viernes, 23 de noviembre de 2018

La Constitución Moral que ni Santanna tuvo.



Una de las propuestas más absurdas y retrogradas del futuro gobierno del país es la creación de una Constitución Moral y lo que esto quiera decir.

Armando Enríquez Vázquez

“Juárez no debió de morir…” dice el danzón y el Presidente Electo nos quiere hacer pensar que él cree esa oración a pie juntillas.
Francisco I. Madero se comunicaba con el espíritu de Juárez, que lo impulsó a llevar a México a la Revolución para deponer a Porfirio Díaz.
Ridiculizar el sacrosanto nombre de Juárez y de su esposa Margarita Maza de Juárez le costó a El “Loco” Valdés multas por parte del gobierno represor de Luis Echeverría, uno de los juaristas más nefastos que ha gobernado el país. Aun recuerdo como en 1972 en la primaria nos hicieron nombrar todos los inicios de día de trabajo con la leyenda “Año de Juárez”
Y desde que López Obrador se autonombró presidente en 2006 poniéndose una banda presidencial espuria en el Zócalo de la capital, el nombre de Juárez no ha dejado de salir de su boca, aunque me queda claro el desconocimiento de la historia del “Benemérito”, su historia y la de México es notable en cada decisión que anuncia el tabasqueño. Tal vez somos nosotros los que no hemos entendido al tabasqueño y él quiere ser Juárez, pero cuando éste se perfilaba a ser otro dictador del país, lo que no sucedió por qué, para gloria histórica del oaxaqueño, la angina de pecho lo mató.
López Obrador en ese falso manto juarista en que se envuelve se prepara a realizar algo que, al presidente del siglo XIX, le hubiera horrorizado. Una Acción que desconoce de entrada el lema juarista aprendido desde la primaria por todos los mexicanos. “Entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz”. Lo que quiere hacer Andrés Manuel López Obrador tiene que ver con normar la conducta privada e individual; Una Constitución Moral. Algo que a ningún presidente por conservador que haya sido se le ha ocurrido, violando los derechos individuales de cada uno de los ciudadanos.
López Obrador, un hombre religioso, lo cual lo hubiera puesto del lado de los enemigos de Juárez, ha decidido crear un Manual de Carreño del siglo XXI para mexicanos. Sería bueno saber que piensan los grupos minoritarios de la actitud fifí del Presidente Electo.
Los encargados de redactar el texto moralino y poco plural del sexenio no son cientos de personas, son cuatro personas erigidas en Santos Inquisidores de la visión unilateral del Presidente Electo; Verónica Velasco, la esposa y socia de Epigmenio Ibarra, quienes se la han pasado poniendo series de narcos y soft porno en las pantallas de televisión en México, para ahora darse golpes de pecho y ahora convertirse, al menos ella, en la voz de las señoras de la vela perpetua versión Cuarta Transformación. Enrique Galván Ochoa un abogado especializado en asuntos financieros que participa en el noticiero de Carmen Aristegui y escribe en la Jornada, José Agustín Ortiz Pinchetti, seguidor de López Obrador y quien fungió como secretario de gobierno del tabasqueño cuando este fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México y el próximo vocero de la presidencia Jesús Ramírez, un destacado periodista que ha trabajado como corresponsal para agencias extranjeras y para La Jornada.
Llama la atención que estos opositores a la Mafia del PRIAN ahora se conviertan en cómplices de la Mafia de PRIMOR, o PRIORENA, como se prefiera, para la elaboración de un documento que tiene oscuras finalidades y que puede convertirse a largo plazo en la simiente para generar represión de diferentes grupos de la sociedad. De la misma manera que estos personajes desde sus diferentes tribunas atacaron la Ley de Seguridad de Peña Nieto, hoy aprueban con servilismo el plan de seguridad de López Obrador que tanto se parece a la de Ley de Peña Nieto. ¿Quiénes son estos cuatro impolutos y casi santos ciudadanos para determinar como debe ser el comportamiento de los demás mexicanos? ¿Se sienten ungidos por el Mesías tropical para juzgar desde un pedestal a los demás mexicanos y dictar un código que imponga la moral con la que debemos conducirnos? Reverendos Fifís resultaron estos que se llamaban liberales hace seis meses.
¿Por qué elaborar una constitución moral? ¿México y los mexicanos necesitamos a un presidente que se comporte como inquisidor español, señalando lo que hacemos bien y lo que hacemos mal? ¿Y a él quien lo va a vigilar en el cumplimiento de este código moral que pretende establecer?
México tiene problemas más graves que resolver que la conducta y el actuar ético de la población. Necesita que sus políticos no sean corruptos y que el pertenecer al grupo en el poder no los cobije con la impunidad, como el diputado Charrez a quien Mario Delgado ya olvidó entre sus prioridades para demostrar esa transformación tan cacareada.
Intentar imponer un “correcto” actuar moral socialmente, una vez más es un regla dorada de todo autoritarismo totalitario; la España Franquista, Italia de Mussolini, Alemania de Hitler, Rusia de Stalin, Cuba de Castro, Venezuela de Maduro se basaron y se basan en esos códigos rupestres. Estos llamados intelectuales y comunicadores mexicanos están dispuestos a respaldar una idea similar, tendrían que decirnos por qué, o como el mismo Presidente Electo, ya se les olvido la pluralidad la sociedad civil por el dinero rápido de un sueldo que los hace cómplices y no miembros de un gobierno, simplemente eran lobos con piel de oveja, que durante décadas jugaron a ser oposición porque no conseguían de los gobiernos pasados los chayotes y dádivas esperadas.
La perversa y clerical idea de una constitución moral, nada absolutamente nada tiene que ver con la historia de Juárez o con el “juarismo”.  Juárez jamás hubiera pensado en algo así de conservador y retrogrado. Una Constitución Moral en México ni Santanna, ni Comonfort la tuvieron.

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