miércoles, 5 de febrero de 2020

Desencanto, Undone, las apuestas animadas.



La experimentación de temáticas adultos en animación no es algo nuevo; películas como El Planeta Fantástico de René Laloux, Fritz el gato de Ralph Bakshi, Heavy Metal, son claros ejemplos.



Armando Enríquez Vázquez

Acabo de terminar la segunda temporada de Desencanto, me pasó lo mismo que con la primera, me siento desconcertado. Hay muchas cosas que me parecen lugar común, que hacen a la serie predecible, pero ya espero la tercera temporada.
La experimentación en temáticas no infantiles con la animación no es algo nuevo, de películas como El Planeta Fantástico de René Laloux en 1973, Fritz el gato de Ralph Bakshi un año antes, Heavy Metal en 1981, son claros ejemplos de cómo en el cine se ha intentado abrir un mercado que muchos incluidos productores y estudios pensaron en un momento exclusivo de niños y conforme se han popularizado las novelas gráficas, los universos de Marvel y DC y los consumidores de animación han crecido en edad se podría esperar una popularidad en series animadas similares. En el caso de superhéroes al parecer las audiencias prefieren personajes de carne y hueso, aunque existen historias que se producen en animación. Además, en contra el discurso de superhéroes, otros tipos de narración en animación se topan con argumentos poco atractivos.
Los grandes éxitos a veces nada tienen que ver con superhéroes si no con una realidad tan poco atractiva que son personajes como los de South Park o los Simpsons quienes validan la crítica social y la sátira sobre la sociedad.
En Desencanto un problema continúa siendo esa construcción de estereotipos y de situaciones que tienen que ver con lugares comunes, algo que a Matt Groening le es conocido y ha explotado a lo largo de 30 temporadas de los Simpson y las 7 temporadas de Futurama. 
El capítulo final de la segunda temporada entra en esta lógica de repetición, con un cliffhanger tal vez predecible, suficiente para desarrollar un interés en la tercera temporada, pero el antepenúltimo capítulo es el verdaderamente desconcertante, el rompimiento con la línea argumental y visual, la influencia y homenaje al gran Moebius es innegable, sin embargo hasta ahora no sabemos cómo ayuda en el desarrollo de la trama, lo que logra es dejar en el desamparo al espectador de la serie al abrir la posibilidad de una línea argumental nueva, que hasta el final de la temporada sólo logra ser un absurdo en lo visto a lo largo de diecinueve episodios, un capítulo que tal vez tenga que ver con algo que a los productores de Netflix les gusta mucho y son los universos paralelos y diferentes, se agradece pero desconcierta porque nada se nos dice de este mundo.
La serie y los personajes son desiguales; El desarrollo de Bean, es interesante y contrasta con el nulo progreso en los personajes patiño que la acompañan; Elfo y Lucy. El trabajo de Groening al atacar sus personajes como individuos y no como los estereotipos sobre los que ha desarrollado su carrera, va mejorando poco a poco, la soledad de Zog y la independencia de las reinas Oona y Dagmar que por diferentes razones dejan al rey solo con sus hijos, le dan un valor humano y pro equidad de género a los personajes de la serie, aunque algunas veces y en algunas situaciones se deja ir por la salida fácil y común de resolver la situación. El destino Zog y las siniestras intenciones de Odval y la sacerdotisa seguramente se resolverán de una manera muy sencilla al inicio de la tercera temporada.
La manera de Groening de manejar la comedia de errores es mucho mejor que en la primera temporada, aunque siguen ahí situaciones que ya hemos visto en los Simpson como el asunto de engordar a fuerza. Desencanto me desconcierta
Por su parte Amazon Prime lanzó Undone, una serie animada también desconcertante, con una premisa que es clara e intrincada. Undone fue creada por Raphael Bob-Waksberg, creador Bo Jack Horseman, otra serie animada exitosa que duró cuatro temporadas, y Kate Purdy que fue la productora de Bo Jack Horseman y escribió capítulos de Cougar Town. Undone cuenta la historia de Alma Winograd-Díaz una joven con un pasado de esquizofrenia en su familia, un padre que muere en condiciones misteriosas y la idea de que es a través de la conciencia cósmica como puede lograr el equilibrio de su vida y recuperar lo que ha perdido. Alma, tiene una hermana menor que esta a punto de casarse, una madre dominante y omnipresente que habla a Alma al parecer desde su preocupación por la salud mental de su hija y un novio que mantiene la relación a pesar de que ella ha terminado.



La historia comienza con Alma teniendo un accidente en su auto que deja a Alma en coma, a partir de ese momento que es un lugar común de tantas historias, Alma en un estado en el que parece salir del coma percibe la presencia de su padre, quien le pide ayude a descubrir los motivos de su muerte, que él sospecha fue un asesinato conclusión de sus investigaciones en el terreno de viajar en el tiempo sin tener una máquina o aparato y sus peleas con sus patrocinadores. De acuerdo con el padre de Alma se puede viajar en el tiempo a partir de la realización de que el presente es únicamente una realidad diferente que puede ser manipulada y esa manipulación puede permitir alterar el presente. Lo interesante de la serie es otro lugar común la posibilidad de que la realidad no lo sea o que la enfermedad se haya manifestado ya en la mente de Alma, incluso que como en Life in Mars, la extraña serie inglesa de 2006, ella se encuentre imaginando todo desde su coma.
La historia que se mueve torpemente entre un thriller, una serie de ciencia ficción, en el marco del empoderamiento de los méxico-americanos en Estados Unidos, con los lugares comunes del día de muertos y las danzas aztecas, nos deja en el último capítulo ante un muy débil y previsible cliffhanger.
El gran éxito de la animación este año sin duda a sido Love, Death + Robots de Netflix. Netflix tiene un gran catalogo de series animadas con un público muy específico, pero no todas son llamativas. Amazon Prime comienza a experimentar con ellas.
En el caso de Desencanto, básicamente el nombre de su creador es lo que atrae a las audiencias, pero es claro que Desencanto aún necesita más contundencia y claridad en sus personajes para en tan sólo diez episodios por temporada llamar atrapar al público. Mientras que Undone a pesar de tener una animación más propositiva que pretende ser realista y es atractiva, necesita alejarse los lugares comunes que la hacen una serie menor.

publicado en roastbrief.com.mx el 28 de octubre de 2019
imágenes Netflix
                  Amazon Prime

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