sábado, 2 de diciembre de 2017

Publicidad maldita y el bullying de los ciudadanos.



Solamente de 2013 a 2016 Enrique Peña Nieto gastó más de 37,000 mdp en publicidad beneficiando obviamente a medios como Televisa, El Universal y Radio Fórmula fieles mascotas del presidente.

Armando Enríquez Vázquez

El daño que le ha hecho a México el control y manejo discrecional del dinero que los gobiernos locales y federal, así como las dependencias de gobierno y poderes del estado hacen de recursos para financiar a medios de comunicación, con tal de asegurar un trato preferencial en las notas y columnas, incluso a manipular la información en su ventaja, es uno más de los actos de arrogancia de los políticos. El costo de las mentiras que nos cuentan y que ellos mismos se cuentan, y hasta se creen, únicamente repercute de manera negativa y directa en la población.
La semana pasada, de manera sorpresiva la Suprema Corte de Justicia de la Nación falló a favor de un amparo interpuesto por la organización Articulo 19, a favor de que se regule la publicidad oficial y el gasto que de ella deriva. Por lo que la Corte ordenó al legislativo regular este rubro.
Articulo 19 es un organismo apartidista e independiente dedicado promover y vigilar el avance de la libertad de expresión. Desde 2014 el Congreso prometió legislar acerca de la llamada publicidad oficial y hasta la fecha no ha hecho nada, lo que no es de extrañar pues el congreso nunca hace absolutamente nada bueno, por lo que Artículo 19 decidió ampararse contra una acción del poder legislativo que nos afecta a todos.
Solamente de 2013 a 2016 el gobierno de Enrique Peña Nieto gastó más de 37,000mdp en publicidad beneficiando obviamente a medios como Televisa, El Universal y Radio Fórmula fieles mascotas de Peña Nieto y sus secretarios. Esto lo sabemos gracias a otra organización llamada Fundar.
En una entrevista que el presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados Jorge Carlos Marín otorgó a la periodista Carmen Aristegui, el representante popular se mostró molesto por el dictamen de la corte, ¿qué podíamos esperar de un gris y servil burócrata del PRI, que ve atacado a la imagen de su jefe sexenal? La Corte puso como fecha límite el 30 de abril de 2018 a los legisladores y muy seguramente para esa fecha el Congreso pondrá uno de esos pretextos cínicos que acostumbran los políticos de este sexenio.
Lo cierto es que somos una vez más los ciudadanos; apáticos y quejumbrosos frente a los actos de prepotencia y total desprecio por el ciudadano de Peña Nieto y sus lambiscones, quienes debemos obligar e insistir en que el Congreso de la Unión sirva para algo y no sólo para hacer propaganda maniquea en la que presumen su ayuda a los dreamers y no a los damnificados de los sismos de septiembre, por ejemplo. Esos senadores y diputados que legislan a favor de Televisa y Oderbrecht y no a favor de que los órganos de justicia esten encabezados por hombres o mujeres probos y sin nexos partidistas.
Televisa, El Universal, TV Azteca, ImagenTV, Radio Fórmula jamás habrán de cuestionar al gobierno o al partido oficial, porque la operación de esas empresas se basa en ese dinero de la propaganda del gobierno federal y los estados y no en el sano funcionar de empresa, como debería de ser. Hace poco en Radio Fórmula escuche un spot del gobierno de Sinaloa que poco o nada nos dice a los habitantes de la CDMX y durante los primeros años de gobierno del actual gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, este grupo radiofónico no dejó de cubrir cada hora las actividades del mandatario del suroeste del país. Durante muchos años Emilio Acárraga Milmo se declaró soldado del PRI y a pesar de lo que quisieron creer en la siguiente generación, quedó demostrado que Televisa no funciona sin el dinero del estado. Lo mismo sucede con El Universal. No importa el talento y la calidad de las plumas columnistas porque el periódico quiere vender información chatarra. Es claro que cuando en la década de los noventa del siglo pasado el gobierno se deshizo de El Nacional, el desprestigiado medio oficial del gobierno, sólo cerró las puertas de una mala inversión para mantener las de un mejor negocio; la supuesta prensa libre, que en casos como los de El Universal y El Excélsior son desde hace décadas fieles servidores del amo en el poder gracias a los millonarios contratos de propaganda oficial.
Lo más indignante no es el servilismo de quien publica lo que le ordena quien paga y mantiene al medio, lo indignante es la opacidad y discrecionalidad con la que se manejan los recursos, de acuerdo con el organismo Fundar, en 2015 Zacatecas, Hidalgo y el perredista Michoacán rebasaron en más de 600% el dinero autorizado por el congreso local en materia de propaganda, mientras que Chiapas, Veracruz, Sonora, Baja California Sur, Sinaloa, Jalisco y Tamaulipas rebasaron esos gastos en más de 200%.  Sólo Tlaxcala tuvo un subejercicio de 5% en su propaganda. Todos esos extras deben sumarse a la exorbitante suma ya gastada por la presidencia.
Lo que sigue sería ver si ese gasto en propaganda es inversamente proporcional a la aceptación de los gobernantes, porque a nivel federal esa parece ser una constante. Entre más desprestigiado y menos credibilidad tiene el gobierno de Enrique Peña Nieto y ladrones que lo acompañan, mayor es el gasto en propaganda sobre historias que nadie sabe por qué merecen ser contadas, cuando las obligaciones fundamentales de todo estado moderno; La seguridad, el bienestar y mejor infraestructura para sus gobernados, están totalmente olvidadas. Nunca como en este sexenio ha crecido la inseguridad y los asesinatos en México. Es cierto que es el sexenio con más empleos creados, pero son empleos de muy baja calidad y son empleos que no pueden asegurar el crecimiento de social de la mayoría de los mexicanos y sobrepasar la línea de la pobreza, menos cuando el salario mínimo no alcanza a igualar los índices inflacionarios del país. Nunca como bajo la batuta de Peña Nieto se ha saqueado al país y robado a los mexicanos de manera tan descarada, cínica y voraz.
Pero para Peña Nieto a quien nadie le aplaude, en su visión torcida y paranoica de la realidad, somos los ciudadanos y los periodistas quienes atacamos y nos burlamos de las instituciones, somos unos ingratos buleadores, unos desnaturalizados hijos del maíz y no del trigo como él. Él jamás estará mal, él es un bienhechor incomprendido al que la cabra de bolones que somos los mexicanos sólo sabemos bulear, así como a sus impolutas instituciones y a sus ínclitos secretarios.
Pero sólo nosotros podemos exigir a los gobiernos y a los legisladores que en lugar de jugar al traje nuevo del emperador con nuestros impuestos, se utilicen esos miles de millones en la necesaria reconstrucción de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y la CDMX, y no esperar los seis o siete años prometidos por el cínico Jefe de Gobierno de la CDMX (Marca Registrada), que se invierta en las universidades públicas porque ya vimos que las transas, por lo menos en la construcción, se dieron muy bien en las instituciones privadas, que se formen cuerpo policíacos entrenados, bien pagados y capacitados y no se esté buscando el pretexto para legislar la militarización el país y entonces esperar un golpe de estado en pleno siglo XXI.
Desgraciadamente la historia que debe ser contada es una de horror: donde la opacidad, la corrupción y la impunidad son las directrices bajo las actúa Peña Nieto y esa historia a pesar de no ser la mejor la contaremos una y otra vez los mexicanos en los años por venir, espero que como ejemplo de un pasado que nunca se debe repetir en la incipiente e imperfecta democracia mexicana.

publicado en blureport.com.mx el 24 de noviembre de 2017 

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