jueves, 18 de octubre de 2018

La primera gran campaña cinematográfica en México.




En 1932 se estrenó la primera película con audio sincrónico en México y con ella la publicidad cinematográfica también se revolucionó y sentó las bases para un monopolio.

Armando Enríquez Vázquez
La historia de la publicidad en México esta llena de huecos que muchas veces los mismos publicistas desconocen, esta es apenas una pequeña aportación para rellenar uno de los enormes huecos existentes y que se refiere a la publicidad de las carteleras cinematográficas de nuestro país.
De acuerdo con el libro de Armando Bartra “Sueños de Papel” editado por la UAM, el primer cartel de cine que se conoce en México corresponde a una película de 1923 que se llamó Sacrificio por Amor, la cual por lo que dice el mismo cartel es una historia que sucede en la época de una epidemia de cólera morbus. Más allá de la curiosidad en cuanto al cartel, la película parece haber sido intrascendente, lo importante es que es a partir de ese momento en que la promoción de las películas en México adopta los carteles para difundir los próximos estrenos y las cintas que se encontraban en la cartelera.
De acuerdo con el mismo autor en la obra citada anteriormente la primera gran campaña publicitaria para una película en México llegó con el estreno de la primera película con sonido sincrónico en México, Santa en el año de 1932.
Santa está basada en una novela homónima del autor porfiriano Federico Gamboa que fue un gran éxito comercial y como lo calificaba el poeta y escritor José Emilio Pacheco, el primer “Best Seller” mexicano. Por esa razón Santa la historia de una joven y su vida a través de los prostíbulos en el México de principios del siglo XX no tardó en ser llevada a la pantalla del nuevo invento que era el cine. La novela se publicó en 1913 y cinco años después se estrenó su primera versión cinematográfica. La cinta aun muda fue estelarizada por Elena Sánchez Valenzuela como Santa y dirigida por Luis G. Peredo.
Cuando a principios de los años treinta se decidió hacer una producción que se convirtiera en la primera película mexicana con sonido sincrónico, se pensó en Santa. Esta vez la dirección estuvo a cargo de Antonio Moreno y el papel estelar lo interpretó Lupita Tovar.
Tratándose de un evento que marcaría a la industria fílmica nacional y que la ponía a la altura de otras cinematografías mundiales que ya tenían películas con sonido sincronizado, la publicidad que se hizo alrededor de la cinta también fue espectacular y además marcó el nacimiento de la publicidad cinematográfica en México como un oficio serio y relevante.
La poderosa campaña que implementó Juanm Antonio Vargas Ocampo no sólo incluyó carteles de la cinta, tarjetas de mano, publicidad en diarios y revistas, en dos años de acuerdo con el libro de Bartra la película había recaudado $700,000 pesos, un verdadero récord para el cine nacional en esos días.
Es obvio que la publicidad fue importante, pero la base de hacer la cinta basada en una de las novelas más populares de su época, mas la curiosidad de ver una cinta hablada mexicana. En 1930 se realizó la primera película mexicana con sonido, aunque no estaba sincronizado con la cinta. Esta película fue Mas fuerte que el deber, dirigida por Raphael J. Sevilla y estelarizada por Luis Ibargüen e Idolina Romagnoli.
Santa además de ser una de las películas icónicas de la cinematografía mexicana marcó un momento de gran relevancia en la publicidad cinematográfica nacional. Vargas Ocampo creó su propia agencia de publicidad dedicada en especial a la publicidad de películas, pero además junto con otros dos dibujantes; Ángel Alcántara Pastor y Luis Cruz Manjarrez en 1940 para formar la sección 46 del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), desde donde se pretende promover las películas, Vargas Ocampo recluta a dibujantes y escritores de la talla de Ernesto García Cabral, Efraín Huerta, Andrés Audiffred, además de formar a una nueva camada de cartelistas como su propio hijo Juan Antonio Vargas Briones. De esta forma Vargas Ocampo sentó las bases para que el monopolio cinematográfico dictado por décadas desde los dos nefastos sindicatos que impidieron su desarrollo, primero el STIC y más tarde el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC), también incluyera a los cartelistas y se evitará a los trabajadores free-lance.
Vargas Ocampo nació en León Guanajuato en 1890, una vez más citando el libro de Armando Bartra, estudió en la Academia de San Carlos y fue uno de los fundadores de Revista de revistas. Fue guionista de algunas películas anteriores a Santa. Junto con sus hijos Juan Antonio y Armando fundó la agencia Publicistas Asociados y murió en 1955.
Juan Antonio Vargas Ocampo fue sin duda uno de los publicistas visionarios de nuestro país y además contó con los mejores talentos de su época para desarrollar este campo de la profesión en México.

Publicado el 8 de octubre de 2018 en the point.com.mx
Imagen imer.mx

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