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miércoles, 13 de marzo de 2024

La destrucción de Fondo de Cultura Económica.

 



Al final de una trayectoria como promotor de la lectura, intelectual de oposición y hombre abierto, Paco Ignacio Taibo II sólo ha demostrado su odio y su intolerancia.

Armando Enríquez Vázquez.

A finales del siglo XX con la llegada de un gobierno de supuesta izquierda a la capital de México se integraron en el área de cultura, hombres y mujeres que se pensaba tenían una estatura intelectual para proponer un cambio en ese momento en las políticas culturales, al menos, en la Ciudad de México.

Uno de ellos fue el escritor Paco Ignacio Taibo II, combativo y creador de un investigador totalmente chilango y una serie de cuentos con trasfondo sindical divertidos, y críticos de lo que sucedía en la capital del país. Taibo II promotor de la novela negra convenció al jefe de gobierno Cuauhtémoc Cárdenas en publicar libros y regalarlos a la ciudadanía. La idea de Taibo, hijo de la España Republicana y de la cultura mexicana, curiosamente era muy similar a la de José Vasconcelos y desde la arrogancia, como el antiguo Secretario de Educación, decidió que era lo que debían leer los capitalinos. Los libros se regalaban en el zócalo de la CDMX. Yo recuerdo haber conseguido Sin novedad en el frente de Erich María Remarque y Los diez días que estremecieron al mundo de John Reed. Cosa interesante es que se hacían largas filas para obtener los libros; claro que esto no quiere decir que la gente los fuera a leer, muchas veces los obtenían para venderlos.

Posteriormente Taibo II creó una red de libro digitales que se podían descargar o leer desde los dispositivos digitales. A mediados de la primera década de este siglo produje un programa piloto conducido por la periodista Rosalba Aguirre en la que ella entrevistó al escritor en su casa. Al finalizar la entrevista Taibo II me solicitó grabar un mensaje para los directivos de la extinta Cadena3. En el breve mensaje, no mayor a los 5 minutos el escritor apelaba a los directivos del entonces recién creado canal para hacer un pequeño programa promoviendo la lectura a partir sólo de libros que a él le gustaban y argumentaba no hablar mal de ningún libro.

Obviamente a la gente de Cadena3, no les interesó la propuesta por una sola razón, son ignorantes y solo les interesa el dinero, algo bastante común en los directores y dueños de medios de nuestro país.

La calidad como escritor de Taibo II no está en duda, sus importantes obras de ficción y también de historia son parte importante de nuestra literatura del siglo XX y lo que va del XXI, es su calidad como ser humano y funcionario burocrático del gobierno mexicano lo que habla muy mal de él y lo muestra como un hombre pequeñito lleno de traumas y rencores. Cómo otros funcionarios del gobierno de la mal llamada 4T, Taibo II está comprometido con la destrucción de la historia de las instituciones forjadas en el país tras la revolución de 1910, el Fondo de Cultura Económica es sin duda el máximo logró y esfuerzo editorial de México en toda su historia y Paco Ignacio, que se siente ante todo intelectual español, lo desprecia porque su fundador fue Daniel Cosío Villegas, un intelectual lejano a la izquierda dogmática de López Obrador y sus allegados, quién al final de su vida se volvió en crítico del sistema y sobre todo del presidente Luis Echeverría a quien López Obrador emula y gente como Taibo II que sufrió la represión durante los años posteriores a 1968 parece haber olvidado.

Taibo II inició su gestión destructora acabando con la independencia del Fondo para unirlo a la burocracia maldita de la Secretaría de Educación y hacerlo parte de Educal, una red de librerías que sexenios funciona y otros no. Después de hacer la clásica limpia al interior del Fondo, el español-mexicano se dedicó a negar la publicación de cierto autores, a la reimpresión de obras fundamentales y a abrir la imprenta a sus amigos. Incluso ha demostrado su poco entendimiento del valor de los géneros literarios, dedicado a promover la novela negra, Taibo II ha olvidado a los poetas de nuestro país.



La pobreza y segmentación de la oferta de las librerías del Fondo de Cultura Económica es muy clara para los lectores de siempre que hemos sido clientes de la editorial más importante de nuestro país. La falta de muchas editoriales, así como la poca creatividad de la gente de marketing del Fondo que sólo han copiado la visión de las grandes librerías privadas que cada día venden menos libros y ofertan más juguetes, tazas, separadores, atriles y rompecabezas.

 Muchos miembros de lo que alguna vez se presumió como la vanguardia intelectual de izquierda en México, hoy son parte de la mayor farsa; la ultraderecha retrograda pro militar disfrazada de movimiento progresista y Taibo II sin ningún pudor, ni memoria tristemente es uno de ellos.

México es un país enorme y los gustos y preferencias por autores y tipos de lectura, eran algo que no impactaba en el Fondo de Cultura Económica, una cosa es hablar sólo de los libros que te gustan y otra muy diferente intentar imponer tus preferencia a millones de mexicanos. Si bien existe una colección de narraciones muy barata, lo cierto es que esta colección llamada Vientos del Pueblo. También es cierto que los textos tienen el sesgo que el escritor/burócrata impone.

Irónicamente la furia dogmática del director del fondo choca como en todo comunista recalcitrante con su amor por el dinero, mientras desde que inició su mezquina y destructora labor al frente de una de las editoriales más importantes del mundo hispano hablante, incluyendo a nuestros paisanos en Estados Unidos, pues el Fondo de Cultura Económica tiene librerías en San Diego, niega la participación de la editorial en las ferias del libro importante de nuestro país como la del Palacio de Minería o la de Guadalajara, el funcionario si tiene tiempo y espacios en las mismas para presentar y comercializar sus libros en ellas.

Será necesario al finalizar el sexenio hacer una auditoria a fondo en el Fondo para saber bien a bien que sucedió en seis años de dictadura editorial.

martes, 10 de enero de 2023

ERA editorial mexicana fundada por el exilio español.

 


Entre muchas instituciones culturales legado del exilio español se encuentra una de las editoriales importante de México, que ha publicado a Monsiváis, Manjarrez, José Revueltas...

Armando Enríquez Vázquez

Miles de republicanos, socialistas, anarquistas y habitantes que se oponían a la dictadura y opresión que se avizoraba en España con el triunfo de Francisco Franco en la guerra civil que sufrió aquella nación se refugiaron y exiliaron en diferentes naciones del planeta; muchos de ellos en nuestro país. El general Lázaro Cárdenas, presidente de la nación abrió las puertas a los hermanos españoles.

Intelectuales, pensadores, artistas y políticos españoles llegaron a Veracruz y se adentraron hacía la capital del país y otras ciudades principales. Así sucedió con la familia Espresate Xirau; primero Tomás y su esposa Filomena Xirau Vila llegaron a México en 1942 y tres años después en 1945 sus hijos. Tomás Espresate Pons había salido de España después de la derrota de los republicanos, se estableció por un tiempo en Paris antes de viajar a México. En nuestro país se dedicó a la imprenta, la venta de libros y el negocio editorial creando empresas reconocidas como la Imprenta Madero y la Librería Madero.

Su hija Neus siguió los pasos de Tomás y junto con el artista gráfico Vicente Rojo, que trabajaba en el diseño de diferentes productos en la Imprenta Madero, y sus hermanos Jordi y Francisco, así como a José Hernández Azorín pensaron en crear una editorial. A la que llamaron Ediciones ERA (Espresate, Rojo, Azorín) aunque con el tiempo quién quedo al mando de la editorial fue Neus Espresate. La idea fue utilizar los tiempos muertos de la maquinaria de la imprenta para editar libros.

Por su formación ideológica y la de sus padres, Neus creció en un ambiente de ideas comunistas y socialistas, el objetivo de ERA fue publicar a los jóvenes de ideas de izquierda en México.

