miércoles, 14 de noviembre de 2018

CONAPO propaganda irresponsable.



Para los que vienen el pueblo es sabio, para los que se van el pueblo es responsable de todo lo malo que sucede, total el gobierno en México parece ser un mero espectador.

Armando Enríquez Vázquez
En los últimos días me ha llamado la atención como las dependencias del actual gobierno federal se están acabando los presupuestos de los departamentos de comunicación social en propaganda inocua en la mayoría de los casos pero que sigue inundando los espacios de comercialización de las estaciones de radio y de televisión que más allá de julio regalado, la temporada naranja y las ofertas de Liverpool parece ya no interesar a la gran mayoría de los productos que han encontrado maneras más efectivas y directas de llegar a sus consumidores.
Dentro de esta gama de spots inútiles y hasta estultos como los del poder legislativo y los rezagados de partidos políticos y los órganos electorales, llaman mi atención dos piezas producidas por CONAPO (Consejo Nacional de Población) uno sobre enfermedades de transmisión sexual y embarazo adolescente. El otro sobre abuso infantil.
En el caso del primero si bien es cierto que las enfermedades de transmisión sexual son un grave problema entre adolescentes y jóvenes y el grupo poblacional que más enfermedades de transmisión sexual presenta es el de los mexicanos entre 15 y 24 años. En materia de embarazos adolescentes México, de acuerdo con la UNAM ocupa el nada honroso primer lugar en el mundo y la OCDE nos pone en el primer lugar en este problema entre los países miembros de la organización con 77 embarazos en cada mil adolescentes de entre 15 y 19 años.
Crear programas de política pública que ataquen de raíz estos problemas es un imperativo de los gobiernos locales, estatales y federal. Pero las irresponsabilidades de la CONAPO están muy lejos de enfrentar el problema. En la pieza de propaganda pagada por esta dependencia de gobierno lo único que se escucha son voces de jóvenes que ya tienen el problema y lo tienen que dar a conocer a sus diferentes mayores, la muchachita que esta embarazada, el niño que va a ser papá y el joven que le comunica a su mamá que tiene VIH y el otro joven que le comunica a su maestra que tiene herpes. De nada o poco sirven estos ejemplos a toro pasado, pero además es de llamar la atención el joven que le comunica a su maestra su padecimiento, porque parecería que le esta avisando que ella puede haberlo contagiado o viceversa. Como siempre el maniqueísmo y la falta de una definición correcta de los temas en aras de ser políticamente o mejor dicho puritana y moralinamente correcto no sólo provoca que estos mensajes se encuentren en el terreno del humor involuntario, si no que son en parte la causa de que México tenga las cifras anteriormente citadas.
En México son los organismos públicos los que deben de llamar sífilis a la sífilis y herpes al herpes, decirle a los jóvenes cuales son las consecuencias que pueden tener sus relaciones sexuales si las llevan a cabo sin condón y cómo hace muchos años en muchos países del mundo volver al condón la estrella de toda campaña publicitaria que hable de sexo. CONASIDA lo ha hecho bien a lo largo de los años, y algunas otras instancias también. Desgraciadamente la mentalidad retrograda y conservadora de muchos funcionarios que se encuentran a cargo de dependencias o de las áreas de comunicación social de las dependencias de salud y políticas públicas de población hacen que queden en ridículo como CONAPO con esta propaganda.
Pero es mucho peor en el caso de la propaganda en contra del abuso de infantes, porque mientras escuchamos los testimonios de quien parece o se figura haber presenciado un caso de abuso, al final se declara cómplice silencioso del supuesto delito. Y lo que es más grave al final para CONAPO el culpable no resulta el abusador, si no el testigo. Y no es que en parte este argumento no sea cierto, ni que los testimonios con los que se viste la propaganda no sean delitos el problema es que de alguna manera en un país de rumores y de maledicencias todo se limita a un mero chisme. Las personas que cuentan en esos segundos los casos de abuso no son más que simples chismosos que observan una sociedad agresiva con los niños sin hacer nada, pero que también podrían carecer de una prueba fidedigna de lo que sucedió en realidad y que se convierte y valida el chisme que tanto denigra en México.
Los problemas de maestros, jefes y compañeros de trabajo denunciados por falsamente por acoso es alto y se hace sin la menor comprobación, pero si con el mayor daño para el acusado, no se trata de minimizar un problema real y muy importante de frenar, pero ¿Por qué CONAPO, en lugar de hablar de un señor en el transporte público, no habla de un cura pederasta, de esos a los que las arpías y ratones de sacristía defienden a capa y espada? Ahí no sólo existe un silencio cómplice, existe una complicidad abierta y ciega, recordemos como a finales del siglo veinte diferentes empresas mexicanas retiraron su inversión publicitaria, cuando salió a la luz el patético caso del fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel un verdadero depredador sexual de niños, algo que la misma Iglesia tuvo que reconocer como muchos otros casos alrededor del mundo a pesar de la fe ciega de aquellos que entregaron y entregan a sus hijos a sacerdotes.
Es terrible hacer de la percepción personal el arma para acusar a alguien y es peor hacer pensar a las personas que son culpables por no actuar sin conocer las condiciones sociales y familiares en las que viven que pueden implicar un grado de violencia familiar importante que impone un silencio de terror en sus víctimas.
CONAPO debe ser y hacer consciente al publico de la importancia de recorrer las instancias legales antes de promover algo que puede derivar en linchamientos físicos y de boca en boca de las personas.
Ya sabemos que ya se van, que lo importante es gastar el dinero, pero por favor háganlo de una manera inteligente y responsable.

publicado en roastbrief.com.mx el 13 de agosto de 2018
Imagen CONAPO 

No hay comentarios:

Publicar un comentario