sábado, 8 de julio de 2017

Tragedia Americana NFL.



La lista de jugadores de la NFL que han sido acusados de diferentes cargos penales es larga incluyendo aquellos que se han visto involucrados en asesinatos.

Armando Enríquez Vázquez

La muerte de Aaron Hernández es el punto final a una vida que muestra como muchas veces los atajos del sueño americano no son siempre los mejores. 27 años de edad, con un Superbowl jugado y un contrato por 40 millones de dólares, Aaron Hernández decidió suicidarse, eso parece, en la celda en la que estaba condenado a pasar el resto de su vida por haber cometido un asesinato.
Aaron Hernández, compañero de equipo de Tom Brady y Ron Gronkowski. Discípulo de Blellichick y de algunos matones de Massachussets, en específico de uno llamado Alexander Bradley, quién después de ser supuestamente baleado y abandonado, por Hernández, creyéndolo muerto, eliminando así al supuesto testigo del doble asesinato del que fue exonerado. Hernández nació en Bristol Connecticut, el 6 de noviembre de 1989, de origen puertorriqueño e italiano, el joven creció en este suburbio de la ciudad de Hartford y jugó para la Universidad de Florida. En 2010, fue la cuarta selección de los Patriotas durante el draft.
Esa, su primera temporada, Hernández jugó en 14 encuentros, atrapó 45 pases, anotó en 6 ocasiones y obtuvo 563 yardas por aire, mientras que, por tierra, únicamente acarreó el ovoide en 3 ocasiones, pero obtuvo 47 yardas.
Aaron Hernández a la vista de analistas y de sus entrenadores estaba destinado a convertirse en un ala cerrada excepcional dentro de la liga. La gente lo adoraba. Al año siguiente llegó al Superbowl XLVI, en el que los Patriotas perdieron frente a los Gigantes de Nueva York por marcador de 21 a 17. Ese día Hernández anotó un touchdown en el tercer cuarto al completar y correr 12 yardas un pase de Brady. Hernández completó 8 pases para 67 yardas.
En la temporada de 2012, jugó 10 encuentros y dos de postemporada, siendo su última aparición en el emparrillado y con el jersey de los Patriotas el 20 de enero de 2013 en el juego de campeonato en contra de los Cuervos de Baltimore y que ganaron los Cuervos por marcador de 28-13.
En junio de ese año comenzó la caída de la aun prometedora estrella del futbol americano profesional. La policía cateó la residencia del jugador de los Patriotas buscando evidencia que lo implicara en el asesinato de Odín Lloyd, novio de la hermana de la pareja sentimental de Hernández, cuyo cuerpo había aparecido en un parque industrial abandonado a menos de 2 kilómetros de distancia de la casa de Hernández. La respuesta de la directiva de los Patriotas fue contundente y dos días después del cateo se prohibió la entrada del jugador al estadio Gillete. Antes de terminar el mes Aarón Hernández fue arrestado y acusado del homicidio. A partir de entonces pasó de la celebridad de la NFL, a la celebridad en los tribunales.
Aarón Hernández fue acusado de otros dos homicidios, de los que fue exonerado, pero en el caso de Odín Lloyd fue encontrado culpable y sentenciado a cadena perpetua sin derecho a libertad provisional.
La vida de una estrella que antes de los 25 años gozaba de millones de dólares, millones de fanáticos en todo el mundo, se apagó porque el mismo no supo manejar la gloria, un hombre de carácter violento que ya se había visto envuelto en incidentes que lo llevaron frente a la justicia. Hernández solamente conocía escalar, ya fuera en el deporte o en la violencia gratuita de la que era parte. Uno de los argumentos para matar a Odín fue que no estaba de acuerdo con el tipo de personas con las que se relacionaba el occiso. Los otros dos hombres abrían sido asesinados por accidentalmente tirar un poco de su trago en un bar y no pedirle una disculpa.
Aarón Hernández se ha convertido en nota una vez más, esta vez en nota roja y obituario, pero nada más. Los Patriotas de Nueva Inglaterra, no dijeron nada al respecto, como si Hernández jamás hubiera existido, como tampoco hablaron de la ausencia de Tom Brady en su visita al presidente Donald Trump.
La lista de jugadores de la NFL que han sido acusados de diferentes cargos penales es larga pero en el caso de cargos relacionados con asesinatos los más relevantes son el de O J Simpson, quien fue acusado de asesinar a su esposa y al novio de esta en 1992, el gran corredor de los Bills de Buffalo fue absuelto del crimen y declarado inocente a diferencia de Hernández, pero al igual que él, la vida de Simpson se fue en picada y hoy está en la cárcel cumpliendo una condena por robo a mano armada y secuestro.
Rae Carruth, que jugó con las Panteras de Carolina del Norte entre 1997 y 1999 como ala abierta, está en prisión tras haber planeado y pagado por el asesinato de su novia embrazada de 7 meses. El bebé sobrevivió gracias a una cesárea, pero tuvo daño cerebral. La mamá no.
Anthony Smith que jugó con los Raiders de 1991 a 1997 cumple actualmente tres cadenas perpetuas sin derecho a libertad provisional tras haber sido encontrado culpable de cuatro asesinatos que cometió entre 1999 y 2011.
El más extraño pero que merece un texto aparte fue Robert Rozier un ala defensiva que solo jugó 6 juegos en 1979 con los Cardenales de San Luis y terminó uniéndose a una secta y convirtiéndose en un asesino serial.

publicado en DeLaPizarraALaCancha.com.mx en abril de 2017 
imagen: nydailynews.com

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