martes, 25 de julio de 2017

Junko Tabei en la cima del mundo.



La alpinista japonesa fue la primera mujer en conquistar la montaña más alta de nuestro planeta.
Armando Enríquez Vázquez
El 29 de mayo de 1953 es una de las fechas trascendentales en la historia de la humanidad. Ese día el neozelandés Sir Edmund Hillary y su acompañante el sherpa nepalés Tenzing Norgay se convirtieron en los primeros seres humanos en alcanzar la cima del Monte Everest, la cumbre más alta de La Tierra con una altura de 8,848 m.
Con el correr de los años hubo otras expediciones exitosas, pero habrían de pasar 22 años para que la primera mujer llegara a la codiciada cima de todo escalador.
Junko Tabei logró su hazaña el 16 de mayo de 1975. Tenía 35 años.
“El Everest para mí, y creo que, para todo el mundo, es la manifestación física y simbólica de vencer todas las vicisitudes para lograr un sueño”.
Junko Tebei nació el 22 de septiembre de 1939 en un pequeño poblado rural de la prefectura de Fukushima de nombre Minaru, en Japón. Tabei fue la quinta hija de siete hermanos, su padre era impresor. La infancia de Junko transcurrió en un Japón empobrecido tras la derrota de la II Guerra Mundial, como muchos de los japoneses de su generación Junko Tabei era una niña delgada y pequeña, incluso algunos de sus maestros la definían como escuálida. Pero a los diez años y gracias a un maestro que llevó a Junko y sus compañeros a escalar las montañas cercanas de Nasu, Tabei descubrió el amor por el montañismo, por los paisajes gélidos y desolados que acompañan a los grandes picos del mundo.
En un país de con una de las culturas machistas más férreas, Junko estaba destinada a ser en el mejor de los casos maestra, pero en el más tradicional una simple ama de casa, algo que no iba con la forma de pensar de la joven. Junko Tabei estudió en la Universidad Femenina Showa fundada en 1920, de donde se graduó en 1962 en inglés y literatura estadounidense. Junko Tabei comenzó a trabajar y a pesar de que era muy mal vista por muchos montañistas japoneses, se unió a diferentes clubs de alpinistas. Sólo algunos veteranos la tomaban en serio y el resto pensaba que su presencia en este tipo de clubs obedecía únicamente a una razón; encontrar al marido ideal, y aunque terminó casándose con un alpinista, nada más alejado de las motivaciones de Junko, para pertenecer a estos clubs.
En 1969 sumó a su mala imagen el ser la fundadora del primer grupo de montañistas mujeres en Japón que tenía por lema: “¡Vayamos de expedición al extranjero nosotras solas”!
Así fue como en 1970 conquistó junto con un grupo de 15 mujeres el Annapurna II de 7937 metros de altura, en la cordillera del Himalaya y se convirtió en la primera mujer en lograrlo. A partir de ese momento supo que podía intentar el subir el Everest, y algo que le había pesado hasta ese día, la opinión de los demás, se convirtió en lo de menos, de acuerdo con lo Junko Tabei declaró años después en una entrevista para la revista Sports Illustrated: “Si la gente quiere llamarme la loca mujer montañista, está bien”, pues en Japón crecían las voces que la criticaban por pensar en escalar una montaña y no quedarse en casa cuidando a su hija de tres años,
Cuando regresó a Japón tras la hazaña renunció a su trabajo que impedía planear y dedicarse a escalar. En 1971, llenó los formularios de Nepal para intentar el ascenso del Everest y dado el gran número de expediciones en lista de espera, se le otorgó el permiso para 1975. La historia de cómo logró recursos para llevar a cabo su nueva expedición va desde el apoyo que le brindaron la televisión japonesa y un diario de circulación nacional, así como diferentes actos que llevaron a cabo las participantes, se dice que ella dio clases de inglés entre otras cosas.
