lunes, 2 de septiembre de 2019

Un sistema educativo obsoleto y sin futuro.



Durante décadas la educación en México se ha estancado entre políticos sin visión y sindicatos ambiciosos. Siempre dejando a un lado a los educandos y al futuro del país.

Armando Enríquez Vázquez

Presidentes van y presidentes vienen, a lo largo de más de cincuenta años ninguno ha tenido el valor, ni la decisión de hacer algo por la educación en el país más allá de utilizarla como moneda de cambio político. Las aulas en algunos estados como Oaxaca y Michoacán están secuestradas por un grupo sedicioso y criminal que se oculta tras las siglas de una organización sindical. El resto del país se encuentra sometido por la tradicional estructura represiva de un sindicato canalla y esquiroles que se formaron a la sombra del PRI y que promocionaron a gatilleros a la cabeza de esta institución como el fallecido líder del SNTE Carlos Jongitud Barrios, gran aliado, entre otros de Luis Echeverría.
El gran problema de la sumisión de todos los presidentes, de todos los colores; priístas, panistas y ahora Andrés Manuel López Obrador, ante los sindicatos de maestros y sus demandas políticas egoístas y económicas es los más afectados son los niños y el país. Al PRI le debemos ese monstruo llamado SNTE y Salinas, así como a la izquierda mexicana el surgimiento de otro monstruo, peor llamado CNTE. Hoy quien tiene a los maestros de su lado puede ganar una elección presidencial.
En un mundo cambiante y donde las nuevas tecnologías crean caminos inexplorados que requieren mentes críticas y analíticas, la educación en México se pierde en estupideces que nada absolutamente nada aportan al desarrollo y crecimiento de los jóvenes mexicanos y por extensión de México.
Del mentado Carlos Jongitud Barrios a Flavio Sosa a Elba Esther Gordillo a los oscuros y anónimos líderes actuales de la CNTE,  las reformas y las presiones por una mejor educación no pasan por las aulas, directamente pasan por las mesas y las cajas de gobiernos estatales, del gobierno federal, del poder legislativo y de las oficinas de la SEP, un órgano que administra, pero ha sido incapaz de regular y contribuir en los últimos años a la educación de los niños y jóvenes de este país.
Las ultimas mal llamadas reformas educativas, no han tenido nada que ver con la educación y si con la administración de recursos. Lo que ha hecho hasta el momento López Obrador con la abrogación de la reforma de Peña Nieto, sólo es pan con lo mismo. La incapacidad por distinguir entre la educación y la ambición por el poder y la manipulación de grupos electorales ha dictado la política educativa y sus reformas y no parece que nada vaya a cambiar en el futuro próximo, al menos no durante este sexenio.
Hace poco un cincuentón como yo ironizaba y comentaba, para nuestra generación el hecho de estar mejor preparada que la de los egresados de escuelas y universidades, nos sigue dando una ventaja laboral importante, porque ya no sólo es nuestra experiencia, es que nosotros si sabemos hacer las cosas. Esto alarga nuestra vida laboral y nos hace mejores, mucho mejores que los jóvenes. Esto, así como suena es demoledor. Los egresados de las escuelas públicas que son la mayoría y los de las escuelas privadas que hacen al resto carecen de una educación formal. Han pasado por las aulas de manera apática y sin aprender, porque desde hace muchos años el sistema quiere crear borregos mediocres y nadie pude reprobar, lo que es absurdo.
Cuando el mismo presidente habla de 1% de capacidad y 99% de honestidad, válida la incompetencia y la falta de conocimientos. Es cierto que no siempre un titulo hace al profesionista, otra de las grandes mentiras del sistema educativo mexicano que se esfuerza en un acto de estupidez absoluta en hacer de todos los mexicanos licenciados, lo que tiene otras implicaciones de mediocridad y de aspiración por validarse como ser humano porque así lo decidieron un grupo de anodinos tinterillos que organizaban los gobiernos de nuestro país desde el siglo XIX.
Debemos mantener el dedo en la llaga y exigir a las autoridades. Convencerlos de llevar a cabo una verdadera reforma, una reestructura radical del sistema educativo mexicano, hacer de los jóvenes mentes críticas, analíticas, propositivas, no un grupo clientelar político que se acostumbre desde la primaria a recibir dinero del gobierno. Evaluar a los maestros no es un pecado es una forma de ponerlos al día a ellos también que tienen la responsabilidad de desarrollar las mentes de los estudiantes. Es un proceso de actualizarlos, ya que este es uno de los sectores más retrógrados de la sociedad mexicana, oponiéndose constantemente al cambio.
Durante años cada septiembre los medios se llenan de propaganda acerca de los beneficios de la educación que cada gobierno se ha propuesto dar a los niños, que es exactamente la misma, los cambios son puramente administrativos, pero ero este año la propaganda del gobierno de México, no sólo es igual de demagógica y mentirosa que la venimos escuchando desde el gobierno del asesino Luis Echeverría, modelo a seguir del actual mandatario, si no que incluye una joya de estupidez que no tiene desperdicio. Dos mamás platicando sobre la nueva educación y de como ahora sí la política del Estado en materia educativa incluye a los padres.
Los padres no necesitan estar incluidos, por su naturaleza, por razones más que evidentes los padres son el principal pilar de la educación de los jóvenes. Desgraciadamente hace ya tiempo que tanto el SNTE, como diferentes gobiernos federales han integrado en sus discursos y acciones demagógicas reglas donde los padres lejos de ser realmente tomados en cuenta dentro del sistema educativo nacional se convierten en elementos que pervierten el desarrollo de la educación al impedir una calificación real de sus vástagos, por dura que esta sea. Sí un padre es incapaz de acercar un libro a su hijo, de enseñarle valores básicos de civismo o de ética. Si un padre o una madre no impulsan la curiosidad de sus hijos fuera de las aulas. ¿para qué quieren ser tomados en cuenta en la educación de sus hijos cuando es obvio que eso a ellos no les importa, si lo único que van a hacer es pasar en automático a sus hijos?
La educación de las futuras generaciones de México, si en realidad se quiere la prosperidad del ser humano y del país tiene que pasar por la ciencia, por la tecnología, los maestros deben conocer esas nuevas tecnologías, deben impulsar una verdadera educación multidisciplinaria que no pasa y se basa únicamente en las matemáticas y el lenguaje como ejes de un sistema educativo. Hay que recordar que la educación pública como la conocemos y como tristemente quiere ser mantenida por gobiernos demagógicos de México fue inventada en Imperio Inglés, que la lengua y las matemáticas fueran el eje de esta educación a lo largo y ancho del imperio era vital para que los burócratas al servicio de la corona pudieran hablar el mismo idioma, hoy el lenguaje global pasa por la programación, por la ciencia, por la innovación en nanotecnología que son materias que de manera importante deben ser incluidas en la educación de los niños para involucrarlos en el mundo que viene, no el que líderes sindicales mezquinos, avariciosos y lo que es peor en el caso de los maestros sindicalizados ignorantes pretenden imponer sobre una realidad que los rebasa, con el visto bueno de políticos más interesados en ellos y su poder que en el desarrollo de México.
La discusión sobre la educación debe pasar por las oficinas de pedagogos y elaboradores de políticas públicas reales, porque en México hasta hoy la educación no es cuestión de desarrollo, es un vil asunto de politiquería, y voraz ambición de políticos y líderes sindicales. 


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