Neus nació en Canfranc, España en 1934, tenía once años al llegar a México para reunirse con sus padres, aquí estudió en el Instituto Luis Vives, uno de los colegios formados por los miembros del exilio español en nuestro país, y militó en las Juventudes Socialistas Unificadas un organismo que se formó en España antes de la Guerra Civil y de alguna manera se mantuvo activo en los países que acogieron a los exiliados.

Vicente Rojo nació el 15 de marzo de 1932 en Barcelona, como los hermanos Espresate, Rojo arribó a México en su infancia y se naturalizó mexicano. Su obra no se limita al diseño de carteles y portadas de libros, es reconocido como uno de los grandes pintores y escultores mexicano.

ERA surgió en una época en que existían pocas editoriales en México y sirvió como impulso para un grupo de jóvenes escritores mexicanos que no pertenecían, en ese momento, a las mafias intelectuales creadas por escritores como Salvador Novo. Estos jóvenes estaban llenos de ideas modernas y de izquierda.

El primer libro publicado por ERA fue La Batalla de Cuba del escritor Fernando Benítez, a quién Neus en una entrevista de la revista Gatopardo (1), reconocía junto con Arnaldo Orfila, entonces director del Fondo de Cultura Económica, como los mentores de ella y demás miembros fundadores de ERA.

ERA publicó a Gabriel García Márquez cuando aún no era conocido, con el libro El coronel no tiene quien le escriba, de hecho, después de la Universidad Veracruzana que tenía una editorial también de gran importancia fue el segundo sello que publicó al colombiano.

La edición del trabajo de Ramón Ramírez, El moviento estudiantil de México en 2 tomos en 1969 y sobre todo el legendario texto de Elena Poniatowska; La noche de Tlatelolco en 1971, pusieron a ERA en la mirada no sólo de los lectores, si no del represor y censor gobierno del asesino Luis Echeverría y los editores y socios de la casa editorial sufrieron acoso y amenazas por parte del régimen priísta.

Por su parte, Vicente Rojo, como director artístico de la editorial diseñó muchas de las portadas de la editorial entre ellas la de Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco, Pasaban en silencio nuestros dioses de Héctor Manjarrez, Amor Perdido de Carlos Monsiváis entre muchas más.

ERA ha sido además la editorial que se ha encargado de editar una gran parte de la obra de los grandes escritores mexicanos de finales del siglo XX como José Emilio Pacheco, Héctor Manjarrez, Sergio Pitol, además de la obra de José Revueltas, poetas como David Huerta, Francisco Hernández, José Carlos Becerra, a los historiadores Fernando Benítez, Alfredo López Austin, la mejor traducción de Bajo el volcán de Malcolm Lowry esta publicada por Ediciones ERA, Paradiso del cubano José Lezama Lima, desconocido en la isla por haber sido homosexual a pesar de haber apoyado la revolución de Castro, también está publicado por esta casa editorial.

Ediciones ERA es sin duda uno de los verdaderos pilares de la cultura en nuestro país y la más importante casa editorial independiente con más de 500 títulos en su catálogo.

Neus Espresate murió el 21 de febrero de 2017 en la Ciudad de México. Vicente Rojo murió el 17 de marzo de 2021.

Publicado el 19 de diciembre de 2022 en thepoint.com.mx

imagenes: era.com.mx

 

 

 

(1)      https://gatopardo.com/arte-y-cultura/neus-espresate-ediciones-era/

 

sábado, 1 de enero de 2022

Librerías.

 


Más allá de su funcionalidad, la posibilidad de unir al libro con su lector como diría Borges, las librerías pueden llegar a ser bellas. Algunos establecimientos que recuerdo. 

Armando Enríquez Vázquez

Leo un artículo acerca de las librerías más bellas del mundo, un artículo que se ha vuelto lugar común en Internet. En diferentes portales es común encontrar este tipo de texto. En este publicado por The Financial Times, como siempre cada quien tiene sus favoritas y sus repetidas con otros recuentos similares, me sorprende encontrar por primera vez una librería mexicana; El Péndulo Cafebrería, y lo cierto es que la matriz en la calle de Nuevo León en La Condesa y la sucursal de Polanco son librerías hermosas en verdad. Con los años el Fondo de Cultura Económica ha construido al menos dos bellos espacios para sus clientes y lectores, el primero aprovechando la estructura de lo que fue alguna vez el Cine Lido, inaugurado en 1942 y diseñado por el arquitecto estadounidense Charles Lee en el más puro estilo art deco. En 2006 se reinauguró como un centro cultural que incluye la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica, el otro es el Centro Cultural Elena Garro en el centro de Coyoacán.

