lunes, 29 de octubre de 2018

¿A quién teme Sr. López Obrador?




El Presidente Electo de nuestro país parece más preocupado por erigirse como líder en lugar de demostrar que lo es.

Armando Enríquez Vázquez

Estamos a menos a poco más de un mes de que Andrés Manuel López Obrador se convierta en el Presidente de México, de que los rezagos del PRI que habitan en el gabinete del Presidente Electo tomen sus carteras, algunos de ellos sirvieron incluso a regímenes tan represores y autoritarios como el de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, y de que nosotros enfrentemos una cuarta transformación del país, sin que realmente sepamos que quiere decir esto, pues la incongruencia y los caprichos de la nueva mafia del poder están en marcha para desconsolar a los mexicanos.
Primero la famosa encuesta sobre la que todos se manifestaron en contra, a excepción de los seguidores del Presidente Electo y sus serviles funcionarios. Voy a ponerme del lado de los defensores de la iniciativa populista de creer que los ciudadanos son sabios. Sin importar cual hubiera sido el resultado, porque el resultado en la opacidad total del proceso hizo que Andrés Manuel López Obrador desperdiciara la oportunidad de ganarse a un buen número de mexicanos. Sí en el momento en que López Obrador supo de la fallas que presentó su consulta ciudadana, por más que haya sido la Prensa Fifí, esa forma trumpiana de despreciar a la libertad de expresión afrentando y menospreciando a sus críticos, El futuro Presidente debió haber cancelado la consulta en ese momento, si la Prensa Fifí y sus negros opositores pudieron infiltrar el sistema, cualquiera podía hacerlo y si la consulta fue tan barata y pagada por los miembros de Morena, era el momento de corregir errores y volverla a hacer de manera que resultara creíble, pero a López Obrador le preocupa más el parecer un caudillo infalible; guía y líder de su pueblo y por lo tanto no puede equivocarse.
Dos. La posición del Presidente Electo frente a “La Caravana de Migrantes” es digna de la mejor política exterior de Lázaro Cárdenas al recibir con los brazos abiertos a los migrantes españoles, o del asesino de Luis Echeverría con los Chilenos, López Portillo con los argentinos y sin embargo ninguno de los tres antes mencionados invitó a Francisco Franco, Augusto Pinochet o Jorge Rafael Videla. Pero el “Caudillo de la Cuarta Transformación” sí invito al genocida dictador Nicolás Maduro a México. No hay congruencia en sus acciones, ¿tiene miedo a que la opinión de Maduro con respecto a él y su gobierno sea la misma que la que el dictador venezolano ha expresado sobre Peña Nieto y Calderón? ¿Teme que si no lo invitaba sus seguidores lo iban a acusar de doblegarse ante Trump? Eso ya lo hizo desde que le llamó un gran hombre con el que encuentra muchas similitudes.
Tres. Después de hablar en contra del gasolinazo en enero de 2017 y después anunciar durante su campaña que bajaría el precio de la gasolina, el Presidente Electo no ha hablado en contra de los nuevos dos gasolinazo del gobierno saliente. Pero si se ha manifestado en contra de las calificadoras internacionales que han puesto en duda su propuesta en materia petrolera.
López Obrador tiene miedo de ser presidente, el hecho de que no se pueda ser monedita de oro es algo a lo que no enfrentamos todos, a toda hora y todos los días. En el caso de un Presidente las decisiones se toman en función del beneficio, la trascendencia y la importancia para los gobernados. No en base a la popularidad. El Peor de los ejemplos, porque las decisiones de gobierno se han tomado en función de su persona y el beneficio de sus allegados, es Peña Nieto, el presidente más impopular en la historia de México, el asesino Victoriano Huerta era más popular que el mexiquense ladrón, pero como el primero y en función de su investidura a tomado decisiones sin consultar a un pueblo “sabio”.
López Obrador, después de dieciocho años en campaña, no ha comprendido que esta etapa de su vida donde lo que buscaba era ganar simpatizantes y por lo tanto volverse popular ha terminado, hoy debe ser el presidente que la mayoría de los mexicanos eligió. No alguien que desde el menosprecio y la confrontación trate de mostrarse fuerte ante los demás, porque de otra manera, como todo presidente de México, a excepción de Lázaro Cárdenas, su posición de fortaleza durará hasta dentro de 5 años en que todo su séquito comience a buscar al sucesor. Debe olvidar la del autoritario inseguro que busca aprobación y necesita descalificar a los otros.
López Obrador esta a un mes de ponerse la banda para transformar a México con la visión que comparte con más de la mitad de los mexicanos, que lo haga y nos demuestre a los más de treinta millones de mexicanos que no votamos, ni creemos en él, que estamos equivocados y no desde su discurso flamígero de odio, si no con hechos irrefutables que nos cierren de una buena vez la boca. Que los mercados internacionales reconozcan su liderazgo y capacidad, que los gobiernos extranjeros lo llamen un verdadero estadista, que reconozcamos que cometimos un error y él Andrés Manuel es el mejor presidente que México haya tenido.
¿De qué tiene miedo López Obrador de ser incapaz de hacerlo? ¿De tomar la presidencia por los cuernos y demostrarnos que es capaz?

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