A pesar de que ella pensaba que subir cualquier montañana mayor a los ocho mil metros ofrecía los mismos retos, Junko Tabei, nunca anticipó dos pruebas que le puso el Everest; la primera fue una avalancha que la sepultó en la nieve junto con algunas de sus compañeras de equipo. La alpinista, a pesar de perder el conocimiento, fue rescatada gracias a dos acciones, la navaja que alcanzó a pasar a una de sus compañeras de expedición y con la que esta última cortó la tienda de campaña para evitar que se asfixiaran, y segunda que sus pies sobresalían un poco de la nieve, lo que dio la oportunidad no sólo de localizarla, sino de que uno de los sherpas la sacara jalándola por los talones.
La segunda fue que al final tuvo que cruzar por un puntiagudo acantilado para el que no estaba preparada y hacía que la mitad de su cuerpo estuviera del lado chino del monte y la otra mitad del lado nepalés. De acuerdo con las entrevistas que concedió años después de su hazaña, Junko Tabei declaró que descubrir este paso la hizo enojar porque en todos los materiales que ella había estudiado de expediciones anteriores ninguno hablaba de este paso. Finalmente, el 16 de mayo de 1975, Junko Tabei. Llegó a la cima más alta de nuestro planeta y de acuerdo, con lo que declaró en su entrevista a Sports Illustrated, en aquel pequeño sitio de menor tamaño que un tatami, Junko Tabei se sintió “aliviada y angustiada porque aun, había que realizar el descenso.
Tras la conquista del Everest, Junko Tabei, jamás volvió a pedir patrocinio a ninguna empresa porque para ella, el patrocinio implicaba trabajar para una empresa algo que había decidido no hacer desde su ascenso al Annapurna II.
Junko Tabei no sólo conquistó el Everest, a lo largo de su vida la japonesa se convirtió en la primera mujer en escalar las siete cimas más altas del mundo. En 1981 escaló el Kilimanjaro, la montaña más alta de África, El Aconcagua en 1987 en Sudamérica, en 1988 ascendió a la cumbre del Monte McKinley o Denali, en Norteamérica, En 1991 Junko Tabei logró escalar el Macizo Vinson en la Antártida, finalmente en 1992 completó las siete cimas al escalar la Pirámide Carstens o monte Jaya, la de mayor atura de Oceanía y el monte El’brus que es el pico más alto de Europa.
Su siguiente reto era conquistar las cimas más altas de todos los países, logró hacer casi la tercera parte del mundo. En México estuvo en 1987 y escaló tanto el Popocatépetl como el Iztaccíhuatl. Pero nunca escaló el Citlaltépetl o Pico de Orizaba que es la montaña más alta del país.
Preocupada por el medio ambiente Junko Tabei formó parte de una organización dedicada a la limpieza de la basura que hay en la cordillera del Himalaya y que se ha generado desde las primeras expediciones. En una entrevista que concedió al Japan Times, Tabei manifestó su despreció por la conducta de los expedicionarios modernos que solo buscan romper récords estúpidos en la montaña más alta del mundo.
En 2012 se le diagnosticó cáncer de estómago. Lo que no la detuvo en sus ascensos y en julio de 2016 Junko Tabei realizó su última escalada, acompañando a un grupo de niños de Fukushima, su región de origen y que fue afectada por el terremoto y maremoto de 2011, desde entonces anualmente Junko Tabei subía el monte sagrado de Japón con un grupo de niños de Fukushima.
Tres meses después el 20 de octubre de 2016 Junko Tabei murió.
Junko Tabei se dedicó a dar conferencias y escribió 8 libros de los cuales ninguno ha sido traducido.  
Tal vez con esa misma humildad con la que prefería reconocerse como la trigésima sexta persona en alcanzar la cima más alta del mundo y no como la primera mujer en hacerlo, o tal vez un poco de manera irónica alguna vez comentó: “No entiendo porque los hombres hacen tal alboroto acerca del Everest, es simplemente una montaña”. Once días después de convertirse en la primera mujer en alcanzar la cima del Everest, llegó la segunda mujer al techo del mundo, siendo la primera mujer en lograr la cima escalando por el lado norte de la montaña, la China Phantog que perdió algunos dedos del pies, debido a la gangrena por congelamiento.

publicado en mamaejecutiva.net el 17 de julio de 2017
imagen;nyt.com 

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