miércoles, 11 de abril de 2012

Salud y comida.

El reciente escándalo en Estados Unidos y Canadá sobre los productos cárnicos que se consumen en esos países me ha puesto a pensar; ¿Quién en México se hace cargo de cuidar a la ciudadanía de consumir alimentos que son altamente perjudiciales para la salud o de los cuales al menos se sospecha? 

Armando Enríquez Vázquez
 
Por todos es conocido aquello de que somos lo que comemos. ¿Y que pasa cuando desconocemos lo que comemos?
Ante todo por falta de las autoridades necesarias para control sanitario y alimenticio de las viandas que se nos ofrecen.
En las últimas semanas, tanto en Estados Unidos como en Canadá se ha desatado una controversia por un producto derivado de la carne de res, al que los fabricantes llaman LFTB que son las siglas en inglés de “carne sin grasa finamente texturizada”, lo que sea que esto quiera decir, en términos prácticos y peyorativos también se le conoce como “Pink Slime” o como sutilmente diríamos en español “Viscosidad rosada”, este producto se utiliza entre otras cosas en la mezcla de carne molida que se ofrece en los supermercados  y escuelas públicas de los países del Norte del continente.
El problema inició como siempre en estos asuntos en la nación vecina, como un caso de excesiva rapacidad.  Una empresa llamada Beef Products Inc, BPI, al tratar de entrar en el negocio de la carne molida para hamburguesa, lo intentó moliendo las partes de la carne que en otros tiempos se tenían relegados para alimento de las mascotas y crear aceites o grasas animales. Sin embargo estas partes de la carne eran muy susceptibles a estar contaminadas por e. colli o por salmonella, las cuales como se ha demostrado en más de una ocasión por alimentos contaminados  pueden ser mortales para los seres humanos. Gracias a un estudio pagado por la empresa, se logró esterilizar la carne con amoniaco. El departamento de agricultura del gobierno de los Estados Unidos avaló el procedimiento. Los burócratas estaban tan “contentos” con este método que al iniciar su certificación anual en 2007 de la carne para consumo humano, exentaron a BPI. Desgraciadamente carne o hamburguesas que entre sus ingredientes incluyen LFTB no han estado exentas de contaminación bacteriana. Lo que ha llevado al cierre de algunas platas de BPI a lo largo y ancho de los Estados Unidos, a que se le levante la exención en la certificación anual por parte del departamento de agricultura y a que un gran número de consumidores, protesten y pidan la prohibición del  producto sobre todo en las cafeterías de las escuelas públicas.
Otros piden que los productos que contengan LFTB lo especifiquen en su etiqueta. Hay incluso quienes lo defienden y creen que de detenerse su producción la ecología puede verse afectada al tener que criar al menos un millón y medio más de cabezas de ganado anualmente con el problema de gas metano que esto representa.
En las últimas semanas miles de toneladas de carne combinada con LFTB han sido retiradas del mercado y el debate ha crecido a tal grado que por lo menos una cadena de hamburguesas, Wendy’s, se ha desmarcado de ella, publicando en los principales diarios de los Estados Unidos una negativa de uso de LFTB. Curiosamente argumento final de muchos de los críticos y defensores del LFTB es el mismo; lo importante sería producir carne sana de entrada.
Lo que me lleva a pensar que sucede en nuestro país. ¿Quién se preocupa, certifica y nos avisa cuales son los alimentos aptos para consumo humano? Nadie. Seguramente todas las hamburguesas hechas con Pink Slime, que sean rechazadas por los otros miembros del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica terminarán en México. Cómo en otras ocasiones ha sucedido con medicinas y alimentos. Existe una norma Oficial Mexicana para todos los productos pero nadie quiere que la conozca el consumidor. Nadie sanciona las faltas a la misma y cuando mucho en una escala muy menor se hacen  público, a través de la revista y el programa de televisión del consumidor a aquellas empresas que incumplen con ella pero nada más. Ni nuestro gobierno y mucho menos nuestros empresarios son socialmente responsables con aquellos productos que supuestamente están destinados al consumo humano.
Hoy en tiempo de elecciones es necesario exigirle a aquellos que pretenden nuestro voto, el verdadero funcionamiento de la Profeco, o crear organismos similares capaces de supervisar y sancionar la Norma Oficial Mexicana.

Publicado en blureport el 11 de abril de 2012
imagen cortesia de infowars.com

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