jueves, 21 de junio de 2018

Cuando ya no sabes que decir, el tercer debate de la CDMX.




El tercer encuentro lleno de perogrulladas y acusaciones entre los candidatos de los tres partidos principales que se vieron opacadas por las propuestas de los más pequeños.

Armando Enríquez Vázquez

En esta ocasión ni noventa días aguantaron los candidatos a la jefatura de la Ciudad de México para desgastarse y mostrar que ninguno de los representantes de los tres partidos principales; Mikel Arriola, Claudia Scheinbaum y Alejandra Barrales son incapaces de refrescar su discurso y su posición. Los tres arrancaron en un lugar y de ahí no se han movido, mostrando su incapacidad para reinventarse con el paso de los días de campaña. Sí hacemos una burda comparación con los candidatos a la presidencia, los cuatro aspirantes presidenciales se han reinventado con el paso de los días, aunque sólo sea un maquillaje y un vestido de seda que deja a la esencia de la mona inalterada. Arriola, Barrales y sobre todo la falsa Claudia Scheinbaum, no se han movido de su postura de arrogancia, y para muestra la forma en que se sentaron. Su lenguaje corporal lo dijo todo.
Las candidatas del Frente y de Morena se mostraron como enemigas acérrimas incapaces de evitar las acusaciones mutuas en cada intervención, lo único cierto es que Claudia Scheinbaum demostró ser lo suficientemente cobarde para atacar y no probar los dichos y lo suficientemente ladina para no contestar las acusaciones.
Barrales tampoco tiene propuestas nuevas, pero sí esta segura que no es tan corrupta como Scheinbaum, o al menos quiere darnos a entender que no se hace tanto de la vista gorda como la ex delegada en Tlalpan que enmudece ante las críticas y no puede, ni sabe contestar.
Si por un lado las propuestas de Mariana Boy en materia de administración suenan plausibles, asi como en materia ambiental. Da la impresión de que tampoco es una mujer que sepa concertar pues le aclaró de manera muy seca a Mikel que no estaba con él y eso era algo muy bueno para ella como candidata y para el Partido Verde, al que representa, como partido, pues se ha separado del PRI de Enrique Peña Nieto. Marian Boy clara y firme demostró que ella tiene propuestas, algo que ni Barrales, ni Scheinbaum.
Marco Rascón demostró ser el más centrado, el mejor conocedor de la Ciudad de México y de los corruptos teje y manejes políticos de los partidos políticos. No en vano formó parte del PRD en su momento al que renunció cuando a principios del siglo las pugnas monetarias entre las tribus iniciaron. Rascón desenmascaró a Scheinbaum y sus propuestas demagógicas que hablan de doce festivales, uno mensual, en una Ciudad que tiene ya actualmente una oferta de más de cien festivales al año. También señaló el desden de López Obrador y su empleada por los pueblos originales en la Ciudad, pero aún más señaló algo que ningún analistga ha resaltado y es el hecho de que Tlalpan la delegación que malgobernó Scheinbaum hasta el día que acepto la candidatura a jefe de gobierno, no la va a ganar Morena de acuerdo con las encuestas. Scheinbaum no contestó y lo cierto es que sí el río suena es por qué lleva piedras. Seguramente los doce festivales de Scheinbaum ya tienen contratos con amigos de Morena y de Korrodi.
Conforme fue avanzando el debate el candidato del PRI se fue haciendo chiquito en su asiento mientras todos le tupían de una manera u otra y de manera directa Mariana Boy, quien como mencione, se deslindó del priísta, como muestra clara de una alianza que se desquebraja día a día a nivel nacional, pero fue Marco Rascón el que lo hizo pedazos, hasta Claudia Scheinbaum con esa doble moral que es negar la responsabilidad en las tragedias de Tlalpan y endilgarle a un pobre hombre que se apretaba las manos en su asiento la matanza del 68 por ser parte del PRI. Mikel Arriola no es político, pero tampoco es un hombre de argumentos y dialogo, no sabe debatir y todos hasta Lorena Osornio lo tundieron. El sólo acertó a dar un catalogo de dádivas que no de acciones de gobierno con los que desde el debate intentó de una manera burda y de abarrotero