A lo largo de muchas décadas las librerías en México se transformaron de estanterías con libros donde a veces ni siquiera se podía observar los libros con detenimiento pues se estorbaba el paso de otros clientes en amplios espacios con sillones y lugares recreativos para los lectores más jóvenes.

En la década de los ochenta y noventa Gandhi era sin duda la mejor opción para buscar libros y LPs, sin embargo, era un infierno para buscar libros de manera azarosa. Los libreros a veces eran lo demasiado chaparros y obligaban al lector a buscar en cuclillas entre la oferta de libros obstruyendo a otros que tenían una idea más clara de los que buscaban o a los dependientes que siempre lo supieron todo acerca de la oferta editorial de la librería y de los autores que el lector buscaba. La mesa de ofertas era una enorme estructura al final del pasillo de entrada al local de Miguel Ángel de Quevedo. Los libros en centro eran inalcanzables para cualquier persona y la mesa limitaba el paso a quienes intentaban ver los libros en las estanterías atrás de la mesa.

El Parnaso en el centro de Coyoacán era la segunda librería en el sur de la ciudad. Mucho más espaciosa que Gandhi, y había una más en Insurgentes Sur, frente al Teatro de los insurgentes con su majestuoso mural de Diego Rivera que se llamaba El Ágora, en el centro de la ciudad se encontraban El Sótano y Porrúa, ambas restringían el paso al cliente y como en tlapalería una serie de dependientes atendían a los lectores desde un mostrador, algo que siempre odié.  Afortunadamente ambas han eliminado esa política que alejaba al lector del libro.

La cadena importante de librerías en la Ciudad de México era la Librería de Cristal que había por diferentes zonas de la ciudad y que por lo general estaban mejor planeadas para que el lector/cliente las caminara y revisara con calma los títulos en las estanterías. Pero la oferta no era la mejor y cerca del final de sus días eran visitadas únicamente en temporada de inicio de clases pues en ellas se encontraban todos los libros de texto de secundarias, preparatorias y universidades.

Había una librería en Plaza Universidad llamada Bibliorama que para la inculta clase media mexicana resultaba un extravagante local más, en una plaza del futuro donde lo que importaban eran los cines y locales deportivos y de ropa, que con los años desapareció para dar paso a una tienda de memorabilia de películas y programas de televisión, que ya también desapareció.

 Estas eran las librerías en las que me movía durante mi adolescencia y temprana juventud. Alguna vez me contaron de una librería en sobre avenida de los Insurgentes en la Zona Rosa, llamada Berlin que alguna vez pude ver desde su aparador porque por alguna razón que no recuerdo estaba cerrada.

También estaban las que visitaba de manera constante porque amigos míos trabajaban en ellas o en como en el caso de la Librería Bonilla, ubicada en esos años enfrente a la entra de la UNAM sobre avenida Universidad, la familia de mi amigo Juan Bonilla era la dueña. Actualmente es Juan quien dirige la librería que además tiene su editorial y cuyo local comercial se ubica sobre Miguel Ángel de Quevedo.

Otra librería que visité durante una temporada de manera constante fue El Juglar en la colonia Guadalupe Inn donde mi amigo José Manuel de Rivas trabajaba como dependiente en los lejanos años ochenta. José habría de morir en los años noventa de manera trágica.  

Fue también a mediados de la década de los años ochenta cuando descubrí las librerías de viejo y maravilloso arte del trueque, había una de estas librerías sobre Ave. Cuauhtémoc en las cercanías del Cine México, que además sobrevivió al terremoto de 1985 y en la que realicé este tipo de transacciones más de una vez. Las librerías de viejo que han proliferado son un gran lugar para perderse en ellas por horas buscando un libro que no te imaginas que existe o que quieres leer hasta que ves el título en el lomo entre otros miles de decenas de libros usados.

