martes, 24 de octubre de 2017

Margaret Keane una artista víctima del machismo.



Margaret Keane es una pintora que estuvo y está de moda en ciertos círculos. Hace 50 años era explotada y plagiada por su esposo que firmaba los cuadros como suyos.

Armando Enríquez Vázquez

Recuerdo que durante los años setenta y ochenta nunca deje de burlarme de esas estampas naive y kitsch con niños, perros, gatos y novias abandonadas de enormes ojos, lo cursi y exageradamente sensiblero de estas imágenes siempre me provocan rechazo en diferentes niveles. Ahora sé que detrás de esta chabacanería se encuentra la obra igual de naive de una pintora americana que vivió como ella dice, “en prisión” durante más de diez años de su vida, siendo parte de un matrimonio lleno de abusos, de insultos y amenazas y lo peor de una alevosa explotación laboral por parte de un egocéntrico marido.
El nombre de esta artista norteamericana es Margaret Keane. Nació el 15 de septiembre de 1927 en la ciudad de Nashville, en el estado de Tennessee en Estados Unidos. Su verdadero nombre es Peggy Doris Hawkins. Desde su infancia se dedicó a la pintura, estudió en institutos locales de Tennessee y más tarde hizo su carrera en la en la Escuela de Moda Thraphagen en Nueva York. Los ojos siempre fueron una de sus obsesiones y como ella misma comentó en una entrevista de televisión en 1972 en un programa de la televisión local de Hawaii ya dibujaba ojos desde los diez años en los márgenes de sus cuadernos.
La joven, se crio en un ambiente cristiano, en específico metodista. Durante sus primeros años la gran influencia de su vida fue su abuela. Se dice que ya en la universidad era una mujer reservada e introvertida. En 1948 contrajo matrimonio con Frank Ulbrich con quien tuvo una hija y del cual se divorció y se mudó a San Francisco donde conoció a su segundo esposo; su némesis y al mismo tiempo el hombre que hizo su arte popular, Walter Keane.
La obra de Margaret se caracteriza por personajes con enormes ojos. Como ya dije, que parecen desamparados y tienden a provocar sentimientos de compasión y de ternura en las personas. Ese estilo que con el pasar de los años perfeccionó Margaret, llamó de inmediato la atención de Keane. Keane era vendedor de bienes raíces con pretensiones de pintor. Uno de los lugares que frecuentaba Walter era un centro nocturno de moda llamado The i hungry, además de ser uno de los lugares de moda en San Francisco, artistas como el legendario Lenny Bruce hacían lo que hoy llamamos stand up, se comerciaban también algunas obras de arte.
La obra de Margaret, firmada únicamente con el apellido de su segundo matrimonio, pronto llamó la atención, pero también le sirvió a Walter para presentarse él como autor de la obra. Mientras Margaret trabajaba hasta dieciséis horas encerrada en su estudio del sótano de la casa, Walter se dedicaba a la vida bohemia en San Francisco, incluso haciendo enormes fiestas y orgias en su casa y en la cama que compartía con Margaret.
Por un lado, mientras la obra de Keane era despreciada y objeto de burla por muchos miembros del sector artísticos, la gente compraba la obra de la pintora en postales y posters que se hacían de su obra. Personalidades como la actriz Natalie Wood y Jerry Lewis encargaron a Keane retratos y los compraron creyendo que él era el artista. La misma Margaret ignoraba las mentiras de Walter con respecto a la autoría de las obras. De los pocos artistas relevantes que se expresó en favor del trabajo de Margaret Keane fue Andy Warhol quien dijo que la obra no podía ser tan mala como pretendían los críticos cuando existía mucha gente que gustaba de los cuadros pintados por Keane. En una ocasión uno de los 10 criminales más buscados por el FBI compró un cuadro de Keane con un cheque falso. A pesar de que Keane nunca pudo cobrar el cheque, la pintura fue recuperada por una casualidad y devuelta a la artista.
La casi reclusión de Margaret duró hasta 1965, un poco más de diez años de vivir en una relación que poco o nada dejó a la artista salvo el ser explotada por su marido. Antes del divorcio Margaret se dio cuenta de lo que estaba haciendo Walter cuando en una cena una persona le preguntó si ella también pintaba.
Tras el divorcio, Margaret se volvió a casar, esta vez con Dan McGuire un periodista deportivo que trabaja para diferentes medios de California y Hawaii, y se convirtió en testigo de Jehová. Pasaron 5 años antes de que finalmente Margaret decidiera descubrir el fraude que era Walter. En 1970, durante una entrevista de radio cuando se le preguntó si su manera de pintar involucraba una pintura por zonas en las que Walter hacía algunas cosas y ella otras, Margaret respondió que de ninguna manera, que toda la obra era de su autoría y que Walter sólo las vendía. Obviamente Walter, negó esto y la acusó de ser una mentirosa a lo que Margaret, con el apoyo de periodistas y de la revista Life, respondió con un reto: Pintar en Union Square en San Francisco, a la vista de todo mundo y aunque Margaret se presentó en el lugar, Walter jamás apareció. Muchas veces se le preguntó a Margaret por qué tardo tanto en delatar la acción fraudulenta de Walter, a lo que ella ha respondido por el miedo que Walter le daba, incluso de acuerdo con la artista, el hombre llegó a amenazarla de muerte a ella y a su hija si alguna vez decía la verdad.



El mismo reto se repitió años después, pero esta vez dentro de un marco legal y la demanda de Margaret por una parte de las ganancias de sus pinturas. Walter había declarado que la única razón por la que Margaret había dicho que ella era la autora de las pinturas era porque creía que él había muerto. En 1986, una corte ordenó a los dos pintar un cuadro del estilo propio de los firmados por la artista. Una vez más Margaret se presentó en la corte con sus pinturas y realizó la obra mientras que Walter se disculpó por no poder hacer la net pues estaba lastimado del hombro. La corte falló a favor de Margaret y le concedió un pago de cuatro millones de dólares, cantidad que Walter jamás le pagó a Margaret.
Walter siguió con su vida dilapidada, alcohólico murió finalmente en el año dos mil. Margaret ha dicho en más de una ocasión que si bien la muerte de alguien es algo muy triste y más cuando se trata de alguien que fue tan cercano, la muerte de Walter fue para ella un verdadero respiro de tranquilidad. Margaret vive actualmente en Hawaii y tiene 90 años.
Puedo imaginar a la joven solitaria e introvertida pintando esos personajes de ojos cada vez más grandes y pasando de un estado de terror a un marido que la explotaba y abusaba de manera psicológica y física de ella, al de la tranquilidad que representaba su estudio, su único donde evadía la realidad por horas, y pintaba esos seres que desde sus ojos reflejaban toda la desesperación y tristeza que albergaba muy dentro de ella. Margaret al referirse a su estilo de pintura, escribió en un artículo que escribió para la revista Awake en 1975 y que tituló Mi vida como una artista famosa:
“Los ojos que pinto en mis niños son una expresión de mis más profundos sentimientos. Los ojos son las ventanas del alma”.
Tal vez por eso mismo, los enormes ojos de los personajes de sus obras tras la separación y la muerte de Walter Keane, muestren una mayor esperanza y serenidad.
En 2014, se estrenó la película Big Eyes del cineasta Tim Burton acerca de la vida de Margaret Keane. Burton es uno de los fans del arte kitsch de esta pintora. La canción principal de la película con el mismo nombre la interpreta Lana del Rey.

publicado en mamaejecutiva.net el 16 de octubre de 2017
imagenes vulture.com
                vijesti.me

1 comentario: