miércoles, 6 de junio de 2012

Dolores Jiménez y Muro. La edad no quita los ideales



Maestra, periodista, ideóloga y coronela de la Revolución; Dolores Jiménez y Muro lucho por la causa feminista desde todas las trincheras que le fue posible.

Armando Enríquez Vázquez

Dolores Jiménez y Muro nació en Aguascalientes en 1848 dicen algunos, otros que en 1850. Lo cierto es que desde niña Dolores creció educada en la tradición republicana liberal. Su padre fue funcionario del gobierno de San Luis Potosí e inculcó a Dolores estos ideales que la joven plasmó en poemas de carácter cívico durante su adolescencia. Cómo adolescente fue testigo de la intervención francesa y fiel seguidora como su padre, Jesús Jiménez, de los valores e ideales de Benito Juárez. Su padre fue quien la impulsó como buen liberal a estudiar, escribir y forjar su propia mente. Dolores trabajo como profesora y escribiendo como periodista, conoció la miseria del campo y más tarde la urbana por lo que creía ver la semilla de la revolución germinar. Su ideología se identificaba con las ideas socialistas que llegaban de Europa. Dolores trabajó como maestra y escribió en revistas de la época como “La esmeralda” y “La sombra de Zaragoza.”
Dirigió también “La revista potosina”, y colaboró en el “Diario del Hogar” y en “La mujer mexicana.” En 1883 fallecen sus padres. Dolores continúa con su lucha por la igualdad de la mujer.
En 1909 se hace miembro del club político femenil, “Amigas del pueblo” que apoyaban la candidatura de Madero. En 1910 funda el club anti reeleccionista “Hijas de Cuauhtémoc” a los sesenta años de edad. En Septiembre de ese año, al margen de las celebraciones del Centenario de la Independencia y aprovechando la presencia de diplomáticos extranjeros y la prensa, encabezó una protesta en la Ciudad de México en la glorieta de Colón, detenida por la policía Dolores fue llevada a la cárcel de Belén donde el trato que recibió es más severo que el de sus jóvenes compañeras, Dolores permanece aislada e incomunicada, incluso de su propia defensa.
La consigna en esa manifestación era: "Es tiempo de que las mujeres mexicanas reconozcan que sus derechos y obligaciones van más allá del hogar." Una Vez liberada Dolores arremete con mayor fuerza en contra del régimen de Porfirio Díaz. A la salida del General Díaz, Dolores Jiménez  es parte importante en la redacción del plan de Tacubaya, escrito junto con otros intelectuales, en la sierra de Guerrero,  que reconocía a Madero como presidente de la República y exigía al presidente interino Francisco León de la Barra la instauración del coahuilense en la presidencia de manera inmediata, además de pedir la devolución de las tierras a los campesinos y un amento salarial. Francisco León de la Barra la manda encarcelar de nuevo. Una vez liberada Dolores Jiménez y Muro, gracias a una huelga de hambre, es invitada por el General Emiliano Zapata a formar parte de sus fuerzas. Con los zapatistas Jiménez y Muro conoce a jóvenes, la mayoría treinta o más años menores que ella, hombres y mujeres que son los ideólogos del Caudillo del Sur, entre ellos a Antonio Diaz Soto y Gama. Es autora del prologo al Plan de Ayala y Emiliano Zapata le confiere el grado militar de Coronela. Sus contribuciones a la causa zapatista a través de la publicación de diversos artículos acerca de la jornada laboral de 9 horas, los derechos de la mujeres y de los pueblos indígenas en la revista “Regeneración y Concordia”, hacen que Zapata la ascienda a Generala Brigadier. Muerto Madero, Victoriano Huerta la encarcela por más de un año por dirigir la revista “La Voz de Juárez”. Siempre fiel al zapatismo, resiente el asesinato de Emiliano Zapata y regresa a una vida civil donde trabaja para la Secretaria de educación hasta su muerte en Octubre de 1925, en la Ciudad de México.
Dolores Jiménez y Muro no se casó nunca, ni se le conoció relación sentimental alguna. En una carta escrita en la cárcel en 1914 escribió: "...huérfana de padre y madre desde muy joven; viviendo siempre de mi trabajo, y, desde hace tiempo también, sola en el mundo, no existe otra influencia para mí que la de mi criterio y la de mi conciencia, no aspirando a nada material ni arredrándome nada tampoco, si no es obrar torcidamente, lo cual está en mi mano evitar."
Dolores Jiménez y Muro a 66 o 64 años se veía fiel a sus ideales y a si misma únicamente.

Publicado en thepinkpoint.com.mx el 6 de Junio de 2012
Fotografia cortesía de Emujeres.net

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