viernes, 13 de octubre de 2017

A la misma Batihora en el mismo Baticanal.



Batman, la serie, fue creado pensando en un programa que fuera muy de su época, en cuanto a lo visual y que resultará una comedia que atrajera a las audiencias jóvenes.

Armando Enríquez Vázquez

Murió Adam West y con él la primera imagen de Batman, para muchos que peinamos canas o lucimos espectaculares calvas, que conocimos en la televisión. Batman el personaje de unos comics que hoy nos pueden parecer naive si los comparamos con la forma oscura y esquizofrénica en la que se ha desarrollado el personaje y todo el mundo que lo rodea, llegó a la televisión en 1966, envuelto en una producción que ningún otro superhéroe de comic había tenido. Sin ser un fan perdido de los comics de DC, ni un experto en el tema de Batman y su evolución creo que muchos de nosotros vimos al personaje cambiar a veces muy lejos de nuestro primer Batman y a este y la serie de televisión quiero homenajear con este breve texto. Al primer gran Batman de los medios audiovisuales masivos de entretenimiento.
Batman, la serie, fue creado pensando en un programa que fuera muy de su época, en cuanto a lo visual y que resultará una comedia que atrajera a las audiencias jóvenes. Batman marcó la llegada del Pop Art a las pantallas de televisión, los colores primarios muchas de las escenografías, lo minimalista de otras, los diálogos, que los grandes actores del doblaje mexicano, no sólo enriquecieron, si no que mejoraron inolvidable el “Santa María la redonda, Batman. ¿Qué onda?, la música y los brillantes cartelones que irrumpían en las peleas entre Batman, Robin y los villanos y sus secuaces, dejando a la imaginación el tamaño del golpe, le dieron una personalidad muy especial a la serie. Batman lejos de ser el hombre serio y atormentado que comenzó a dibujarse años más tarde bajo la mente brillante de sus creadores y de Tim Burton en la película de 1989 o la todavía más oscura representación que en este siglo ha hecho Christopher Nolan, era un verdadero paladín, con una visión de la justicia que correspondía a la Guerra Fría y la dualidad de que sólo se es bueno o de lo contrario se es malo. Gatúbela es el clásico ejemplo de cómo la tentación para obrar de una manera equivocada se puede evitar. En aquella primera versión Gatúbela estuvo interpretada por dos diferentes actrices en las tres temporadas que duró la serie, ambas igual de sensuales y seductoras, lo que las volvía un verdadero peligro para Batman. Julie Newman en las primeras dos temporadas y la cantante de jazz Eartha Kitt en la tercera temporada, lo que para muchos de los prejuicios de la época era todavía dos veces más tentador: Una sensual mujer negra tratando de seducir al “murciélago encapotado” Cinturones a las caderas hasta en Batichica, que no pasaba de ser una murciélaga aprendiz del hombre del Batimovil.



Otro gran logro de la serie fue la presencia de villanos que por primera vez se volvieron entrañables a los niños y jóvenes de esos años, César Romero como un Guasón, más cercano al clown que al psicópata que después interpretaría Heath Ledger. Burgess Meredith como el Pingüino, al actor lo reconoceríamos una década después como el entrenador de Rocky Balboa. El Acertijo interpretado en las temporadas 1 y 3 por Frank Gorshin y por John Astin, al que conocíamos como Homero Adams, en la segunda temporada, y también de Los Locos Adams Carolyn Jones, (Morticia Adams) hacía una villana llamada Marsha la reina de Diamantes, el famoso Vincent Price como Cabeza de Huevo, entre muchos otros.
Pero sin duda fue Adam West, el primer Bruno Díaz, hoy Bruce Wayne, con el que toda una generación identificamos durante décadas a Batman, y por consiguiente a Batman con ese traje, a veces gris, a veces azul muy claro, con la insignia en negro del murciélago sobre amarillo que hoy nos parece vintage, retro o hípster. Fue la cara detrás de la máscara y del comic que nos obligó durante años de repeticiones, a sentarnos frente a los primeros televisores de color, a disfrutar de las aventuras del millonario que lanzándose por los Batitubos se convertía al final del trayecto en el anónimo murciélago justiciero que aplacaba a los enemigos de la sociedad y de esa Ciudad Gótica que sonaba mucho mejor que cualquier Disneylandia. Un Batman de caricatura rígido y acartonado hasta la exageración en sus movimientos, en sus reacciones. Sin duda Adam West, no era un gran actor, pero si fue un gran Batman ante las exigencias caricaturescas de la serie.
Los Wham! Zap! Crash! que llenaban la pantalla evidenciando una violencia que detrás de los cartones era sólo una coreografía del caos, los diálogos, Gatúbela, el gas de colores que surgía de la punta del paraguas del Pingüino, el teléfono rojo, la Batiseñal en el cielo y esas caminatas por los muros de los edificios agarrados de una cuerda y las ventanas de vecinos que se habrían eran parte de una televisión, sin efectos especiales, sin tecnología, pero con gran creatividad y diálogos muy divertidos.
Adam West será recordado únicamente por su Batman, aunque el actor haya sobrevivido por décadas al personaje y observado su transformación desde la barrera, en algo totalmente inimaginable para aquel Batman que de manera ingenua luchaba con un Guasón de cabello anaranjado, una cara blanca y labios muy rojos que reía sin parar ante sus ocurrencias. Batman solemne hasta lo ridículo era el antagonista de la alegría y el tono fársico de todos los villanos.
Y así es como los que disfrutamos de aquel primer Batman debemos recordarlo.



publicado en roastbrief.com.mx el 12 de junio de 2017
imagenes: abc.com.py
                27vueltas.wordpress.com 

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