lunes, 27 de junio de 2011

Fukushima: La peor catástrofe nuclear.



A más de tres meses de terremoto y el tsunami que azotaron a Japón, las consecuencias del más grave accidente nuclear en la historia de la humanidad están aún por verse.

Armando Enríquez Vázquez

La validez de la energía nuclear nunca fue tan cuestionada como a partir del accidente de Fukushima. Referéndums en Alemania e Italia han puesto en claro que la población prefiere que sus gobiernos busquen nuevas formas de generar energía. El gobierno japonés el más afectado por la situación ha puesto a revisión toda su política de generación de energía, tal vez demasiado tarde.

Durante los días y semanas que siguieron al terremoto de 9.0 grados en la escala de Richter y al tsunami que este provocó, los ojos del mundo se centraron en la situación de la planta nuclear de Fukushima en la que al parecer tres de los seis reactores resultaron dañados y estaban fuera de control. Hoy sabemos que son cinco los reactores afectados.

Casi hemos olvidado a la población japonesa y sólo vemos ocasionalmente imágenes de la portentosa reconstrucción de ciertas zonas afectadas por la catástrofe.

Sin embargo el problema de la planta nuclear no está lejos de haber terminado. A principios de Junio las autoridades japonesas admitieron que los reactores 1, 2 y 3 sufrieron fusiones totales de su núcleo y TEPCO, Tokyo Energy Power Company, la compañía encargada, ha reconocido que el material radioactivo que se ha liberado es mayor a aquel liberado por Chernobyl. El gobierno japonés calcula que alrededor de 960 kilómetros cuadrados alrededor de la planta son ahora totalmente inhabitables. Cinco de los reactores siguen aun ardiendo, cuando en Chernobyl este proceso duró sólo diez días.

Se habla de daños no sólo en Japón sino en la parte norte de la costa oeste de los Estados Unidos donde las mediciones de radiación aumentaron en ciudades como Seattle, San Francisco, Berkeley, San José, Sacramento y Portland, incluso un estudio científico relacionó el accidente nuclear con el incremento en la muerte de recién nacidos en la costa oeste de la nación americana en un 35%. Sin embargo recientemente la revista American Scientific desmintió la investigación y concluyó que en general durante las semanas que siguieron al desastre nuclear japonés la mortalidad de recién nacidos en la costa oeste de Estados Unidos disminuyó y declaró que los resultados están manipulados con fines políticos y no son científicos. Lo importante es que existe una polémica al respecto.

Uno de los principales problemas es que para enfriar los reactores se utilizó agua del mar, esa agua absorbe grandes cantidades de uranio y plutonio, y regresó al mar, otra cantidad se contuvo dentro de los edificios dañados de los reactores. La que regresó al mar está ya contaminando las corrientes del Pacífico.

Los últimos intentos para enfriar los núcleos con agua fueron detenidos a solo una horas de haber comenzado, la semana pasada, por no obtenerse los resultados deseados.

Otro problema es la imposibilidad de entrar al reactor 2, por la cantidad de vapor y humedad que encierra. De abrir las compuertas para el acceso de los técnicos, TEPCO, dice que se liberarían mucho más partículas y elementos radioactivos en la zona.

La radiación ha contaminado los mantos freáticos de la Zona y el agua en las casas contiene elementos radiactivos, 250 veces más de lo permitido en el caso del estroncio. Se cree que al menos pasará un año antes de que los reactores de la planta se enfríen, aun así hoy en día no existe ni la tecnología, ni la idea de cómo atacar el problema de deshacerse de los materiales radioactivos y sellar el área del accidente nuclear. La emisión de vapores y líquidos radioactivos continúa a la fecha, debido a altas temperaturas en el núcleo de los reactores.

Se calcula que entre 10 y 15 años tardará la operación de desmantelar la planta de una manera segura. Para entonces los mantos freáticos de la zona estarán irreversiblemente contaminados.

Existen problemas inmediatos que resolver con una área tan grande contaminada en un país tan pequeño; la planta productiva se ha detenido, trayendo como consecuencia una caída en los sectores manufactureros no sólo de Japón si no de Estados Unidos y del mundo occidental.

El costo social de la tragedia en cuanto a enfermedades y muertes aún está por verse, lo mismo que los daños en la economía japonesa que en los próximos meses podría caer en una severa crisis, arrastrando consigo a las principales economías de occidente y creando oportunidades para China.

Fukushima es aún un problema, las consecuencias a nivel global hoy son de orden político y la Agencia Internacional de energía Atómica, en su última declaración la semana pasada se limitó a declarar que en el caso japonés la fusión de los reactores fue mucho más rápida de lo que un principio se había dicho, pero esto ya lo había declarado antes el gobierno japonés.

Tanto Rusia como Estados Unidos no piensan detener sus programas de generación de energía por medio de plantas nucleares, a pesar de que otros países como Suiza y Alemania han declarado el fin de la era nuclear. Nadie asegura el rediseñar y construir nuevas plantas nucleares más seguras, mientras tanto no sólo la seguridad de naciones depende de la ambición de contratistas y gobiernos, es la seguridad del mundo la que está en peligro. Los daños causados por Fukushima nos serán revelados, desgraciadamente más que con el paso de los años.


Publicado en blureport.com.mx 27 de Junio 2011

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