lunes, 24 de junio de 2019

Investigación clínica en un país sin ciencia.



La investigación clínica es importante por el desarrollo de nuevos fármacos, la derrama económica y sobre todo por la posibilidad de mejorar la salud de los voluntarios que prueban de estos nuevos productos.

Armando Enríquez Vázquez

A pesar de la posición retrograda del gobierno de la República en materia de ciencia e investigación, los científicos en México y las asociaciones científicas intentan mantener su actividad de manera normal.
La investigación clínica es la responsable de llevar a cabo el último paso en el desarrollo de nuevas medicinas que ataquen las diferentes enfermedades que acosan a los seres humanos. El desarrollo que inicia en los laboratorios y en los pizarrones donde se conceptualizan las combinaciones químicas que habrán de llevarse como un compuesto real y con el que se experimentará en animales en un principio y finalmente a las pruebas de control y efectividad de estas drogas en pacientes con los padecimientos para los que han sido diseñadas, lleva años y hay que decirlo no siempre este esfuerzo resulta en un éxito. Pero existe una necesidad real por llevar a cabo este tipo de investigación.
La investigación clínica en el caso de México es importante no sólo por el desarrollo de nuevos fármacos, o la derrama económica que este tipo de actividad representa, que se manifiesta diferentes ámbitos como sueldos y empleos, el impacto directo sobre compra de medicamentos de vanguardia para cierto tipo de pacientes, el desarrollo de patentes, pero ante todo por la posibilidad de mejorar la salud de los sujetos voluntarios para la prueba de estos nuevos productos.
Para un correcto desarrollo de la investigación clínica se requiere la participación de universidades y académicos, de la industria farmacéutica y del gobierno para crear una cadena virtuosa en el proceso. La academia es de donde surge el conocimiento y la investigación, la iniciativa privada la financia en busca de hacer negocio y finalmente el gobierno regula y supervisa que no existan abusos de las empresas privadas en la aplicación de sus pruebas, como tampoco se violen los protocolos, normas y leyes del país, ni las reglas internacionales de los comités de bioética, así como apuntar las investigaciones que interesan a un gobierno por las enfermedades que presentan en mayor número los pobladores y no la de la agenda de la iniciativa privada.
Hace apenas dos años y bajo otra manera de ver el desarrollo económico y científico del país se veía un futuro promisorio en la investigación clínica en nuestro país. Hoy esa visión ha cambiado de manera radical.
En ese sentido la Asociación de Profesionales de la Investigación Clínica A.C. (APEIC) que realizó su V Congreso Nacional de Investigación Clínica, sufrió el desprecio de las autoridades tanto de la Comisión Nacional de Bioética, que dirige el Dr. Manuel H. Ruiz de Chávez, en su lugar participó la Maestra Areli Cerón Sánchez que es la directora de Comités de Bioética. Lo más preocupante fue la ausencia total de la COFEPRIS, Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, cuya presencia en este tipo de congresos debería ser prioritaria para su titular el José Alonso Baeza Novelo, dado que el asunto principal de la investigación clínica como ya quedo establecido es la creación de nuevos medicamentos que impacten en la salud de los pacientes y por extensión en políticas públicas que se pueden implementar en el tan deteriorado Sistema Nacional de Salud.
Los números manejados por los conferencistas de este congreso sobre lo que representa la investigación clínica en nuestro país en comparación con lo que se hace a nivel mundial son realmente patéticos. Únicamente el 1% de la investigación clínica a nivel mundial se realiza en nuestro país, por lo que se necesita la participación del gobierno en el sentido señalado arriba para promover un incremento en la investigación de este tipo en el país.
De nada o poco sirven los esfuerzos de organizaciones como la APEIC, si el gobierno de la 4 T decide darles la espalda, sobre todo porque al tener participantes de otros países que pueden inferir en la inversión en nuestro país, la ausencia de las autoridades correspondientes causa desconfianza y puede desalentar la llegada de capitales.
El presidente de la APEIC, el doctor José Luis Viramontes en su exposición afirmó que en México hay cosas por hacer para poder implementar una política pública importante en materia de investigación clínica que permita al país salir del lugar 27 que ocupa en la actualidad en materia de esta actividad científica y atraer inversión de la manera que Corea del Sur lo logró en menos de una década.
De hecho, una de las cifras que más me llamó la atención fue que en los últimos 40 años el porcentaje de pacientes en los que se llevan a cabo pruebas con nuevos fármacos en nuestro país no ha cambiado a pesar del aumento de la población.
 Este tipo de investigación que involucra seres humanos y nuevas medicinas, sin duda es polémico e implica cuestiones relacionadas con los derechos humanos y los derechos de los pacientes, sin importar que hayan firmado cualquier acuerdo con las empresas que aplican la investigación, así como una fuerte regulación por la conocida voracidad y en muchas ocasiones falta de escrúpulos de los empresas farmacéuticas, no resultó extraño escuchar hablar con descaro a un norteamericano llamado Mathew Moyer, ponente, acerca de lo importante que ha sido aprovechar la falta de legislación en la materia en África. Esa es una razón más de porque deben estar presentes las autoridades nacionales.
Pero otro de los ponentes Stephen Sostein, habló de la importancia de profesionalizar a los investigadores clínicos, crear carreras e incluir la materia en el perfil de las carreras relacionadas, así como centros interdisciplinarios para enseñar la materia a los diferentes involucrados en la investigación clínica y no únicamente a médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud.
Este tipo de eventos son importantes en un país que necesita salir de su retraso en materia de investigación y desarrollo científico. Es más importante que las autoridades apoyen a lograr estas metas con fondos y presupuesto que simplemente ignoren la existencia de los esfuerzos de una comunidad mexicana inmersa en la materia, de igual manera, es obligación del gobierno supervisar y hacer que las leyes y regulaciones se cumplan por la importancia que en materia de bioética y derechos humanos una investigación como la clínica implica y no sólo con la soberbia de la 4 T darles la espalda a los esfuerzos de los grupos privados.

publicado en blureport.com.mx el 16 de junio de 2019

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