viernes, 25 de mayo de 2012

Inofensivas encuestas tan temidas.

Durante los últimos procesos electorales nos ha hecho creer en el valor y autoridad de las encuestas, sin embargo las encuestas dependen de quien encueste y a quien encueste.

Armando Enríquez Vázquez
 
En los últimos procesos electorales de nuestro país, se ha pretendido que las elecciones estén resueltas aun antes de ir a votar y con este fin se nos hace creer que las encuestas son las que previo a emitir nuestro voto han elegido con antelación a los ganadores; que son la voz y mandato de los mexicanos. Y sin embargo, los hechos y las mismas encuestas nos han demostrado que nada de esto es cierto. En el año 200, el PRI aun contaba con todo el aparato estatal para mover las piezas de información como se le daba la gana, las encuestas siempre dieron como ganador a Francisco Labastida, tal vez en casos por márgenes muy cortos,  en otros esos márgenes eran mayores, pero ganador al fin de cuentas. La realidad fue otra muy distinta. Una apabullante victoria del PAN, celebrada de manera multitudinaria en la calle por los mexicanos. Y nadie se acordó de la falsedad de la mayoría de las encuestas.
En el 2006, cuando las encuestas en un principio daban como ganador a Andrés Manuel y decían que nadie lo podría alcanzar,  conforme se acercaban las fechas de los comicios la brecha se fue reduciendo. Al Final la percepción de un gran fraude electoral marcó las acciones de aquellos que lejos de aceptar la democracia prefirieron gritar complot. Las encuestas no habían servido absolutamente para nada, sólo para enfrentar y dividir a los mexicanos.
Hoy se nos muestran las encuestas que los empresarios partidarios del PRI y el partido quieren que veamos, pero en estas fechas la percepción de muchos mexicanos ya no depende de una barra de colores con un tanto por ciento en su extremo.
                    

Inofensivas encuestas tan temidas.

 Una encuesta es sólo una fotografía de lo que piensa o prefiere un segmento de la población en un momento determinado. Sabemos que las encuestas pueden tener preguntas sesgadas que den resultados, ambiguos no del todo ciertos, no del todo falsos y que el encuestador manipula de acuerdo a su criterio, sus intereses o su falta de escrupulos. Pero lo más importante; que las encuestadoras que están más a la vista el día de hoy, han sido contratadas por grupos empresariales interesados en que gane Peña Nieto. De las encuestas que nos muestran los medios hoy en día, no sabemos nada acerca de los criterios con los que han sido aplicadas. ¿Entre que sectores, sociales, de género, edad, de la población?, ¿Cuántas personas han sido entrevistadas?, ¿En qué regiones del país?
Hay otras preguntas mucho más subjetivas pero que son válidas y debemos hacernos, estas preguntas pueden hacernos dudar más de las casa encuestadoras y hacernos pensar que los muestreos de dichas encuestas están perfectamente estudiados y seleccionados por los mañosos encuestadores. Dos principalmente muy sencillas: ¿Cuándo fue la última vez que fuimos participantes de una encuesta? ¿A cuántos de nuestros familiares y amigos han encuestado en los últimos meses?
¿Cómo creer que un candidato, en este caso Enrique Peña Nieto, goza de más del 40 por ciento de las preferencias electorales si hemos visto cómo es percibido en las redes sociales?, ¿Cuándo vimos cómo fue recibido en la Universidad Iberoamericana y las negativas de su equipo de campaña de exponerlo a otros estudiantes de cualquier universidad? ¿Cuándo sus actos de campaña están planificados bajo la dirección de cámaras y escena de uno de los medios de comunicación de este país?
Pensemos que estos hechos tampoco engloban al universo de mexicanos, no todos somos estudiantes de la Ibero, no todos tenemos acceso a redes sociales. Pero existen otros dos hechos recientes, que si bien son igual de manipulables al final del ejercicio, son curiosos y lo medios no quieren que uno conozca. El primero, fue la encuesta aplicada después del debate por el portal de Uno Noticias elaborada por María de las Heras en las que la intención del voto de los encuestados en ocho ciudades del país daban un 36% a Andrés Manuel López Obrador y el último lugar lo ocupaba Enrique Peña Nieto con un 15% de esa intención de voto. El otro fue el simulacro de elección que se llevó a cabo en la UNAM, donde se instalaron 28 casillas electorales en las diferentes escuelas de la Universidad, cada una de ellas con quinientas boletas electorales. El resultado no fue sorpresivo pero si contundente López Obrador contabilizó más del 85% del voto y su más cercano adversario fue Peña Nieto con tan sólo el 5% de los votos.
No quiero decir que estos dos ejercicios marquen la pauta general de las preferencias de los mexicanos, pero si quiere decir que las otras encuestas no son ciertas, que  están sesgadas y que se nos olvida un factor principal: de acuerdo a esas mismas encuestas, en este momento lo que las encuestas reportan como indecisos pueden darle el voto triunfador a cualquiera de los tres principales candidatos. Que hoy nada está escrito y que si hay un resultado diferente al presentado por los mañosos encuestadores nadie debe sorprenderse, ni gritar fraude.
Lo otro es  que en caso de que las encuestas están manipuladas. Sí las condiciones en las que se llevan a cabo no son lo suficientemente claras al momento de publicarlas, ¿Dónde están el IFE y su consejero Presidente para sancionar? Seguramente viendo ad infintum repeticiones de la edecán pasar con las preguntas.

Publicado en blureport.com.mx 25 de Mayo 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario