viernes, 15 de diciembre de 2017

Más allá de la campaña.



Con discursos anacrónicos, Meade disfrazado de chamula y Lopez Obrador arrancan las campañas para la presidencia de 2018, sin que nada más que la demagogia importe.

Armando Enríquez Vázquez

El próximo año será de campaña política, al menos los primeros seis meses y después de limpieza de la casa y a lo mejor de clara huida, dependiendo del ganador. El candidato ganador y su equipo habrán de llegar a hacer más de lo mismo y menos en favor de los mexicanos, lo que es más grave parece ser la forma en que como caballo con los ojos tapados los candidatos sólo saben ver hacía el frente olvidando que el mundo, parafraseando a Wittgenstein, es todo lo que acaece.
México es un país con problemas aún de país subdesarrollado; pobreza, hambre, desnutrición infantil, inequidad, explotación de niños, adolescentes y adultos laboralmente, trata de personas, feminicidios, machismo, corrupción galopante e impunidad. Inseguridad. Opacidad. Se pueden enumerar muchos más que tienen que resolverse y ponerse en la mesa de los debates electorales, en la agenda de los futuros gobernantes federales y de las diferentes entidades que elegirán nuevos gobiernos, pero la modernización y las posturas frente a las nuevas realidades no puede postergarse y no podemos vivir de votos corporativos y favoritismo a sindicatos que únicamente retrasan el progreso del país y con nuestro dinero mantienen a grupos de trabajadores mañosos y flojos. No son todos los sindicalizados, pero sí son muchos de ellos, sobretodo los líderes y sus círculos de poder, personajes acomodaticios que igual han servido al PRI que al PAN en detrimento o de plano sin importarles los agremiados en ningún momento.
Y no sólo los candidatos, sindicatos y burócratas, nosotros mismos parecemos creer que México es un universo aislado al que no afectan los cambios de un mundo que se transforma a velocidad muy diferente al resto de los cambios en la historia de la humanidad.
Quienes tenemos más de cincuenta años debemos reconocer que hemos aprendido a manejar tecnologías muy diferentes e inesperadas a aquellas con las que nos enfrentamos en nuestra infancia y adolescencia. A lo largo de nuestras vidas nunca fue más cierto aquello de renovarse o morir. Los analfabetos tecnológicos que no se acercan a las computadoras, a las tabletas a los cambios en el consumo de entretenimiento, a los todavía más formidables cambios en las formas de llevar a cabo nuestros intercambios comerciales, están condenados a aislarse de la sociedad. A principios de los años setenta o finales de los sesenta fue la primera vez que vi una tarjeta de crédito y mi padre la atesoraba como uno de los grandes cambios de su generación. Hoy el manejo de dinero virtual es un hecho cotidiano. Nuestros padres nacieron en un México sin televisión hace menos de cien años y nuestros nietos habrán de nacer en un mundo donde lo que menos importe sea la televisión porque el modelo que planteaba la televisión es obsoleto ya.
Mis abuelos nacieron hace poco más de cien años en un mundo y en un México que poco o nada tenía que ver con el México en el que murieron, luz eléctrica, teléfonos, radio, cine, automóviles, aviones, cámaras fotográficas, la producción en serie y el consumo masivo. Vieron surgir sistemas económicos que intentaban declararse únicos y también los vieron desaparecer.
Creo que muchas de las preguntas que debemos hacer a los candidatos deben ser en sentido de ¿Cuál es su visión a futuro inmediato? ¿Qué saben de los cambios que se dan en el mundo? ¿Cómo piensan enfrentarlos?
A finales del mes de octubre el portal informativo El Financiero subió una nota en las que el entonces Secretario de Hacienda se manifestaba por una economía digital argumentando que el manejo de efectivo era una de las fuentes más importantes para la corrupción y para la inseguridad. La verdad es que en el primer caso tengo mis dudas a pesar de aquel avión con millones de pesos que llegó al aeropuerto de Toluca procedente de Veracruz en plena campaña del saliente Enrique Peña Nieto. Muchos crímenes de cuello blanco se pueden efectuar desde una oficina y con una computadora, lo que puede ser cierto es que la reducción en asaltos sea una realidad, aunque podría terminar en el aumento de secuestros exprés. Lo cierto es que poner sobre la mesa de discusión o como propuesta la desaparición del dinero de papel es sin duda un tema que debemos afrontar, más cuando el cripto dinero como el Bitcoin comienza a tener un valor real dentro del mundo financiero y de negocios.
De la misma manera es importante que dejemos atrás el tema del petróleo y de las fuentes de energía basadas en recursos no renovables, para entrar de lleno en la discusión de las energías verdes, me gustaría saber lo que opinan los precandidatos al respecto. Acerca de los movimientos internacionales hacía políticas de un salario universal, cuando en México vemos aun la miseria a la que descaradamente el gobierno de Peña Nieto llama salario mínimo.
¿Qué opinan los aspirantes a la presidencia acerca de la revolución industrial en la que esta inmerso el mundo, siendo México un país manufacturero y de con mano de obra muy barata? ¿Cuáles son las ideas de quienes quieren gobernar al país frente a las políticas de cambio climático del mundo, de comercio internacional, de seguridad interna, de cultura?
Estas son preguntas cuyas respuestas pueden atraer al olvidado mundo de los jóvenes y los millenials a quienes las clásicas discusiones políticas corporativas, populistas y dirigidas a tribus o sectores que únicamente están buscando ganancia a río revuelto, les parecen de los menos atractivas y de lo más repulsivo que tiene la política y los políticos nacionales. Pero también el discurso y los objetivos a una población de mayor edad que empieza a estar cerca del retiro debe ser un punto importante en los temas de los precandidatos o pretenden los aspirantes a las candidaturas ¿abarrotar los supermercados de ancianos trabajando de cerillos en una forma por demás injusta e inhumana?
Resulta indignante la ignorancia de personajes que quieren ser candidatos y por ende dirigir al país como Margarita Zavala cuando habla de economía naranja sin saber de lo que está hablando realmente. Por lo que habría que preguntarles a todos, su postura en el tema, así como su postura frente a la educación y el apoyo a los científicos y sus patentes que pueden ayudar a captar muchas divisas para el país. Entre dinosaurios disfrazados de mesías, tecnócratas con ínfulas de reformadores y oscuros independientes, todos peleando y discutiendo una agenda que los mismos columnistas ignorantes del mundo contemporáneo intentan dictar, es muy importante que quien gobierne México de 2018 a 2024 tenga claro todo lo que habrá de cambiar a nivel mundial y que afectará de manera directa a las políticas y hábitos de los mexicanos.

publicado el 1º de diciembre de 2017 en blureport.com.mx 

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