Asaltantes en los caminos ha habido siempre y en todas
partes del mundo, esta es la historia de Jessie Hickman un icono entre las
mujeres asaltantes de Australia.
Armando Enríquez
Vázquez.
Ya en otras ocasiones he escrito sobre las mujeres que
rivalizaron o acompañaron en el viejo oeste con los pistoleros y forajidos de
leyenda y que los estadounidenses han idealizado como héroes sajones en un
mundo de heroicos pueblos nativos, así como un ejército que pinta en esas
historias un papel de villano en lugar de ser representante legal del gobierno
de Estados Unidos.
También he escrito acerca de más de una mexicana de armas
tomar, que figuran en las páginas de la historia, la leyenda y el mito
nacional.
O de algunas piratas que surcaron diferentes océanos y mares
del planeta, pero esta es la primera vez que mi mirada es llevada a través del
Pacífico hasta Australia y para ser más preciso a la Nueva Gales del Sur,
estado que alberga a la ciudad de Sídney y es el escenario de la historia de una
de las más importante Bushranger de Australia.
Un Bushranger es el equivalente al asaltante de caminos
o el forajido típico del oeste norteamericano, puede ser también un cuatrero y
por lo que he encontrado en diferentes sitios existe una percepción popular
idealizada de los Bushrangers como si hubieran sido una especie de Robin
Hood, pero esto está lejano de la realidad.
El término nació al inició del siglo XIX y en un inicio se
refería a los prisioneros que al ser transportados escapaban y se perdían entre
los muchos matorrales o bosques de Australia, con el paso de los años se
convirtió en la manera de referirse a los ladrones y forajidos que vivían en lo
que se denomina Outback en Australia, la zona boscosa o praderas del
continente. Los más famosos Bushrangers son por lo general hombres; Ned
Kelly, Frederick Ward El Capitán Thunderbolt, Ben Hall, Dan Morgan El
Perro Rabioso, Martin Cash, Charles Russell, conocido como Black Douglas
y así muchos otros. Más difícil fue para los historiadores australianos
reconocer la existencia de mujeres asaltantes, abigeas, forajidas de los
caminos en Australia.
Al menos se conocen tres casos bien documentados de mujeres Bushrangers
y tal vez el más famoso es el de Jessie Hickman conocida popularmente como Lady
Bushranger. La historia de esta forajida es una trágica que merece en su
momento un biopic o una cinta de true-crime tan populares hoy. Aunque
ya existe un documental sobre su vida realizado en 2008 y varios capítulos de
diferentes podcasts dedicados a Jessie Hickman. Tal vez la vida de Hickman
llama la atención sobre las otras dos Bushrangers conocidas por ser
caucásica a diferencia de Black Mary y Mary Ann Bugg que tenían sangre de los
pueblos originales de Australia y eran además parejas de hombres dedicados a
las actividades ilegales que identifican a los Bushrangers. Jassie Hicks,
por su parte era la líder de su banda y vivió muchos años en una cueva en las
montañas azules de Australia.
Muchos datos de la vida de Elizabeth Jessie Hickman cuyo
apellido de soltera fue Hunt, son parte de los mitos y dichos construidos
alrededor de la mujer que decidió vivir fuera de la ley y rechazando algunos de
los marcos sociales de la época.
Se sabe que nació en septiembre de 1890 y que debido a las
condiciones de extrema pobreza de sus padres a los ocho años fue vendida a un
circo o en específico al dueño de un circo, que al parecer se convirtió
padrastro de la niña. En esos años Jessie aprendió a montar con destreza el
caballo y el manejo de armas de fuego que eran esenciales para diferentes
trucos circenses.
Jessie se convirtió en la estrella del circo gracias a su
destreza para montar caballos broncos, se dice que fue campeona en la
especialidad y que esto le permitió en más de una ocasión saltar con su caballo
de un acantilado a un río logrando escapar así de los policías que la perseguían.
El dueño del circo murió y el negocio cerró. La vida de
Jessie cambió de manera radical, en lugar de sentar cabeza o dedicarse a formar
un hogar, la joven se dedicó a apostar en carreras de caballos y peleas de
perros, pero como todo apostador se endeudó, lo que la llevó a cometer todo
tipo de robos, incluidos caballos, pollos y dinero.
Durante la segunda década del siglo XX, Jessie conoció la
cárcel en dos ocasiones, también conoció al hombre del que toma su apellido;
Benjamín Hickman un miembro de la armada australiana con quién tiene un hijo,
al no tener intención de vivir la vida de una ama de casa, Jessie da su hijo a
una amiga para que lo crie y ella continua con su vida. Al estallar la I Guerra
Mundial, Benjamín se reportó a la armada australiana y Jessie comenzó a
trabajar con un ganadero de Sídney dedicado a la compra y venta, se dice que de
ahí fue donde ella aprendió el negocio. Fitzgerald era un hombre violento y en
una confrontación con Jessie, ella lo mató, todo esto puede ser parte de la
leyenda porque nunca se encontró el cadáver de Fitzgerald y ella nunca fue
acusada de este supuesto crimen.
Con el fin de la I Guerra Mundial, Benjamín regresó y se
volvió a unir a Jessie quien una vez más víctima de la violencia de un hombre,
cuando Benjamín la golpeó con una silla y esta se rompió, Jessie respondió y lo
mató con la pata de la misma. Estas dos historias se confunden y al parecer
solo hubo un asesinato y Benjamín Hickman sobrevivió a su mujer, que decidió en
1920 abandonar el hogar y establecerse en lo que es hoy es el Parque Nacional
de Wollemi y en las cercanías del pueblo cementero de Kandos, que se
enorgullece de haber producido el polvo necesario para construir la ciudad de
Sídney.
Desde el corazón de estas tierras, donde aún crecen una
conífera considerada un fósil viviente el Wollemia nobilis o Pino de
Wollemi, Hickman formó una banda de jóvenes hombres a los que llamó sus bucks
para robar ganado. La historia dice que escapó de la policía en más de una
ocasión, las dos más impactantes son cuando logró escaparse de un baño en un
tren en movimiento y la otra en la que consiguió que sus cómplices robaran el
ganado que la policía tenía como evidencia en un corral y de esta manera al no
existir evidencia de su delito Jassie logró librar juicio y sentencia.
En 1928 fue arrestada y enjuiciada por el robo de ganado,
pero por alguna razón tampoco fue condenada y se dice que se estableció en su
propiedad en un lugar llamado Emu Creek, lo que es un eufemismo porque se sabe
que siguió viviendo en su cueva y aunque no se sabe cuánto dinero tuvo, ella
siguió viviendo en su caverna, tampoco hay manera de saber sí abandonó sus prácticas
ilegales.
En 1936 sus cómplices la llevaron al hospital de la villa de
Muswellbrook debido a fuertes dolores de cabeza. Se le diagnóstico con un tumor
cerebral y la famosa Bushranger murió al poco tiempo. Se le enterró en
una fosa sin losa en el cementerio Sandgate en Newcastle. Tenía 46 años.
Mucho tiempo después se descubrió la cueva donde habitó y
algunas de sus muy pocas pertenencias; una alacena, su tetera y su pistola. Su
nieta, hija de aquel niño que dio a su amiga, se ha convertido en una de las
historiadoras de Jessie Hickman que a lo largo de su vida utilizó al menos
cinco nombres diferentes.
Para algunos historiadores la pandilla de Jessie Hickman es
la última en la historia de los forajidos australianos conocidos como Bushrangers.
imagen: https://www.instagram.com/pen.harrison/p/Cgvvahqr5Fj/
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