jueves, 28 de septiembre de 2017

Micaela León de la Vega la solidaridad como principio.



A la mitad del siglo XIX, sin importarle su integridad física esta destacada colimense ayudó a los más necesitados como lo hizo a lo largo de su vida.

Armando Enríquez Vázquez.

A los mexicanos nos gusta presumir la solidaridad con nuestros hermanos en desgracia, así como de la forma en que actuamos durante los sismos de 1985 y cada vez que ocurre una desgracia natural en cualquier entidad a lo ancho y largo de la República.
Pero esto no es algo nuevo, ni exclusivo de la sociedad finales del siglo pasado o de estos años. No, la solidaridad y el ayudar a los que menos tienen no es exclusivo ni en tiempo, ni en fronteras es parte de la condición de muchos millones de seres humanos que a través de la historia se han volcado en cuerpo y alma para ayudar al prójimo, sin que esto sea una máxima dictada por la ética o moral de la época, sino porque es parte de su forma de ver y concebir el mundo.
En el libro de Mujeres Mexicanas de Laureana Wright, la escritora y feminista porfiriana, escribe la historia de algunas mujeres mexicanas destacadas desde tiempos prehispánicos hasta el auge del Porfiriato. Entre la vida de las mujeres que reseña en su libro, se encuentra la de Micaela León de la Vega. En su momento esposa del gobernador de Colima, pero antetodo, una mujer solidaria y comprometida con sus semejantes.
Micaela nació el 13 de noviembre de 1818. Recibió la educación normal que se esperaba que una joven de su posición social tuviera y en 1835, a los diecisiete años se casó con Ramón R. de la Vega. El joven era artesano, empresario, militar.
En 1848, una epidemia de cólera comenzó a azotar el país. En esos momentos Ramón se encontraba fuera de México, pero Micaela quien desde la adolescencia se había mostrado inclinada a ayudar a quien necesitara de su ayuda, organizó a un grupo de ciudadanos de Colima y sin importarle las consecuencias de sus acciones visitó y auxilió a diferentes enfermos de Cólera en las zonas de mayor contagio en Colima. También se mantuvo activa durante la Guerra de Reforma y las dos diferentes invasiones que sufrió México en ese entonces; la norteamericana y la francesa. Micaela recolectaba fondos y los hacía llegar a las ciudades de Querétaro, México y Puebla, para lo que creo un grupo activista llamado El Hospital de la Sangre.
Ramón R. De la Vega fue gobernador de Colima en dos ocasiones. La primera de 1862 a 1864, durante este periodo Micaela obligo a su marido a donar la totalidad de su sueldo a la creación del primer asilo en el estado de Colima. Cabe decir que Ramón R. de la Vega propulsó una importantísima reforma educativa en el estado que dio paso a la fundación de la Escuela Normal en Colima.
En la foto que aparece en el libro de Laureana Wright, Micaela se ve una mujer adusta, sonriente y segura de si misma que mira a la cámara y es con esa imagen de una mujer de alrededor de cincuenta años de cierta elegancia, sin que esta sea barroca es como Micaela debe ser recordada. Una persona que sin otro interés que el de ayudar de manera correcta al prójimo pasó por la vida.
Micaela murió el 8 de julio de 1878 en Colima.

Publicado el 12 de septiembre de 2017 mamaejecutiva.net
imagen: El cólera de José Guadalupe Posada

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