Con el tiempo he aprendido que las librerías de viejo son la mejor opción para los bibliófilos no sólo en la Ciudad de México, sino en las pocas ciudades del interior y del extranjero que conozco, porque no te apabullan con mesas de novedades donde un desconocido de 26 años y con una primera novela es comparado por el ambicioso y falaz editor con toda la obra de Chejov, Joyce y Proust  juntos, ni están llenos de libros lejanos a la literatura y más cercanos a la más ramplona crónica periodista, disfrazada y etiquetada como literatura por la editorial y los libreros.

En las librerías de viejo sin complejos de moda, ni trending topics uno puede perderse en pasillos de sencillas maravillas con encuadernaciones muchas veces dañadas.

imagen; fotografía de mi autoría.

viernes, 17 de septiembre de 2021

FCE Leer de manera económica un patrimonio mexicano.

 


Una de las grandes empresas culturales de México de trascendencia internacional, un orgullo para todos inició hace más de 80 años como una revista.

Armando Enríquez Vázquez

En México uno de los grandes objetivos de la Revolución fue crear organismos y empresas que beneficiaran a los mexicanos, acabar con la desigualdad evidente desde la instauración de la colonia y buscar la justicia social para todos. Uno de los estandartes terminada la revolución fue la educación y la necesidad de tener mexicanos educados al menos con la primaria en ese momento, pero también la necesidad de editar materiales de lectura para los mexicanos. Los esfuerzos de Vasconcelos por llevar a los clásicos griegos y romanos al campo mexicano, la instauración décadas después por iniciativa del presidente Adolfo López Mateo y su secretario de educación pública, el poeta Jaime Torres Bodet por formar la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuito, pero también la creación de una editorial dedicada a la publicación de libros para todos los mexicanos interesados en leer.

Daniel Cosío Villegas, uno de los intelectuales más importantes del siglo pasado, olvidado por el sistema priísta tras haber sido crítico del nefasto Luis Echeverría, fue el encargado de crear lo que es hoy la editorial mexicana más importante del mundo y que este gobierno de pseudo izquierdistas se ha dado a la tarea de minimizar su trascendencia.

Daniel Cosío Villegas nació en la Ciudad de México el 23 de julio de 1898. Estudió derecho en la Universidad Autónoma de México y después hizo estudios de posgrado en economía e historia en universidades norteamericanas como Harvard, Cornell y la universidad de Wisconsin.  Antes de su carrera como abogado, estudio un año ingeniería. Cosío Villegas comenzó a colaborar con cuentos en diferentes revistas desde los 18 años y más tarde trabajó como periodista en el periódico El Excélsior. Fue en 1934 cuando junto Eduardo Villaseñor, economista renombrado y que fue director general del Banco de México de 1940 a 1946 entre otros cargos públicos y privados, que creó El Trimestre Económico, una revista dedicada a difundir artículos relacionados con economía. En septiembre de 1934 con un préstamo del Banco Nacional Urbano y de Obras Públicas se creó el fideicomiso del Fondo de Cultura Económica con el propósito de difundir obras relativas a la economía, tanto nacionales como extranjeras, a precio accesible para el lector mexicano. En aquel primer consejo del FCE se encontraban entre otros y además de Cosío Villegas y Villaseñor, Manuel Gómez Morín, uno de los fundadores del Partido Acción Nacional, el ingeniero Gonzalo Robles quien fue director general de agricultura en la presidencia de Álvaro Obregón entre otros cargos relacionados con la agricultura y la educación de los campesinos en el país.

