miércoles, 18 de octubre de 2017

Reconstruir



Es momento que más allá de la solidaridad demostrada en las semanas pasadas, exigamos a los gobiernos federal y locales reglas claras y nuevas para construir en las zonas afectadas.

Armando Enríquez Vázquez

Haciendo a un lado los discursos demagógicos de Enrique Peña Nieto y el lado oscuro que estos tienen, así como de la profunda incapacidad más allá de los discursos vacuos de Miguel Ángel y los pretextos y excusas del corrupto Graco Ramírez, lo único cierto es que en México se debe iniciar la reconstrucción del país. Pero lo primero es ser totalmente transparente en que es lo que debemos reconstruir y que no. Ya en la repartición de los primeros recursos la semana pasada se detectó a no damnificados enviados por los partidos políticos de izquierda de la capital, PRD y Morena, medrando con los recursos de quienes fueron realmente afectados con tal de crecer su clientela electoral.
A pesar de las fotografías que desde el día 8 de septiembre tras el primer terremoto y once días después del segundo sismo con epicentro en Puebla y Morelos, el gobierno federal se ha centrado en la destrucción al interior de ciertas zonas de las ciudades y pueblos, pero nada ha dicho acerca de los daños sufridos por la infraestructura carretera y de comunicaciones. Las fotos de puentes caídos y carreteras dañadas están en las redes, junto con las historias de quienes intentaron llegar a comunidades apartadas en Morelos y Puebla, puedo imaginar que algo similar sucede en Chiapas y Oaxaca. No se trata en muchos casos de caminos nuevos que se hayan construido bajo este sexenio, pero lo corrupto del secretario de comunicaciones y transportes Gerardo Ruiz Esparza y los funcionarios federales, prefieren omitir los hechos con tal de que su dependencia no vuelva a llamar la atención.
En el caso de la CDMX (Marca Registrada) donde la corrupción en delegaciones como Benito Juárez, Cuauhtémoc, Tlalpan y Tláhuac ha quedado manifiesta; edificios de reciente construcción se colapsaron causando muertes. Los delegados no han dado la cara a las víctimas, ni han agradecido a todos aquellos que hicieron y coordinaron lo que ellos no quisieron o pudieron hacer, la única excepción a medias ha sido Claudia Scheinbaum. Debemos señalar que la responsabilidad de la tragedia corresponde a delegados corruptos de Morena, PRD y PAN, pero sobre todo al revanchista bando de construcción emitido por Andrés Manuel López Obrador cuando era jefe de gobierno, quien actuando como siempre con el estómago y no con el cerebros castigó a Benito Juárez con la plaga de constructoras, porque el voto no lo fue favorable en la delegación, mismo trato aplicó a la delegación Miguel Hidalgo, pero en aquella demarcación la actitud de los delegados panistas ha sido totalmente diferente a los de Benito Juárez y han sido muy estrictos en materia de construcción.
Desde 1985 y ahora lo comprobamos en 2017 en la Ciudad de México existen zonas de riesgo, mismas que por desgracia son en parte donde se han asentado las nuevas construcciones y la voracidad de funcionarios y constructoras. Es momento que más allá de la solidaridad demostrada en las semanas pasadas y la que habremos de demostrar en los meses que siguen con nuestros hermanos damnificados, exijamos a nuestros empleados en el gobierno de la Ciudad reglas muy claras para la construcción en la capital del país y en especial en las zonas más afectadas. Colonias como Narvarte, Del Valle, Roma, Condesa, Juárez, Miravalle, Álamos, entre otras, deben frenar toda la construcción que se están llevando a cabo y estas ser revisadas a conciencia, todos y cada uno y se deben incluir hoy zonas como Coapa, Villa Coapa, Xochimilco que resultaron profundamente afectadas pero que la opacidad de las autoridades delegacionales y la falta de interés de los medios de comunicación tradicionales han omitido.
Lo que dicta la lógica tras lo que hemos sufrido en este último sismo, es que construcciones mayores de cuatro pisos no deben ser permitidas en estas colonias. Los grandes edificios de más de seis y siete pisos, en otras zonas de la ciudad, deberán de cumplir una reglamentación mucho más estricta que tenga como objetivo principal proteger la vida de los habitantes y usuarios de dichos edificios. En muchos de los predios de la Roma, Condesa, Narvarte y demás colonias afectadas se debe valorar la opción de crear zonas verdes de esas que Miguel Ángel Mancera se ha encargado de destruir y talar.
La inclusión de las delegaciones más sureñas de la capital como Tláhuac y Xochimilco en las que los delegados de Morena han demostrado su completa inutilidad y sólo ha quedado de manifiesto el malestar de los habitantes de Xochimilco, por ejemplo, sacando a patadas al corrupto embajador de la opacidad de Morena.
Por su parte Claudia Scheinbaum quien intenta salvar su candidatura a la jefatura de gobierno de la CDMX ha levantado demandas en contra de quien resulte responsable de funcionarios y ciudadanos para intentar limpiar el escándalo de la escuela Rebsamen, como si fuera lo único dañado en Tlalpan, falta muchas aclaraciones acerca de Galerias Coapa, donde un Liverpool y un Sears están a punto de colapsarse, del Tec de Monterrey y quienes son los responsables de que los puentes al interior de esa escuela se hayan derrumbado causando la muerte de 5 estudiantes y de las zonas habitacionales de esa zona que están severamente afectadas.
Es cierto que la tragedia del pasado 19 de septiembre no tiene comparación con la de hace treinta y dos años; el reciente sismo no fue de la misma magnitud del ocurrido en 1985, tampoco tuvo la misma duración. Esto debe obligarnos a reflexionar sobre lo que podría ocurrir en la ciudad con un desastre similar al de 1985. Es por eso qué resulta impostergable replantear el reglamento de construcción de la ciudad, y definir las zonas y el tipo de construcción que se puede llevar a cabo en cada zona de la Ciudad, sin pensar en revanchismo, ni clientela como lo ha hecho el PRD y ahora Morena. En la Ciudad de México no va a dejar de temblar y los números indican que en cualquier momento podemos esperar que otro terremoto de gran magnitud la sacuda.
De la misma manera somos nosotros los que podemos acabar con todos esos parásitos que viven gracias a nosotros y que de nada o poco hacen cuando verdaderamente se necesita que actúen y coordinación. Por qué no se reconstruye con las clásicas tarjetas de empresas afines al corrupto Peña Nieto y sus funcionarios, es con verdaderas ganas de ver a México de pie.
Hay que reconstruir la ciudad, las zonas dañada, pero ante todo un gobierno y unos gobernantes de la capital y del país, que cada día se han mostrado más incompetentes y mezquinos.

publicado en blureport.com.mx el 11 de octubre de 2017
imagen DeathTo Stock.com

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