lunes, 11 de septiembre de 2017

Nzinga reina de Ndongo y Matamba.




En la desconocida historia de los africanos en contra de los colonizadores europeos la historia de Ngola Nzinga, o Doña Ana Sousa es una de las más importantes.
Armando Enríquez Vázquez
La relación de Europa con el África Negra ha sido siempre una de desprecio, violencia, injusticia y carnicería por parte de los diferentes pueblos europeos que conquistaron y colonizaron a los habitantes del centro y sur de aquel continente.
En el siglo XVI los portugueses llegaron al territorio de Ndongo, parte de lo que hoy conocemos como Angola, habitado por el grupo étnico de los Mbundu. Portugal era ese momento el principal traficante de esclavos africanos del mundo occidental y para surtir la demanda que exigían las nuevas colonias de América, los portugueses comenzaron a incursionar tierra adentro del continente y no sólo en las costas del continente.
El rey de Ndongo llevaba por título Ngola y los europeos confundieron el título del gobernante con la región en la que mandaba, por lo que a ese territorio le llamamos Angola. Alrededor de 1580, nació Nzinga, hija del Ngola Kiluanji Kia Samba. Kiluanji llegó a un acuerdo con los portugueses para que estos se llevaran un número limitado de habitantes de la región, muy probablemente enemigos y opositores a su gobierno, como esclavos. Sin embargo, con el paso del tiempo la demanda de las colonias americanas por esclavos obligó a los europeos a romper lo acordado con Kiluanji.
El mismo gobernante se convirtió en un tirano. En 1618, Mbandi hijo de Kiluanji se reveló a su padre, lo derrocó y asesinó. El nuevo Ngola resultó igual que el padre y a la lucha interna por el poder que incluyo la orden por parte Mbandi de asesinar al hijo de Nzinga para de esta forma acabar con la línea de sucesión, se sumó el expansionismo de los portugueses que cada vez más secuestraban a ciudadanos del reino de Ndongo. En 1622, Nzinga fue enviada por su hermano a la ciudad de Luanda donde se había establecido el gobierno colonial portugués, para entrevistarse con el gobernador Joao Correia de Sousa a Luanda. La historia cuenta que el portugués mando poner una sola silla en el salón donde recibió a la princesa africana, en el que se sentó el portugués, obligando a Nzinga a permanecer de pie y de esta manera humillarla como una inferior. Lo que no contaba este arrogante burócrata europeo es que Nzinga ordenara a una de sus doncellas de compañía el arrodillarse y formar una banca humana para la princesa que entonces discutió con el portugués en términos de igualdad.
Poco o nada se sabe de cómo fue criada Nzinga, lo que queda claro es que fue una mujer no solamente muy inteligente, si no realmente capaz de enfrentar a los europeos, aquel día Nzinga buscaba el reconocimiento por parte de Portugal de Ndongo como un reino independiente, como lo habían hecho los portugueses con el reino del Kongo. Buscaba abrir acuerdos comerciales con Luanda. Logrando ambos objetivos, Nzinga aseguró que los negreros portugueses atraparan a sus presas fuera de las fronteras de Ndongo, y su hermano ganaba tiempo para pacificar el reino, a cambio Nzinga entregó a los prisioneros europeos que mantenía su hermano. Como parte de su estrategia diplomática Nzinga se bautizó en esa ocasión conforme al rito católico adoptando el nombre de Doña Ana de Sousa, y utilizando el apellido del gobernador como deferencia con él.



Los acuerdos únicamente fueron válidos un año. En 1623, tal vez con el cambio de Correia de Sousa de la gubernatura, las cosas regresaron a su condición anterior. La debilidad de Mbandi al frente del reino de Ngondo era cada vez más evidente. Nzinga optó por envenenar a su hermano y tomar las riendas del gobierno y declaró Ndongo un territorio libre, enfrentando a los portugueses ofreció libertad a todos aquellos que llegaran a Ndongo y se alió con los holandeses, para luchar con los portugueses y acordó con ellos en los mismos términos que antes lo hizo con Correia de Sousa. En 1626, las fuerzas de Portugal lograron deponer a Nzinga y pusieron en su lugar a un rey a modo. Nzinga tuvo que huir de Ngondo y conquistó el reino de Matamba donde estableció su reino. Desde Matamba atacó a los portugueses y los mantuvo alejados de las rutas del comercio de esclavos utilizando tácticas de la guerra de guerrillas, estando al frente de su ejército en muchas de estas ocasiones.
A través de alianzas con los pueblos africanos cercanos, de entrenar a los jóvenes como fieros combatientes, de contratar mercenarios y conseguir a un aliado singular; Holanda, durante décadas Nzinga logró mantener el control del reino Matamba, incluso cuando los holandeses derrotaron a los portugueses Nzinga regresó triunfante a Luanda. Todo aquel hombre negro que alcanzaba las fronteras de Matamba era un hombre libre. Dzinga era reconocida como líder por todos los habitantes de Matamba y reinos aledaños.
Mujer de gran inteligencia, Nzinga está considerada por los portugueses como una de las mayores estrategas militares contra los que se hayan enfrentado. Nzinga derrotó a las fuerzas portuguesas en diferentes batallas. Los portugueses lograron capturar a una de las hermanas de Nzinga y se dice que estuvieron detrás de la misteriosa muerte de la otra. Estas dos mujeres servían a Nzinga como parte de su gobierno. La estancia de Nzinga en Luanda duró sólo un año en 1648, los portugueses derrotaron a los holandeses y retomaron la ciudad, Nzinga regresó a Matamba y desde ahí siguió atacando a los portugueses e impidiendo que los europeos se internaran en esa zona de África.
Finalmente, en 1657 portugueses y Nzinga firmaron un tratado de paz. Los siguientes años hasta su muerte Ngola Nzinga se preocupó por regresar cierto bienestar a su pueblo tras décadas de guerra. Nzinga murió en 1663, el 17 de diciembre. A partir de ese momento los portugueses comenzaron a internarse en Angola. A su muerte ninguno de sus sucesores fue capaz de lograr detener a los portugueses, finalmente en el siglo XX los portugueses abandonaron la colonia africana.
Una estatua de Nzinga adorna una de las calles principales de Luanda, capital de Angola, en homenaje a la reina africana.
Como muchos personajes rebeldes y exóticos alrededor de Nzinga se forjó también una extraña leyenda negra que nunca se ha comprobado. Una de las descripciones de un viajero holandés pinta a Nzinga como una mujer alta y de extrema belleza. Los retratos de la época así la muestran. Tal vez influenció en esta leyenda negra de la reina. Supuestamente Nzinga escogía jóvenes amantes para pasar una noche con ellos y después matarlos. El mismo Marqués de Sade le dedicó algunas páginas pintándola como una especie de viuda negra.  

publicado el 28 de agosto de 2017 en mamaejecutiva.net
imagen: wikipedia.org

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