Al año siguiente, en 1935 el Fondo publicó sus dos primeros libros: El dólar de plata de William P. Shea, con traducción de Salvador Novo y Karl Marx escrito por Harold Laski. En 1937, Cosío Villegas fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica cargo que ejerció hasta 1948, durante esos años el Fondo comenzó a ampliar su espectro de publicaciones y creó colecciones de ciencia política e historia en 1939. En 1940 se creó la colección Tezontle como una marca aparte del Fondo de Cultura Económica, dedicada desde un principio a la poesía y la literatura. Su primer libro fue La rama viva del poeta español Francisco Giner de los Ríos Morales. Con el paso de los años muchos otros de los grandes poetas mexicanos y del exilio español fueron publicados en bajo este sello que con el tiempo pasó a ser una de las colecciones más importantes del Fondo de Cultura Económica, junto con otras colecciones relevantes en la vida cultural de México. En 1945 El Fondo de Cultura Económica abrió una oficina en Buenos Aires Argentina, la primera fuera de México, a cargo de la misma Cosío Villegas nombró a Arnaldo Orfila. Cosío Villegas impulsó la creación de la colección Biblioteca Americana que encargó a Pedro Henríquez Ureña en 1946, el primer título de la colección fue la traducción del historiador y ensayista Adrián Recinos del Popol Vuh.

En 1948 Orfila sustituyó a Cosío, en un principio como director interino, en un principio, a Cosío Villegas y comenzó la publicación de los Breviarios, una colección que existe hasta la fecha y que reúne títulos de historia, arte, filosofía, literatura, psicología, religión, ciencias sociales, ciencia, tecnología, economía, estudios literarios y que es referente de la cultura editorial nacional y de Latinoamérica. En 1954, se inauguró la que fuera la sede del Fondo hasta finales del siglo XX, ubicada en avenida Universidad y la calle de Parroquía.  Orfila fue director del Fondo hasta 1965, fue bajo la dirección del argentino que se abrió la primera filial en Madrid en 1963. Actualmente el fondo cuenta con filiales en Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala, Perú y Estados Unidos.

En 1991 se creó una de las colecciones más importantes de literatura infantil en las últimas décadas A la orilla del viento.

En su función como promotor cultural el Fondo de Cultura Económica convoca anualmente a diferentes premios en los que pueden participar escritores de habla hispana. En 1989, El FCE recibió el Premio Príncipe de Asturias. 

Una de las polémicas alrededor del Fondo de Cultura Económica es la creación del logo de la institución, mientras muchos, incluida la administración actual de la editorial, lo atribuyen al artista gráfico y escritor español José Moreno Villa, otra de las grandes mentes que llegó con el exilio español y de quien el Fondo ha publicado y reeditado obras importantes como Cornucopia de México una serie de ensayos en los que los ojos de un recién llegado ven a nuestro país. Pero existen testimonios que parecen desmentir esta versión y se atribuye el diseño del logo al artista gráfico originario de Aguascalientes Francisco Díaz de León. Ese primer logo, como la Revista del Trimestre Económico, sigue vigente.

El poeta y escritor José Emilio Pacheco escribió sobre nuestra gran editorial: Jamás sabré cómo sería el mundo si no existieran los libros del Fondo. Tampoco podré medir todo lo que me han dado. Lamentaré en todo caso no haber leído más, entre todo lo rescatable y digno de perduración y defensa en este cada vez más doloroso país nuestro sitiado por la miseria, la sequía y la violencia. (1)

El Fondo de Cultura Económica ha contado con políticos grises y destacados escritores como directores a lo largo de sus 87 años de existencia; Jaime García Terrés, Gonzalo Celorio, José Luis Martínez, Enrique González Pedrero y actualmente Paco Ignacio Taibo II. Tristemente, bajo la dirección de este último y a pesar de su gran experiencia como promotor de la lectura, su visión revanchista y totalitaria ha limitado al Fondo e incluso el escritor lo ha bajado de categoría al convertirlo en parte de la Secretaria de Cultura de un gobierno que ha destruido las instituciones del país, espero de todo corazón y por el bien de México y los mexicanos, que el Fondo recobre su independencia y gloria en el futuro.

Daniel Cosío Villegas además del Fondo de Cultura Económica fue miembro de la fundación del Colegio de México y el Colegio Nacional. Murió el 10 de marzo de 1975 en la Ciudad de México.  

