sábado, 23 de noviembre de 2013

Rocky Bleier, del emparrillado a la trinchera en Vietnam y de regreso.





Cuatro anillos de Superbowl en la mano de una héroe de guerra al que en algún momento se le vaticinó el no volver a correr en un estadio de futbol americano.

Armando Enríquez Vázquez.

En el cuarto de un hospital de Tokio, el joven Robert Patrick Rocky Bleier, se recuperaba 
de las heridas en las piernas que una emboscada en Vietnam le habían producido, cuando recibió una postal del dueño de los Acereros de Pittsburgh que decía: Rock, el equipo no está funcionando. Te necesitamos. Art Rooney. Otra versión dice que la postal sólo le deseaba una pronta recuperación. Pero para el soldado convaleciente fueron suficientes para motivarlo.
Antes de enlistarse en el ejército en 1969, Rocky Bleier había jugado una temporada con el equipo de la NFL.
Bleier nació en Appleton, Wisconsin el 5 de marzo de 1946. En su etapa Universitaria Bleier jugó para los  Irlandeses Peleadores de la Universidad de Notre Dame y los llevó a conseguir el campeonato colegial en 1966, ese año Bleier fue el capitán del equipo. Bleier se  graduó como administrador de empresas. En 1968, Rocky, el apodo le venía desde su más tierna infancia y se lo puso su padre cuando lo comparaba con una piedra al verlo sentado en su cuna, fue elegido por los Acereros de Pittsburgh en la decimo sexta ronda, para formar parte del equipo como corredor, en su primera temporada los números de Bleier no fueron excepcionales; acarreó el balón en seis ocasiones para 39 yardas y atrapó 3 pases para 68 yardas. Regresó seis kick offs y dos patadas de despeje. A finales de la temporada, en diciembre de 1968, el ejército de los Estados Unidos llamó al novato a las armas. En 1969, Bleier fue enviado a Vietnam, en agosto de ese año su pelotón fue emboscado por los vietnamitas. Bleier fue herido en la pierna izquierda y mientras permanecía herido en el suelo, una granada explotó cerca de él. Las esquirlas de lo hirieron en la pierna derecha y casi le deshicieron el pie derecho. Ya en el hospital en Tokio, el médico sentenció, con la certeza de aquellos que creen que la ciencia puede más que el coraje y la perseverancia humana, qué el joven nunca volvería a jugar futbol americano en su vida, con dificultad volvería a caminar.
Para el joven las palabras del dueño de los Acereros fueron más importantes que los malos presagios del médico.
Cuando alguien se toma el tiempo y el interés de enviarte una postal, algo que no tenía porque hacer, esa persona tiene un lugar muy especial para ti. Declaró Belier alguna vez recordando las palabras de Rooney.
No quiero en el futuro tener que preguntarme qué hubiera pasado si…, -Declaró en otra ocasión al referirse a las jornadas extensivas a las que se forzó para poder regresar como un jugador activo de los Acereros.-No perdí una pierna, ni un pie. Tenía que regresar y jugar de nuevo. Eso era lo que anhelaba. No pensaba regresar a casa y administrar el bar de mi padre.

El ejército de los Estados Unidos otorgó a Bleier las condecoraciones que se le dan a los soldados heridos en batalla y para aquellos que llevaron acciones heroicas en el campo de batalla, pero los emparrillados estaban al parecer fuera del alcance de Rocky. Bleier comenzó a trabajar en su rehabilitación. Jornadas de hasta ocho horas diarias. A pesar de los dolores y quince kilos de menos, en el verano de 1970, Rocky,  se presentó al campo de entrenamiento de los Acereros. Ese primer año fue una pesadilla para Bleier que no pudo lograr quedar dentro de la lista de jugadores activos del equipo.
En 1971, no fue muy diferente, aunque Bleier participó en seis encuentros con los equipos especiales. 1972 fue también un año en que Rocky jugó los catorce juegos de la temporada en los equipos especiales, y acarreó el ovoide en una sola ocasión para 17 yardas. 1973 no fue muy diferente y jugó 13 de los 14 encuentros con los equipos especiales únicamente corrió en tres ocasiones el balón durante el año, pero no tuvo ninguna ganancia de yardas.
Tras la temporada de 1973, decidí renunciar. No pensaba en regresar a Pittsburgh. Los años anteriores había sido el que más yardas había ganado en la pretemporada, sin que se reflejara después. Pensé que estaban listos para recortarme del equipo. Para mí estaba claro que en 1974 los corredores estelares serían Franco Harris y Steve Davis, con Preston Pearson y Frenchy Fuqua como substitutos. En el mejor de los casos yo volvería a estar en los equipos especiales.
Pero justo antes de empezar los entrenamientos, Bleier que vivía en ese momento en Chicago y se desempeñaba como vendedor de seguros, se topó con Andy Russell, uno de los linebackers de los Acereros, que lo instó a no renunciar y no hacérsela fácil a los ejecutivos de los Acereros. Bleier regresó ese año al campo de entrenamiento y volvió a quedar dentro de los equipos especiales, pero ya durante la temporada y debido a lesiones de Harris y los otros corredores en los primeros juegos, Chuck Knoll decidió poner a Bleier a correr el balón y para el séptimo juego Bleier se había ganado la titularidad al lado de Franco Harris.
Ese año los Acereros ganaron su primer Superbowl al enfrentarse a los Vikingos de Minnesota. Esa tarde Bleier corrió 17 veces el balón durante el juego para 68 yardas de ganancia. Bleier jugó en otros tres Superbowls con los Acereros y ganó sus cuatro anillos de campeonato. En 1976 Rocky Bleier y Franco Harris corrieron para más de mil yardas cada uno convirtiéndose en los segundos corredores de un mismo equipo en conseguir la hazaña en un misma temporada, anteriormente lo habían conseguido Larry Csonka y Mercury Morris  de los Delfines de Miami.
Como otros grandes de los Acereros, Rocky Bleier se retiró sin haber jugado con otro equipo. En 1980 tras doce años en la liga Bleier se retiró del futbol americano profesional.
Tras su salida de los emparrillados, Bleier escribió sus memorias y las publicó bajo el titulo de Fighting Back: the Rocky Bleier Story.  que fue llevada a la pantalla de la televisión.
Después ha escrito libros sobre consejos financieros, sobretodo referente al dinero para el retiro y conduce un programa de radio en el tema.
El salón de la Fama aun le debe un lugar al número 20 de los Acereros de los años setenta: Rocky Bleier.



Publicado el 20 de noviembre de 2013 en thepoint.com.mx
imagenes: bleacherreport.com

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