viernes, 26 de octubre de 2018

Últimos gastos desbordados en publicidad de un sexenio que se acabó




No recuerdo otro sexenio donde el año de Hidalgo fuera verdaderamente un robo en despoblado en el que participa todo el gabinete y funcionarios cínicos de un presidente más cínico aún.

Armando Enríquez Vázquez

Cuando inició el sexenio que esta por terminar, el entonces gobierno entrante decidió lanzar una campaña de propaganda con jóvenes trajeados haciendo parkour en diferentes edificios de la Ciudad de México. El spot terminaba con la frase que rápidamente desapareció del lenguaje propagandístico del sexenio: “Mover a México.” Este lema fue remplazado popularmente y entre columnistas por el irónico “Joder a México”, más afín a lo que Peña Nieto ha hecho con el país desde el 1º de diciembre de 2012. Lo cierto es que nadie supo ver las verdaderas intenciones de un mezquino y ambicioso hombre, su gabinete y gobernadores del nuevo PRI puso en aquellos primeros spots: Pasarse por el “arco del triunfo” al país, las leyes y ciudadanos para efectivamente “Joder a México”. Una alegoría de lo que iba a ser su sexenio.
Seis años de un pésimo presidente, con una peor propaganda tratando de justificar al mal gobierno invitándonos a contar una historia de cosas buenas, que pocas, muy pocas veces existieron.
Peña Nieto, la oficina de la presidencia, las secretarías de estado hicieron ricos a un grupo de empresas productoras, agencias de publicidad y de medios que a todas vistas fallaron en su cometido, pues el PRI casi dejó de existir en julio pasado, o al menos eso nos han querido hacer creer desde la partidocracia y la mafia del poder que dirige hoy López Obrador quien habrá tomar la estafeta de Peña Nieto en poco más de un mes. Los medios también vieron muchas ganancias en esta propaganda oficial y la historia que nadie quiere contar o “se les olvida contar” es una historia de corrupción y contubernio que los involucra a todos.
Ya nada bueno podemos contar de los seis años de Peña Nieto, ¿por qué entonces saturar los espacios comerciales de radio, televisión, páginas de diarios y lugares para carteles en las calles con propaganda mala?
Es innegable que después del 1º de julio de 2018 al saberse perdedores del poder, los priístas decidieron hacer de este año, un “Año de Hidalgo” inolvidable, que parece comandado por Santanna e Iturbide juntos. Y una de las maneras más opacas, pero más claras contradictoriamente es la serie de campañas de promoción de entidades del Estado que durante seis años y a veces jamás le importaron al gobierno federal. Todo con la simple idea de gastar para robar y ya que un hombre igual de corrupto como lo es Andrés Manuel López Obrador ya prometió perdonar de cualquier daño que le hayan hecho los hombres de Peña Nieto y el mismo presidente al erario, al país y a los mexicanos.
Entonces hasta hoy escuchamos sobre la existencia del Servicio Geológico Nacional o de la maravillosa leche de Liconsa, la misma que durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari era radiactiva. Ni que decir de la absurda propaganda que nos sitúa en el papel de habitantes del océano en un ambiente urbano. Tal vez el copy y el creativo de la agencia estaban viendo el tráiler de Aquaman cuando concibieron su absurda campaña. De pronto se les olvida tanto a funcionarios como a publicistas que nadie ha destruido más ecosistemas que los gobernadores del nuevo PRI. Es realmente preocupante este tipo de gasto combinado con la promesa del Presidente Electo de no actuar en contra de la corrupción del sexenio que está por terminar.
Sí como ángel exterminador Andrés Manuel ya decidió acabar con una gran parte de la burocracia, básicamente con la que trabaja, no se va a meter con los sindicatos, eliminar duplicación de funciones, y bajar el gasto del gobierno, quiere decir el tabasqueño reconoce que el gobierno ha cometido gastos excesivos, entonces ¿por qué castigar a los ciudadanos perdonando a los funcionarios?
El abuso en los gastos de la propaganda de algo que ya se acabó, es como quererse acabar las botellas que sobraron de una boda antes de que amanezca.
La codicia y desvergüenza de Peña Nieto y sus funcionarios no conoce límites.

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