comprar el voto ciudadano. A veces no puedo sentir más que una especie de solidaridad por el más débil pero cuando escucho a este burocrata hablar de cómo gobernar, lo único que siento es una gran indignación. Hasta Lorena Osornio intimidada, cada vez menos, por los reflectores y dubitativa tiene más presencia que Arriola. Al momento de cerrar su participación Arriola pidió como quien esta acostumbrado a comprar votos, que todos los demás candidatos a excepción de Scheinbaum que le den sus votos para derrotar a la candidata Morena. La petición sonó más a la de un niño que pide dulces, que al desesperado candidato que es Arriola.
La otra más atacada fue Claudia Scheinbaum pero la arrogante candidata de Morena demostró su ignorancia en muchas materias que Marco Rascón le restregó en la cara; la manera en que opera su partido en alianza con el PRI engañan a la ciudadanía y argumentó de manera precisa como el lopezobradorismo nada tiene que ver con una cuarta república y sí todo con una quinta columna de la derecha y del estado. Una vez más Scheinbaum permaneció con la mirada perdida y la boca cerrada. Como tampoco se atevió o supo contestar a Barrales, Arriola o a Purificación Carpynteiro quien en un desplante histriónico que la colcaba entre mala de telenovela Y chucky esquizofrénica retó a la morenista a demostrar su conocimiento en materia de telecomunicaciones. Claudia Scheinbaum que desde el primer debate demostró que no sabe responder si no le dicta las respuestas su jefecito santo, fue incapaz de contestar las graves acusaciones del Mikel Arriola en contra del coordinador de campaña de la candidata de Morena, Alfonso Suárez del Real por trata de personas. Arriola citó testimonios y personas, así como los montos que el morenista cobró por prostituir jóvenes mujeres. Scheinbaum con esa estulticia disfrazada de arrogancia no supo que contestar. En ese sentido espero que Arriola presente la demanda correspondiente ante las autoridades, y el personaje en cuestión sea destituido por López Obrador, pero esto último no va a pasar. ¿Verdad? Lo peor es que al revisar lo smedios nacionales a la mañana siguiente ninguno menciona las acusaciones del Priísta lo que muestra que poco importa la dignidad humana para los medios de izquierda y derecha, así como lo insignificante que es Mikel Arriola para la prensa nacional.
 Al final del debate Claudia Scheinbaum demostró que poco o nada sabe de la Ciudad, de sus competencias y problemas, pero es la arrogancia la que la marca.
Lúcido y propositivo, Rascón, se mostró conocedor de las leyes de la nueva Constitución y de la Ciudad y su problemática. Marco Rascón es consciente de que no va a ganar, por lo que al final del debate llamó a votar por Marychuy, tras declararse comunista.
Marco Rascón, Mariana Boy y Lorena Osornio fueron quienes salieron mejor librados y sin lugar a dudas los ganadores en este último bufete de mentiras y ataques entre Morena, PRI y Frente que nada nuevo aportaron, pero sí mostraron una vez más el cobre y la calaña de la que están hechos.
Una vez más el formato del debate resultó acartonado y más por que los moderadores permitieron que los candidatos contestaran lo que quisieran evadiendo así las preguntas planteadas por Eliza Alanís y Juan Manuel Jiménez, este último aún muy verde para un reto del tamaño de un debate electoral.
Apunte al margen al que tampoco le sale nada bien es al tramposo gobernador de Morelos, quien organizó un debate a modo para su hijastro, aprovechando que el candidato puntero Cuauhtémoc Blanco anunció que no se presentaría al debate. Lo que nunca tomó en cuenta Graco Ramírez fue que el candidato y ex rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos Alejandro Vera, a quien Graco encarceló en su momento por denunciar las corruptelas del perredista, se levantó de la mesa de debate y acusó a las autoridades organizadoras de mañosamente trabajar a modo del gobernador. Obviamente esto tuvo más importancias que las declaraciones que haya hecho el junior perredista frente a los otros perdedores de la contienda.

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