miércoles, 24 de enero de 2018

Pequeño Amanecer el cuerpo de una niña que cuenta la historia de América.



El hallazgo del cuerpo de dos infantes en Alaska es clave para que los científicos, entre ellos un mexicano, muestren que no todos los habitantes de Beringia pertenecían a un sólo grupo como se creía.

Armando Enríquez Vázquez

Hay historias que nos atraen por encima de otras, historias que hablan de nosotros como raza, historias de nuestra especie, ese homínido surgido en África que literalmente conquistó el mundo, acabando con cualquiera otra especie de homínido que habitara La Tierra en ese momento.
Sabemos que el Homo sapiens acabó al menos con otra cinco especies para demostrar su supremacía y desde el momento en que acabamos con la primera especie de homínido hace cerca de cien mil años nos convertimos en el más temible y efectivo de los depredadores que hayan pisado el planeta.
Paso a paso, los Homo sapiens llegamos a todos los rincones del planeta, poblando con el paso de los milenios todos los continentes, durante las glaciaciones, gracias o a pesar de ellas los seres humanos pudieron pasar en su peregrinar del noreste de Asia al noroeste de América.
La existencia de un puente natural de tierra que desapareció al terminar la última glaciación que unía a los continentes a la altura del Estrecho de Bering permitió que los grupos de humanos poblaran América. Esta tierra se conoce con el nombre de Beringia.
En 2015, un grupo de investigadores demostraron que las poblaciones que dieron origen a todos los grupos nativos del continente americano cruzaron Beringia hace unos quince mil años, el mapa genómico de los habitantes de América puede ser rastreado a este grupo que cruzó lo que hoy es el mar de Bering y se dividió en dos grandes grupos que poblaron el continente. Pero además se elaboró la teoría que estos grupos humanos quedaron aislados del resto de los grupos asiáticos dando como resultado el surgimiento de los grupos de seres humanos característicos de América con un mapa genético diferenciado de los habitantes de Asia.
El reciente estudio de los restos de una niña que no vivió más de 12 semanas y cuyos restos fueron encontrados en lugar cercano al rio Tanana, en Alaska y conocido entre los arqueólogos como Upward Sun River han demostrado que existió otro grupo humano anterior que cruzó a América y vivió en Beringia del que no se sabía nada y cuyo mapa genómico es diferente al del grupo que finalmente se adentro en las tierras de lo que hoy son Alaska y Canadá para colonizar el continente.
El esqueleto bautizado como Pequeño Amanecer es uno de dos pequeños infantes que fueron enterrados en el lugar hace más de 15,000 años, lo que también ha obligado a los científicos revaluar la antigüedad de la presencia de grupos humanos en América y hablar de que los primeros cruces se llevaron a cabo hace unos 20,000 años.
Dónde y cuándo surge la población fundacional de los habitantes de América aun es un misterio pues el amplio puente que era Beringia quedó bajo las aguas del mar al terminar la última glaciación. El descubrimiento del sitio de Upward Sun River, otro dato que se ha obtenido de este sitio arqueológico es que es el lugar más antiguo en el que se puede confirmar el consumo humano de salmón, ha obligado a los investigadores a replantearse cuestiones elementales acerca de la migración de la especie humana.
Dentro del grupo de investigadores se encuentra el mexicano José Víctor Moreno Mayar, quien es parte del grupo de investigadores del centro de Geo Genética de la Universidad de Copenhague y que ha escrito diferente artículos científicos acerca de la antropología genética, el más reciente publicado por la revista Nature el pasado 3 de enero en el que junto con los investigadores con los que trabaja en Upward Sun River, pone de manifiesto sus hallazgos y la relevancia de los mismos en tratar de explicar la manera en que el continente americano se fue poblando y quienes fueron estos pobladores.

publicado en blureport.com.mx el 19 de enero de 2018

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