jueves, 18 de enero de 2018

La búsqueda de Dios, Preacher temporada 2



La nueva entrega de Preacher resulta espectacular y lleva a los personajes a la ciudad de Nueva Orleans, decadente y llena de Jazz, donde Dios, en teoría, se oculta escuchando música.

Armando Enríquez Vázquez

Con uno de los cliffhangers más fuerte en las actuales series y varias líneas dramáticas sueltas para crear una tercera temporada igual de interesante, terminó la segunda temporada de Preacher, la irreverente y provocativa producción de AMC, basada en el comic creado por Garth Ennis y dibujado por Steve Dillon en la década de los noventa del siglo pasado.
Al final de la primera temporada Dios abandonó su creación y Jesse Custer (Dominic Cooper) un sacerdote con un poder muy especial, resultado de la posesión que sufre por un ente llamado Genesis, hijo de un demonio y un ángel, en compañía de sus inseparables Tulip (Ruth Negga) y el vampiro Cassidy (Joseph Gilgun) deciden ir a buscar a Dios, mientras que un asesino implacable conocido como el Santo de los Asesinos (Graham McTavish) contratado por dos ángeles que buscan recuperar a Genesis, sale del Infierno buscando al ser sobrenatural sin importar a quien tenga que matar, o sea a Jesse. Ahí terminó la primera temporada y es ahí donde inicia la segunda; En una persecución delirante llena de violencia y destrucción.
La nueva entrega de la serie resulta espectacular y lleva a los personajes a la ciudad de Nueva Orleans, decadente y llena de Jazz, donde Dios, en teoría, se oculta escuchando música, pero nuevos y extraños personajes aparecerán en escena. Una ciudad no sólo famosa por su música, sino por su decadencia y el submundo de sexo y perversiones propio de una ciudad que goza la fama de ser parrandera. Jesse busca a Dios y encuentra una corporación japonesa encargada de comprar almas a los seres humanos, así como una apocalíptica empresa digna de todas las teorías de la conspiración conocidas llamada El Grial, dirigida por un supremacista blanco llamado Herr Starr, que presenta a Jesse con El Mesías, heredero directo de la muy directa y endogámica línea de descendencia de Jesús.



También esta Eugene Root, conocido también como Arseface y a quien por error Jesse Custer envió en la primera temporada al Infierno, que mantiene a lo largo de la segunda temporada una línea narrativa paralela que habrá de terminar con su salida del Infierno de la mano de un personaje histórico odiado por haber sido uno de los mayores promotores de los crímenes de odio en la historia. Pero lo más desconcertante es que a pesar de que para el resto del mundo la vida continua inalterada, los inquietantes sucesos se dan con toda normalidad. Los primeros estragos de la falta de Dios y del orden divino comienzan a manifestarse en el mismo mundo del Cielo e Infierno.
A diferencia de American Gods, otra exitosa serie acerca de los dioses y la modernidad, Preacher, mantiene su fidelidad al comic, casi pasquín de pulp fiction que le dio origen, con personajes totalmente marginales sin importar su status social, que sólo aspiran a sobrevivir en un mundo. Con una propuesta visual en tonos y encuadres que resaltan la decadencia y el encierro de la vida de nuestros personajes en Nueva Orleans, limitándose a contar de manera atractiva la historia de personajes triviales pero humanos, muy humanos, Preacher carece de la pretensión histórica y cosmogónica de los personajes de la serie basada en la novela de Neil Gaiman acerca de una batalla entre dioses antiguos y modernos. Los personajes de Preacher se conforman con buscar a Dios para no quedar desamparados en el universo. Otros intentan enmascarar su huida y buscar soluciones reales y ficticias a un mundo que amenaza con volverse un verdadero caos si se descubre que Dios, a pesar de lo confuso y perturbado que es el mundo en sí, ya lo ha abandonado.
Cada quién con su misión, cargando pecados de diferente magnitud: El Santo de los Asesinos con el interminable y creciente número de muertes a su espalda se va asegurando su lugar privilegiado en el Infierno. Mientras que Cassidy habrá de encontrarse con un antiguo pecado y la carga que este le provoca lo lleva a tomar decisiones erróneas que tendrá que corregir con un mayor dolor en su corazón.
Tulip tendrá que confesar y Jesse hacer uno de los sacrificios más personales que un ser humano pueda hacer. Preacher, se centra en la búsqueda de Dios, pero sin duda habla de la expiación de culpas y del autoflagelo. De los miedos y de intentar corregir errores humanos. Es una historia de humanos en busca de la Divinidad y descubriendo su divinidad. De las trampas de la fe y de lo tramposo que es el negocio de la fe. 
Dice Baudelaire que la mejor de las tretas del Diablo es hacernos creer que no existe. Aquí Dios ha decidido en uso de su libre albedrio abandonar su creación, a sus huestes de seguidores y de opositores. La desesperanza no se da en Jesse que descubre lo infructuoso de su búsqueda y sigue adelante con ella, sino en Fiore el ángel inmortal que decide morir, tras fallar en su misión por recuperar a Genesis, la pérdida de su compañero y convertirse en el más solitario showman de Las Vegas.
Preacher es una de esas series que va creciendo en el corazón mientras más avanza la trama y los personajes se desarrollan en su mundo de manera lógica y correcta, por sórdida y escatológica que esta sea. Si la primera temporada es muy recomendable, sucede lo mismo con la segunda y esperamos ya la tercera para ver lo que parece ser el regreso de Dios.



publicado en roastbrief.com.mx el 18 de septiembre de 2017
imagen AMC.com

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