 

(1) https://www.fondodeculturaeconomica.gob.mx/portal/historiafce

publicado originalmente en thepoiint.com.mx el 30 de agosto de 2021
Imagen: fondodeculturaeconomica.com

lunes, 28 de enero de 2019

De cruzadas literarias y libros en celofán: Desincentivar lectores.




El gobierno de la 4T tiene la noble y buena intención de que los mexicanos lean, ¿quién nos asegura que tengan la estrategia correcta?, otros gobiernos han fracasado en el intento.

Armando Enríquez Vázquez

Nada mas alentador que las palabras de Paco Ignacio Taibo II al iniciar el programa de fomento a la lectura del gobierno de López Obrador, hacer que México no este en el 107 lugar de 108 en lectura entre los países miembros de la UNESCO y romper con la concepción elitista del libro.
Recuerdo a finales del siglo pasado o a principios de este el zócalo lleno de mexicanos haciendo filas para conseguir los libros gratuitos que el gobierno perredista del entonces Distrito Federal imprimía y distribuía entre la población. Yo recuerdo haber tenido en mis manos “Sin Novedad en el Frente” de Erich María Remarque. La idea y su realización fue obra de Paco Ignacio Taibo II. Después esto se convirtió en una idea elitista que en su momento patrocinó el PRD y hoy Morena y que se llama Brigada Cultural para Leer en libertad y que pone a disposición de lectores textos en PDF de novelas que ya no tienen derecho de autor o de obras escritas y donadas a la empresa de Taibo II y digo elitista con sarcasmo pues sólo apela a los que tienen acceso a Internet y por extensión el grupo fifí de la sociedad a los ojos de un presidente demagogo y falaz pues hoy la mayoría de los mexicanos tienen acceso a Internet.
Como encargado del despacho de la dirección del Fondo de Cultura Económica y próximo director de la editorial más importante de América Latina y subvalorada por el presidente López Obrador quién le restó importancia y la metió en la burocracia de la Secretaria de Cultura, Paco Ignacio Taibo II anunció el programa federal de fomento a la lectura que incluye distribución gratuita de libros, impresión de textos a bajo costo para el lector. Acercar al lector a los libros y romper el mito del elitismo del libro. Todo suena muy bien, la verdad es que más allá de las buenas intenciones, debemos recordar que en otras ocasiones el decidir que es hora de poner a leer a los mexicanos ha resultado un fracaso. No dudo del entusiasmo de Taibo II, lo que sé de cierto es que; “cuando sueñes utopías recuerda que lo que para unos es paraíso para otros no”, utilizando idea de una frase de Bioy Casares el brillante escritor argentino. José Vasconcelos en los años veinte del siglo pasado y como secretario de educación tuvo una idea muy similar a la que presumen hoy el presidente y el escritor. El resultado un estruendoso fracaso; los mexicanos continuaron evitando la lectura. Desgraciadamente nadie puede imponer a nadie que debe de leer.
Hace ya más de diez años en una entrevista que produje y que tenía como objetivo crear un programa cultural para un proyecto de televisión privada que resultó un engendro de la televisión privada llamado Cadena 3, y que fue el primer experimento de Grupo Imagen en Televisión. Paco Ignacio Taibo aseguraba tener la necesidad de hacer un programa para promocionar libros porque en este país se nos inocula en contra de la lectura desde las aulas de clase. Y tiene razón, pero uno de los motivos poderosos que los jóvenes tienen para abstenerse de leer es el que los maestros los fuerzan a leer textos que a cierta edad resultan áridos y vetustos. La otra es la propia ignorancia y analfabetismo funcional de los propios profesores. Taibo II en ese sentido, como Vasconcelos hace casi cien años, ha decidido cuales son los textos que deben  interesar a los mexicanos y lo peor en un acto discriminatorio y autoritario, aunque puedo entender el trasfondo de ofrecer textos que teóricamente apelen a regionalismos, ha decidido que a los sinaloenses le interesan los textos de Rafael Buelna nativo y escritor ilustre de Mocorito donde inicio el programa federal y que vivió entre 1891 y 1924. A los habitantes de Tixtla