sábado, 28 de mayo de 2016

La nueva realidad; el doble no circula.



Vivir en el albur de quien no circulará al día siguiente debe sumarse a las causas que minan la salud de los habitantes del Valle de México.

Armando Enríquez Vázquez

En el último mes ya se ha vuelto un acto común que la autoridad de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) decrete la contingencia ambiental en el Valle de México, incluso los dos fines de semana pasados. Desde un inicio de esta nueva época de contaminación de la capital del país que engloba a la CDMX (Marca Registrada) y varios municipios densamente habitados del Estado de México, se ha insistido de manera vehemente en la culpabilidad del parque vehicular de la zona metropolitana, poniendo un énfasis desmedido en culpar al transporte particular y sin querer tocar a transportistas, transporte pesado, a las constructoras que generan polvo sin ton, ni son se lleva a cabo en la CDMX (Marca Registrada) y mucho menos a la industria de los municipios del Estado de México aledaños a la capital que no están ni regulados ni controlados.
Vivir en el albur de quien no circulará al día siguiente debe sumarse a las causas que minan la salud de los habitantes del Valle de México que de por si nos vemos bombardeados por el Ozono y otros gases y partículas que dañan la salud, cosa que al Jefe de gobierno parece tenerle sin cuidado.
Más allá de ese razonamiento grosero que culpa a los automóviles, debemos recordar que desde el gobierno de CDMX se gestó una ley de tránsito que tanto especialistas de la UNAM como del Politécnico Nacional, han señalado como una más de las causas de la elevación de los índices de contaminantes en la Ciudad, algo que no porque lo niegue el Jefe de Gobierno deja de ser verdad.
Como tampoco debemos olvidar la política que Miguel Ángel Mancera y sus secretarios han impuesto en materia de tala desmedida de árboles en la ciudad, así como la casi nula reforestación de la ciudad. La política de corrupción de SEDUVI que permite la construcción a diestra y siniestra de edificios, pero no promueve la creación de nuevas áreas verdes para la ciudadanía. Como tampoco desde el gobierno de Miguel Ángel Mancera exista la voluntad de revisar las políticas y reglas que regulan un transporte público concesionado obsoleto y contaminante, que, además, pone en peligro la vida de los ciudadanos, como no existe la intención de hacer de la recolección de basura algo que como en otras partes del mundo y de la República se haga por las madrugadas sin entorpecer el tráfico.
Parece que sólo los miembros del gobierno perredista de la CDMX (Marca Registrada) son insensibles a lo que pasa en la ciudad que dicen gobernar. Los príistas desde la Comisión Ambiental de la Megalópolis, son quienes deciden cuando y quienes circulamos. Los habitantes de la Ciudad que nos propusimos expulsar a los corruptos priístas de nuestra demarcación, hemos sido acorralados a lo largo de 19 años por perredistas cada vez más corruptos, más ineptos, más ciegos y en el caso de Miguel Ángel Mancera, menos proactivo de todos ellos. A Mancera lo único que le importa es ese sueño guajiro en el que se ve con la banda presidencial.
Mientras los capitalinos nos vemos día a día observando las cifras que publica la CAME y esperando que en el sorteo de los colores y los números el auto pueda circular. En unas semanas cuando se hagan publicas las medidas que habrán de regir nuestra nueva realidad, habremos de saber si la CAME obliga a Mancera y Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México y otro irresponsable que se sueña con la banda presidencial, a entrarle de lleno al asunto de transportistas y transporte público concesionado, algo que hace falta la zona metropolitana de la CDMX (Marca Registrada) y que involucra a ambos mandatarios, incluso en materia de tarifas y unificación de vehículos que muchas veces son más peligrosos a su interior que el riesgo que corremos todos al caminar y verlos competir por el pasaje.
Igual será importante ver si la CAME obliga a las autoridades de la CDMX (marca Registrada) a crear un numero mínimo de metros cuadrados de áreas verdes cada determinado número de manzanas o cuadras de construcción. Que penalice más severamente a los que dañen a los arboles y desaparezca esos escuadrones de la muerte que se componen de cuadrillas trabajadores que talan en lugar de podar los árboles de mayor tamaño de nuestra ciudad.
Es una vergüenza que alguien a quien poco le importan sus gobernados, alguien a quien la vida humana le parece prescindible, declare a los cuatro vientos con una frivolidad que sorprende querer ser presidente.

publicado el 24 de mayo de 2016 en blureport.com.mx 

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