domingo, 2 de septiembre de 2012

Caminito al fracaso


Hablamos de Ninis, de un pésimo sistema educativo, de alumnos irreprobables y de la secretaria de un sindicato que no sabe contar y a todos nos da risa, ahora súmenle la cifra del INEGI; La sexta parte de la matricula ni siquiera entró a la escuela el lunes de la semana pasada.

Armando Enríquez Vázquez

Los mexicanos somos increíbles, eso creemos y la verdad es que lo somos. Si no, basta con ver nuestro sistema educativo y como lo vemos nosotros. Cómo permitimos que las autoridades se burlen de nosotros y lo más impresionante de nuestros hijos.
De acuerdo con el secretario de educación, el lunes pasado veintisiete millones y medio de niños regresaron a clase, bueno ese al menos el número oficial de la matrícula escolar de prescolar, primaria y secundaria.
Pero según datos del INEGI más de cuatro millones trescientos mil niños ni siquiera ingresaran a  un aula durante el ciclo escolar que corre. Lo que equivale más o menos a una sexta parte de la matricula. Si a eso sumamos la deserción que se va dando a lo largo del año terminamos con una cifra que siempre se ha manejado y nunca se ha corroborado y mucho menos tomado en serio, en México de 100 niños que ingresan a la primaria menos de uno termina una educación profesional.
Para cuatro millones trescientos mil niños el gobierno federal, los maestros y su país les han fallado. Para el resto les fallarán en los años siguientes.
El ejemplo está en las calles y en el mercado laboral de nuestro país. En México nos quejamos de que no hay las suficientes fuentes de trabajo para los mexicanos. Recuerdo que en los años dorados de la educación pública en México se decía que no todos los mexicanos podían ser médicos, abogados o ingenieros, hoy tristemente no hay las suficientes plazas de albañil, panadero, o cualquier otro tipo de oficio para dar trabajo a los mexicanos que han sido olvidados y expulsados por el sistema educativo. Tampoco lo hay para los profesionistas.
Por supuesto que el problema de educación es sólo una de las aristas de nuestra realidad y uno de los elementos de que la pobreza extrema y la explotación sean parte de un círculo vicioso que parece convenir a los intereses de gobernantes y empresarios codiciosos.
¿Cómo pretendemos ser competitivos ante otros países con una educación tan precaria?  Y sin embargo para muchos es  suficiente. Es más porque no nos hacemos de la vista gorda ante los incapaces maestros, les permitimos seguir maleducando a nuestros hijos y dejamos la evaluación final a los padres que están igual de mal educados que sus hijos y sus maestros. Buena idea. Así debe ser la democracia. La mediocridad generando más mediocridad.
Tener a una líder del sindicato de Maestros que sea capaz de brillar por sus atrocidades, su analfabetismo es pecata minuta, lo importante es el poder de voto que representa esa mujer y que parecer ser suficiente para sacrificar la educación de una generación futura. Pero eso sí, los mexicanos abusamos en reírnos de nosotros mismos para justificar los injustificable.
Entre las reformas estructurales que necesita urgentemente nuestro país está una reforma educativa que haga valer la constitución, que elimine al sindicato de maestros, a sus émulos del CNTE.  Qué  permita una matrícula mayor en las universidades públicas, que ponga en cintura y regule los programas de estudios y objetivos de las universidades privadas, que promueva el conocimiento de las ciencias y de la actividad científica en nuestro país, que realmente prepare a los mexicanos a ser competitivos y no limosneros.
México está muy lejos de alcanzar caminos de progreso, de crecimiento, de estabilidad y bienestar. Nuestro sistema educativo es sólo el inicio del caminito al fracaso de la nación. En el que dinosaurios, mapaches y burros van de la mano alzando los pies.
Los gobiernos recientes se han cansado de repetirnos ad nauseum la importancia de la educación. Sin embargo, la realidad habla por sí misma. Los mexicanos alentados por los lectores de noticias nos reímos de los desatinos de nuestros políticos y de los líderes sindicales. Al fin, la risa es sana, es parte de la autocrítica justifican algunos. En nuestro caso y después de tantos años es sólo una patética muestra de  que estamos dispuestos a ser objeto de la burla y escarnio de los medios y los politiquillos que nos gobiernan.

Publicado en blureport.com.mx el 29 de Agosto de 2012
fotografia: funny-potato.com

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