lunes, 25 de junio de 2018

La descentralización de López Obrador




Desde que tengo uso de memoria uno de los temas clave en México es la necesidad de descentralizar el poder y la actividad económica del país y nunca se ha hecho nada.

Armando Enríquez Vázquez

Una de las propuestas más llamativas de Andrés Manuel López Obrador en caso de ser electo presidente de México tiene que ver con la descentralización que planea hacer de las diferentes secretarias de estado y oficinas federales. Pero como muchas otras de las “grandes ideas” del demagógico líder de Morena, es solo atole con el dedo para un país que enojado con la forma en que ha sido gobernado quiere creer sin razonar que todo lo que dice López Obrador es posible y el milagro que estábamos esperando.
La idea de reducir la concentración de fuentes de trabajo, al menos de la burocracia federal es interesante y utópicamente una de las que ayudará al crecimiento de regiones del país y dará oportunidades de empleos de calidad a millones de mexicanos.
Trasladar las secretarías implica en primera decidir ¿qué es lo que se va a trasladar? ¿Es inteligente tener a la mayoría de los titulares del gabinete legal y ampliado lejos de la oficina presidencial? En caso de no ser esa la idea de López Obrador, ¿Cuáles serán las partes de las secretarias que se descentralizarán y con qué fin?
Y puesto, así como lo describe el plan de López Obrador ¿qué pasará con los millones de burócratas federales que laboran en la Ciudad de México? ¿Existirá un fondo del gobierno que les ayude a mudarse de ciudad?  
¿Está contemplando Andrés Manuel en caso de ganar que una decisión de este tamaño debe considerar la infraestructura existente en las ciudades elegidas? ¿Hay la oferta de vivienda y de escuelas necesarias para recibir a los nuevos habitantes?
Puebla de Zaragoza, capital del estado de Puebla, tiene actualmente alrededor de dos millones y medio de habitantes en su zona metropolitana de acuerdo con el INEGI, es una ciudad moderna y de las principales urbes del país. ¿Esta lista la capital poblana para recibir a toda la burocracia administrativa de la Secretaria de Educación, como pretende el tabasqueño? Y ni que decir con ideas tan poco reflexionadas como mover las oficinas del IMSS a Morelia, del ISSSTE a Colima, PEMEX a Ciudad del Carmen o Turismo a Chetumal. Ciudades medianas o pequeñas que no tienen la capacidad en infraestructura para recibir a toda esta migración interna que propone López Obrador, a menos que el candidato esté pensando en digitalización y mejora de sistemas lo que implica una serie de despidos masivos que Andrés Manuel no puede llevar a cabo después de todas sus promesas de mejores trabajos.
Cuando en 1985 el INEGI se descentralizó para ubicar sus oficinas centrales en la ciudad de Aguascalientes, el proceso implicó acuerdos con organismos de vivienda, creando esquemas de crédito y financiamiento para los primeros 1000 empleados del INEGI que se trasladaron a Aguascalientes, toda una campaña publicitaria para concientizar a una población que rechazaba a los chilangos, acerca de los beneficios que la llegada de nuevos habitantes implicaba para la ciudad y la comunidad. Los gastos del gobierno federal no fueron pocos y el plan era solo un instituto del gobierno federal pequeño y de reciente creación. Descentralizar requiere de una inversión muy fuerte por parte del gobierno austero y republicano que quiere operar López Obrador
El lado negativo de la propuesta irracional de López Obrador es la depresión en la Ciudad de México. ¿Qué espera hacer el principal promotor de la explosión de construcción en la CDMX con sus revanchistas bandos, con los inmuebles que queden abandonados en la Ciudad? Pienso solamente en la Torre de PEMEX, uno de los edificios más altos de la Capital y en ese complejo de oficinas en la que 10,000 personas de la hasta hace poco paraestatal más importante del país. Obviamente la migración de burócratas creará una sobreoferta de vivienda y oficinas que se construyen y siguen siendo construyendo en la CDMX. El Plan de Andrés Manuel contempla que la Presidencia con todos sus burócratas, al igual que las secretarías de Gobernación, Hacienda, Relaciones Exteriores, Marina y Defensa Nacional permanecerán en la Ciudad de México, pero esto es insuficiente para mantener la ciudad en movimiento y la verdad resulta sospechoso por qué alguien que se dice demócrata quiera mantener los órganos que podrían llegar a ser los represores del estado a su lado. No olvidemos que López Obrador esta más cerca de López de Santanna que de Juárez, o Madero.
La depresión económica que provocaría la decisión del candidato a la presidencia en la capital del país podría desastrosa para todo México. Pero uno de los detalles que olvida López Obrador es que mucha de la migración interna actual está dictada por la violencia del narcotráfico y la inseguridad y que personas de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Coahuila, Jalisco, Michoacán, Guerrero buscan nuevos horizontes de crecimiento lejos de sus entidades. ¿Por qué entonces querría la gente irse a vivir con su familia a estos estados tomados ya por el crimen organizado?
Este tipo de decisiones no pueden ser tomadas a la ligera, ni por ocurrencias de un líder demagogo y promotor del peor pasado de nuestro país; el del presidencialismo imperial del que acabamos de sufrir un sexenio más con Enrique Peña Nieto y su nuevo PRI que se han robado el país y apoyado a los peores enemigos de México como lo son empresas como OHL, Oderbrecht o al presidente Donald Trump.
De buenas intenciones esta recubierto el camino al infierno, en México lo que esperamos los ciudadanos es que las buenas intenciones nos saquen de él y no que sólo sean el revestimiento de un camino circular que nos mantenga en el averno. La descentralización es una buena idea, pero como muchas otras cosas debe hacerse de manera paulatina y ordenada, con una lógica que va allá de querer que el sur del país mejore por decreto. Esperemos que de llegar a ser electo presidente López Obrador piense antes que creerse el dictador que quiere ser.

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