jueves, 4 de abril de 2019

La agenda y una prensa muda.




Desde el inicio del sexenio de López Obrador no hay tema que se toque si no lo sugiere el presidente.

Armando Enríquez Vázquez

No cabe duda que la estrategia más brillante del presidente López Obrador en materia de comunicación y que implementó desde que fue jefe del gobierno del entonces Distrito Federal, es la conferencia mañanera.
La mañanera tiene varios motivos para existir, el principal de ellos es dictar la agenda informativa para los medios a lo largo del día. El presidente repasa y hace hincapié en los temas que necesita que trate la prensa, además le sirve de distractor para otros temas que pueden ser importantes o no, pero indudablemente resultan inoportunos y fastidiosos para el presidente.
Esto que le ha funcionado a la perfección a Andrés Manuel, pone al descubierto dos de los graves problemas que enfrenta la mayoría de la prensa en nuestro país. Uno la incapacidad que tienen los medios por ser independientes y contestaria. Como viles “animalitos” los reporteros escuchan a un presidente que además se siente maestro de historia y predicador todas las mañanas.  Dos la dependencia total de los grandes medios ante la falta de imaginación, visión y pantalones de los dueños, directores y encargados del desarrollo del producto, del presupuesto del gobierno federal.
Andrés Manuel es un hombre frío y taimado que ha diseñado un plan para callar a la prensa opositora de la misma manera que en su momento Fox, Peña Nieto y Calderón lo hicieron. El gasto del gobierno en propaganda, que se ha disminuido de manera radical ha obligado a todos los medios a entrar a una severa crisis que los ha llevado a recortes importantes. Casos como los de Televisa o Radio Centro en los medios electrónicos son la clara muestra de esta crisis. En los diarios, la caricatura en la que se ha convertido El Excélsior y el rediseño de El Universal, muestran como los dos periódicos más antiguos de México se encuentran en una encrucijada que sus incapaces directores no pueden resolver.
La inseguridad y el asesinato de líderes sociales que han cuestionado al presidente se mantienen apartados de los medios porque es más relevante retomar los temas mañaneros del presidente que considera trascendental hablar acerca de cómo “el pueblo bueno” ya no “huachicolea” porque él se los pidió. O de la importancia de tener un hombre de 85 años en la CRE.
Sí la palabra mañanera del presidente no se pública, no se cubre, el gotero del dinero del gobierno se cierra. Reforma ya sufrió los ataques al estilo del más corrupto y represor gobierno del PRI con la investigación del SAT como publicó el mismo diario.
La Ciudad de México y su jefa de gobierno pasan desapercibidas en los diarios e informativos porque sólo hay tiempo para repetir ad nauseum las palabras matinales del jefe del Estado Mexicano. Supongo que lo mismo sucede en muchos entidades de la República. La ineptitud del gobernador veracruzano y su incapacidad por frenar la violencia en una de las entidades más bellas y más golpeadas por la corrupción del Nuevo PRI pasan desapercibidas ante la cátedra de historia que dicta el presidente desde su pódium cada mañana. Incluso a manera de Jefe de información de cualquier medio, el presidente acusa a los reporteros de la fuente de no cumplir con su trabajo o “los invita a hacerlo mejor”, muchas veces diciendo que es él quien los pone sobre las pistas a seguir. Triste manera de respetar la libertad de expresión cuando este es el discurso de un presidente supuestamente de Izquierda.
La prensa, los medios deben ponerse a actuar y ser lo que tanto cacarean ser: críticos, independientes, imparciales, honestos, veraces porque de otra manera no van a conseguir ni el dinero que pretenden del gobierno, las prioridades de López Obrador son claras; la construcción de bases clientelares que extienda la vida en el poder de su partido por sexenios en México y por otro las pocas audiencias que aun tienen los terminaran abandonando. No se trata de oponerse a todo lo que dice el presidente se trata de ser algo que hace años no son libres y por lo tanto ser medios imparciales.
La misma conferencia mañanera se va llenando de medios balines y preguntas idiotas de “miembros” de una prensa ciudadana que parece estar mejor maiceada que los medios tradicionales, esto le permite al presidente plantear mejor, antes que nadie y de una forma astuta de que se puede y de que no se puede hablar en el país.

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