imagen de Fischer apareció en las portadas de revistas como Life o Sports Illustrated y junto con Mark Spitz (multimedallista olímpico de natación), fue invitado al programa del comediante Bob Hope, e incluso la ciudad de Nueva York oficializó el “Día de Bobby Fischer”. El ajedrecista llegó al campeonato después de haber ganado su cetro frente a una terna de rusos.
Tras el triunfo, Fischer se negó a defender el título en 1975, debido al rechazo de la Federación Internacional de Ajedrez a las condiciones exigidas por el norteamericano, para llevar a cabo el campeonato frente al ruso Anatoly Karpov. Estas exigían que el campeonato debía continuar hasta que uno de los dos ajedrecistas ganara diez juegos, sin contar los empates, eliminar el número límite de partidas, así como que, en caso de estar empatados a nueve juegos ganados el título lo retendría Fischer, además de que el premio se repartiría entre ambos jugadores. Obviamente esta última petición no fue aceptada y el encuentro nunca se realizó.
Durante los siguientes veinte años Bobby Fischer no volvió a jugar ninguna partida relevante, salvo en 1977, cuando venció en tres ocasiones al programa de cómputo Greenblatt en el MIT.
En 1981 Fischer volvió a ser noticia, cuando fue detenido durante dos días por equivocación en un caso de asalto bancario, y durante el arresto resultó herido. Mediante el pago de una fianza de mil dólares fue liberado, aunque nunca se explicaron los cargos y no hubo una disculpa pública por el error. En respuesta, Fischer publicó un panfleto titulado: “Fui torturado en la cárcel de Pasadena.”, denunciando los abusos y tratos que recibió, acusando al gobierno americano de orquestar su detención. Bobby Fischer, que ya había manifestado su antisemitismo, acusó al gobierno de su país de conspirar contra él, despojándolo tiempo después de todas sus propiedades.
En 1992 Fischer regresó al escenario mundial del ajedrez para enfrentar de nuevo monarca Boris Spassky, en lo que se llamó la revancha del juego del siglo. El mundo ajedrecista volcó su mirada en campeón verdadero, como el se autonombró, ya que la Federación Internacional de Ajedrez reconocía en esos momentos a Garry Kasparov.
Ante el gobierno norteamericano, la disputa representaba un problema, ya que el duelo se llevó a cabo en Yugoslavia, violando así el embargo comercial que George Bush padre y la ONU, decretaron contra ese país. El Departamento del Tesoro estadounidense advirtió por escrito a Fischer acerca de la violación que cometía al jugar en Yugoslavia. Fischer fue grabado escupiendo sobre la notificación del gobierno.
Tal como ocurrió veinte años antes, Fischer venció a Spassky nuevamente. Sin embargo, aunque gobierno americano levantó cargos contra Fischer, también órdenes de arresto para que en cuanto el ajedrecista pisara los Estados Unidos fuera detenido de inmediato. Fischer vivió en auto exilio en Filipinas, Hungría, Japón, así como en Islandia. Su enojo contra el gobierno americano lo llevó a hacer declaraciones que le costaron el odio y el desprecio de sus compatriotas, así como de los medios de su país. El clímax ocurrió la tarde del 12 de septiembre de 2001, cuando en una entrevista radiofónica en Filipinas, Fischer elogió los atentados del día anterior y dijo que los Estados Unidos y el pueblo judío merecían desaparecer de la faz de la Tierra.
Durante los últimos 16 años de su vida, Fischer fue un prófugo de la justicia americana, y en 2003 fue arrestado en el Aeropuerto Internacional de Narita en Japón, acusado de usar un pasaporte vencido, lo que lo llevó a renunciar a la nacionalidad norteamericana. Durante dos años Fischer permaneció retenido en Japón, sin nacionalidad alguna; hasta que finalmente el gobierno de Islandia le otorgó la nacionalidad.
En You Tube existe el video de una entrevista con Fischer al momento de abandonar Japón. Se le ve como a cualquier excarcelado; cansado, desaliñado, barbado. La imagen del héroe ya no existía. Al final de la entrevista, Fischer declaró: “-Crecí con la noción de la libertad de expresión y creo en ella, por eso no creo poder adaptarme a este nuevo orden mundial-”, riendo tristemente a la cámara.
Loco o no, Fischer murió en el desprestigio, ridiculizado y repudiado. Paradójicamente, Fischer no estaba del todo equivocado; aquel que habría de lograr el único triunfo americano en ajedrez sobre los rusos, fue desde su juventud vigilado por el FBI por órdenes de su paranoico director John Edgar Hoover, que consideraba a Fischer un agente del comunismo internacional.
Tal vez Fischer tenía una mejor mirada del tablero, una vez más.
A diferencia de los funerales de otro gran ajedrecista, el cubano Capablanca, donde el pueblo cubano desfiló por multitudes ante su ataúd, Fischer murió prácticamente solo, y muy pocos acudieron a su funeral.
Publicado en The Point.com.mx Febrero 2010

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