Guerrero les regalará un texto de José Mancisidor sobre Vicente Guerrero (1894 -1956) y a los oaxaqueños de Nochixtlán uno de Samuel Kaplan, norteamericano de 83 años de edad. No creo que esos sean los textos que atraigan a los jóvenes mexicanos y tal vez Taibo II debería pensar en los textos que lo hicieron amar la literatura en su infancia y juventud, esos personajes que retrató después en sus primeros libros y que nos encantaban a muchos niños en los setenta y creo que no han perdido vigencia; Salgari, Verne y si de autores nacionales se trata a los sinaloenses de hoy seguramente los atraerían los libros de Elmer Mendoza, y a los mexicanos en general los textos de BEF, Francisco Hinojosa, Fabrizio Mejía Madrid, ¿Por qué no pedirles a estos escritores sumarse a la promoción regalando textos? Estoy seguro que no dudarían en hacerlo, ayudando a promover la lectura con textos que causen más empatía en los mexicanos que textos antiguos a los que pueden acceder los lectores conforme se despierte su curiosidad gracias a los primeros libros.
A Taibo II, como a muchos en esta 4T el triunfo político les llega muy tarde para encontrarlos intransigentes, arrogantes, condescendientes por lo que de no ser más flexible a Taibo II y todas sus buenas intenciones le anticipo el mismo rotundo fracaso que tuvo el proyecto vasconcelista, por basarse en esos mismos aires de superioridad, una nazi y el otro stalinista-castrista, que lo hace erigirse en los pilares de lo que es bueno para los mexicanos. Uno de los grandes méritos de las brigadas de lectura de Taibo II es la variedad de textos que el internauta puede descargar de manera gratuita, nada le es impuesto al lector porque si se trata de Internet Taibo II entiende la libertad, pero desde una oficina burocrática parece que no. Taibo II también debería de estar pensando en una estrategia popular de hacer llegar lo libros de manera electrónica a los universitarios y jóvenes que se interesan por diferentes temas y no pueden acceder a los costos de ensayos y textos científicos y sociales que les son indispensables en sus actividades educativas y no sólo en la literatura.
“De la vista nace el amor” dice un viejo dicho. Y en la lectura más. Otro punto que debe tomar el programa de promoción de lectura del gobierno federal debe incluir la invitación a los libreros a ayudar a poner el libro en las manos del futuro lector. En muchas partes del mundo al entrar a una librería una de las primeras cosas que llama la atención es la existencia de lugares para que los consumidores se sienten a ver los libros a leer un poco o todo el libro y compran libros porque los hojean, les son familiares, les son accesibles en todos los sentidos.
Desde hace años me pregunto ¿Por qué el librero mexicano envuelve el libro en celofán? Así jamás se comprarán libros, se le pone otra barrera al lector para acceder al libro en el lugar más importante el punto de venta. Para aquel que quiere darse una idea del tipo de narrativa que puede comprar en un país donde leer es caro y que no se conforma con los elogios de las contratapas el celofán del libro es una imposición. No nos hagamos las librerías tienen seguros para la mercancía, cámaras en los pasillos y la seguridad necesaria que quien quiere burla y se roba un libro. Habría que dejar al lector decidir si la traducción vale la pena, porque luego esas ciertas traducciones españolas son insufribles, ininteligibles y chauvinistas. Son las librerías quienes más necesitan acercar a los lectores a sus establecimientos, las editoriales mismas deberían impedir esa envoltura transparente del libro que lo vuelve un objeto de deseo inasequible hasta la compra, para después, muchas veces desilusionarse por lo adquirido. Son las librerías a las que amenaza una empresa como Amazon, no lo posibles clientes.
A México en más de una ocasión se le ha intentado hacer leer por decreto y siempre ha fracasado, las buenas intenciones de Taibo II, no son suficientes se necesita una estrategia que realmente se adecue a México del siglo XXI, a las tecnologías disponibles y al diversidad en gustos, todos válidos, de los mexicanos.