domingo, 14 de mayo de 2023

Los medios; corderos leprosos con piel de lobo.

 


Desde hace ya décadas los medios comunicación; prensa, radio y televisión se hacen las víctimas virginales del poder cuando en realidad son parte imprescindible en la ecuación del mismo.

Armando Enríquez Vázquez

Hace poco escuché por enésima vez dos de los lugares comunes en la perorata de la prensa mexicana en la voz de un informador de la radio: Somos imparciales en los comentarios. La oposición no ha hecho nada.

Primero habría que recordar a este informador, que en México los medios jamás han sido imparciales, su agenda informativa obedece quien les paga o a los intereses del dueño del medio, sea El Universal, El Reforma o La Jornada. Y lo mismo sucede en el espectro de la radio y televisión Imagen, Radio Fórmula, Televisa o Azteca.

Siempre los más patéticos e imposibles de defender los medios televisivos, hoy ruinas de la época cuando Emilio Azcárraga Milmo era dueño de un monopolio que le creó Luis Echeverría. Hoy los dueños de los canales y sus vicepresidentes o ejecutivos pretenden, todavía, hacerse los que dictan la política y ya sabemos que no es así, basta con preguntar que sucedió con el plan que Bernardo Gómez de Televisa intentó hacer creer a Peña Nieto que tenía para mantener el régimen corrupto a partir de un presidente sin nada más que carisma y una esposa que supuestamente iba a crear empatía con los mexicanos por ser en teoría una aspiración para todos las mexicanas y mexicanos.

El actual presidente ha demostrado que el poder político es el que manda y pone las condiciones, además de dictar la agenda nacional porque los medios son así de sumisos y poco críticos. Los tiempos autocráticos que corren a nivel mundial.

No dudo de las buenas intenciones que algunos de los lectores de noticias dicen tener, pero su ingenuidad en su mismo discurso los hace desmoronarse a los pocos minutos. Y ni que decir de la rabiosa prensa oficial, enfocada en poder alabar a nuestro nuevo Santa Anna, sin ningún problema informadores designados desde Palacio nacional; Julio Astillero, el mejor ejemplo. Mujeres y hombres que antes críticos hoy ultraderechistas decididos a acabar con la libertad de expresión, como Jenaro Villamil o Sanjuana Martínez por el dedo del dios que les paga. Sin contar a los nuevos medios chayoteros de la 4T, como La Jornada.  

Por eso mucha gente no lee periódicos, impresos o digitales, las audiencias de radio han bajado, y las de los noticieros en televisión son ridículas si las comparamos con otros momentos en la historia de la televisión.

El antiguo negocio de la televisión se ha trasladado a servicios financieros y de renta de transporte de datos. Pero en la medida por mantener un poco ganancia en sus medios los dueños de las televisoras tienen sus canales prendidos con nimiedades esperando de manera ilusoria que un día internet desaparezca. A pesar de todo los dueños siguen ignorando la poca audiencia que aún conservan anteponiendo la agenda que a los dueños.

Frente a la estrategia de adueñarse de la agenda informativa desde las diatribas y dislates del presidente y sus seguidores, los medios masivos hacen un seguimiento tácito de la mañanera y a la menor provocación nos enjaretan las palabras del primer mandatario, pero sin alguna crítica de fondo. Se ignoran otras notas que impactan en la historia de diaria, se minimiza la violencia o se le normaliza cubriéndola como una simple nota más. Las madres buscadoras son algo común de todas las sociedades, la destrucción de la selva en medio de la polémica del cambio climático y el diario pasar sobre la carta magna de la nación se vuelven trivialidades que sólo se enumeran, sin realmente hacer periodismo, la oposición, acusada de inactiva, carece de espacios en estos medios donde solo tiene presencia el oficialismo.

Para los principales medios de comunicación el periodismo de investigación no existe y todo se reduce a la nota, una superflua cabeza que carece de cuerpo redactado. O peor la información ha sido sustituida por la banal manía por presentar constantemente encuestas con una metodología muy pobre y cuestionable, y casas encuestadoras de muy cuestionable reputación, para tratar de presentar falazmente una realidad nacional en especial política.

Presentar los resultados de una encuesta para ahorrarse un verdadero análisis de la realidad política del país ha resultado uno de los mejores escudos para ocultar la corrupción, la violencia y la inseguridad reinante en el país.

Quién no quiera ver la injerencia de los noticieros y diarios en la pobre respuesta de la ciudadanía frente a una incipiente dictadura, o un reino de la corrupción y la opacidad, peca de ingenuo frente a la fuerza que aun tienen los medios tradicionales de comunicación.

No es que crea que personas como Carlos Loret de Mola o Carlos Alazraki, no sean corruptos o carezcan de una agenda propia o de un grupo, la historia nos habla de lo contrario, pero como ciudadanos estamos obligados a escuchar ambas historias tratando de ignorar las fobias y filias para poder tratar de llegar al justo medio para formar nuestra opinión algo que ninguno de los dos extremos quiere que hagas.

Imagen: DeaathToStock

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