sábado, 26 de octubre de 2013

Azúcar, impuestos, oportunidades.





¿Es el impuesto a refrescos y comida chatarra la opción para acabar con los futuros problemas del país? ¿Hay algo más por hacer?

Armando Enríquez Vázquez

La reforma hacendaria, que parece simplemente una nueva miscelánea fiscal, esta por ser aprobada y entre los nuevos impuestos que habremos de pagar se encuentra el impuesto para refrescos y los llamados alimentos chatarra.
En un principio y de entrada estos impuestos parecen más que razonables, y creo que tienen como fondo un principio de justicia; que los responsables del próximo gran problema de nuestro sistema de salud paguen parte de esa factura de la que sin duda alguna son responsables.
No será la mejor manera de desanimar el consumo de estos productos. Incluso tal vez este impuesto ni siquiera impacte de manera importante las ganancias de los productores de bebidas azucaradas y de productos poco o nada alimenticios. Como en el caso de los cigarros, este tipo de impuestos no lo han hecho. Como tampoco lo han hecho las campañas en contra del consumo de los productos derivados del tabaco, o la prohibición de la publicidad de cigarros.
Las bebidas azucaradas y los productos chatarra son sólo la punta del iceberg de una serie de pseudo alimentos que son cada vez más peligrosos en su consumo. Por ejemplo, al parecer los productos light son todavía más dañinos que los productos normales. Los edulcorantes artificiales se encuentran en medio de una fuerte controversia que involucra problemas tan serios de salud como cáncer y alzheimer. Como en toda polémica, las posturas acerca del aspartame se han polarizado, tan sólo el año pasado la Universidad de Harvard publicó un estudio en el que se relacionaba al aspartame con ciertos tipos de cáncer, para poco tiempo después en un comunicado de prensa declarar que los resultados del estudio no eran lo suficientemente convincentes para que estos fueran definitivos. Para muchos medios especializados en notas de ciencia, la actitud de la Universidad fue sorprendente. También se ha insistido en que algunos de estos substitutos del azúcar pueden influir en una mayor obesidad.
Por lo tanto el problema de una crisis en la salud de los mexicanos sigue presente. El problema no sólo se debe atacar desde el demagógico e impositivo punto de vista de la Secretaria de Hacienda, el problema debe ser atacado por la Secretaria de Salud e incluso por las mismas empresas productoras, a las que una reforma hacendaria equitativa podría incentivar fiscalmente a invertir en la investigación de nuevos edulcorantes, menos dañinos o menos polémicos. Así se podrían matar dos pájaros de un tiro al fomentar el desarrollo científico de nuestro país y creando un beneficio económico para sus empresas.
Mientras eso sucede y como parte del impuesto a los refrescos, creo que se deben incluir fotografías de las consecuencias del consumo de las bebidas azucaradas, del excesivo consumo de sal, o de alcohol en cada uno de los envases de estos productos tal y como se hace en las cajetillas de cigarros. El tabaco es tan natural y sano como lo puede ser la caña de azúcar o un betabel, el problema reside en los procesos industriales que los convierten en cigarrillos, refrescos o bebidas alcohólicas, o frituras con bajo contenido nutricional y con muchos perjuicios para la salud del individuo y el bienestar de la sociedad. Así como en el abuso de su consumo.
Existe ya un ejemplo,a pesar de que la empresa refresquera más importante del mundo ha lanzado una campaña en defensa de sus productos al decir que promueve una vida sana, pero esto es pura demagogia, al menos en México, en Argentina la empresa ya experimenta con una nueva bebida cuyo envase en lugar del rojo acostumbrado es verde y así como otros productos de la empresa añaden a su nombre la palabra light, en este envase verde debajo de la marca se lee Life. El endulzante utilizado en la bebida, es natural; y se llama Stevia. Las Stevias son un género de plantas originarias del continente americano. En especifico, la refresquera utiliza, una especie sudamericana de nombre Stevia rebaudiana que es 300 veces más dulce que el azúcar con un gran beneficio no produce calorías y puede ser consumida por diabéticos. Los indios guaraníes conocen la planta y la utilizan desde hace más de 1,500 años. La planta ha sido certificada tanto por la FAO, como por la OMS como un alimento inocuo.
Una de las especies nativas de nuestro país del género Stevia, la Stevia micrantha lag., ayuda a controlar el colesterol y otra la Stevia serrata tiene usos medicinales en contra de malestares intestinales de acuerdo con la CONABIO.  Pero más interesante es lo que ya está haciendo el Grupo Pegaso, de Alejandro Burillo, de la mano con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), que se han puesto como meta desarrollar métodos de cultivo de la Stevia rebaudiana que lleven a desplazar a China del primer lugar que tiene en la producción de la planta.
Son este tipo de esfuerzos los que debe alentar el Gobierno de nuestro país. El uso y la explotación de la Stevia no sólo podría redundar en la salud de los mexicanos y el negro futuro que enfrentamos con el consumo del azúcar, si no del campo mexicano que reclama también ser tema de una de las reformas presidenciales desde hace lustros.
Veamos más allá de las campañas de las doce cucharadas o de los millones de tenderos de la esquina que perderán la forma de ganarse la vida.  Es cierto que el problema necesita atacarse también y sobre todo con educación en el hogar y en la escuela como se ha hecho con el tema del tabaco.

publicado en blureport.com.mx el 24 de Octubre de 2013
imagen. gardenoftomorrow.com

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