viernes, 6 de junio de 2014

Nellie Bly. La vuelta al mundo en 72 días.





Phileas Fogg existió y fue mujer, una notable periodista que se encerró en un manicomio, viajó a nuestro país durante el porfiriato y reportó la I Guerra Mundial desde el frente.
Armando Enríquez Vázquez

En 1773 Julio Verne publicó su famosa novela La vuelta al mundo en 80 días donde el personaje principal Phileas Fogg apuesta a que puede circundar el planeta en ochenta días. En 1889 una reportera logró la hazaña en menos tiempo. Su nombre era Elizabeth Jane Cochran, pero todos sus artículos los firmaba como Nellie Bly, que es con el nombre que pasó a la historia.
El 14 de noviembre de 1889, tras convencer a su editor de hacer el reportaje y pensando en Verne, Fogg y la novela, Nellie Bly inició el viaje. Cuando el día 22 de noviembre, Nellie llegó a Inglaterra, de inmediato se encontró con el corresponsal del diario para el que trabajaba que la esperaba con la noticia de que el mismísimo Julio Verne quería conocerla, si ella estaba de acuerdo, haciendo los cálculos y cambios en la logística necesarios para que la entrevista no tuviera efectos negativos en su viaje Nelly aceptó muy emocionada la idea.
El 23 de noviembre arribó a la estación ferroviaria de Amiens, pequeño poblado cercano a la costa del Canal de la Mancha donde vivía el escritor.
M. Jules Verne y Mme Verne, acompañados por Mr. R.H. Sherard, un periodista parisino se encontraban en la plataforma de la estación esperando mi llegada.
Cuando los vi, hice lo que cualquiera otra mujer hubiera hecho en las mismas circunstancias. Me pregunté si mi cabello luciría revuelto y sí mi cara estaría sucia por el viaje…
Así comienza a describir Nellie su encuentro con el escritor. Verne tenía 61 años de edad y una salud deteriorada. Ella era una joven periodista de  25 años de edad. Nellie nació en un pueblo llamado Cochran Mills, que forma parte hoy de la zona metropolitana de Pittsburgh, Pensilvania, el 5 de mayo de 1864. En 1880 la familia en una crisis económica que le impidió a Nellie terminar sus estudios, se mudó a Pittsburgh. Un día mientras leía el periódico local, Nellie se topó con un editorial misógino titulado: ¿Para que son buenas las mujeres? Furiosa la joven envío una contestación al periódico y lo firmó con el seudónimo Pequeña solitaria huérfana. La pasión con la que estaba escrito el texto provocó que el editor del diario pusiera un anuncio buscando a la autora de la respuesta, cuando Nellie se presentó en el diario el hombre le ofreció primero un espacio para publicar y tras el primer texto, un empleo fijo en la publicación. Le cambió el seudónimo por el nombre de Nellie Bly, sacado de una canción popular norteamericana. Así fue como Elizabeth Jane Cochran se convirtió en periodista. A diferencia de otras periodistas Bly comenzó a investigar sobre las condiciones de trabajo de las mujeres en las fábricas de Pittsburgh, a escribir historias con sentido social, pero la dirección del diario le pidió que se ciñera a los sociales y demás cosas que se reportaban en las páginas para mujeres en los diarios norteamericanos. Bly entonces, en 1885 decidió viajar a México y convertirse en corresponsal del diario en nuestro país. De hecho fue la primera corresponsal mujer en el periodismo de los Estados Unidos. Vivió en México durante seis meses y describió las costumbres de nuestros compatriotas en aquellos años. Todo esto se convirtió en un libro en el que Bly entre muchas otras cosas describe las corridas de toros, los museos de la época, el cementerio, los teatros, la pirámide de Cholula y da algunas recetas para elaborar algunos platillos mexicanos como las albóndigas, los chiles rellenos o el duce de camote con piña. A manera de introducción de ese muy breve capítulo de su libro dice: Por supuesto que al principio les parecerán de horrendo sabor, pero una vez que se hayan acostumbrado a él, la comida estadounidense les será totalmente insípida.
Pero además supo criticar de manera contundente al gobierno de Porfirio Díaz al que calificó, como todo mundo, de un dictador sanguinario y narró las dificultades que los periodistas y editores de periódicos de finales del siglo XIX enfrentaban con la censura y el acoso del gobierno. Amenazada por el gobierno Nellie salió del país y regresó a Pittsburgh, donde se le invitó a retomar las notas para las páginas de mujeres. Nellie prefirió renunciar y se mudó a Nueva York. En 1887 entró en el diario de Joseph Pulitzer, New York World, y le aceptó hacer un reportaje sobre el manicomio de la ciudad, haciéndose pasar por enferma mental y comprobando las condiciones en las que vivían los enfermos en él recluido.
Resultado de su investigación no sólo fueron sus artículos, si no su segundo libro, Diez días en un manicomio. Donde narró desde cómo se preparó para ser ingresada en la institución. Pasando horas frente al espejo ensayando lo que ella llamó caras de loca. Después se metió en una especie de hotelucho de mala muerte y comenzó a fingir su demencia, se le presentó a un juez que la envió a examinar por varios médicos que determinaron su demencia, uno de ellos la declaró un caso sin esperanzas; incurable. Incluso el caso de la bella chica demente llamó la atención de los diarios y la sociedad neoyorquina. Tanto el New York Sun como el New York Times cubrieron la historia y el juicio de la pobre muchacha. Bly fue entonces fue remitida al manicomio y pudo escribir sus artículos desde el infierno mismo que era el manicomio de Nueva York. Permaneció diez días recluida en el manicomio. Sus reportajes, y más tarde el libro, le dieron una gran fama y siguió trabajando para el New York World, y para Pulitzer.
De acuerdo con su propio recuento un domingo, que era el día que empezaba a pensar en las propuestas de reportaje que presentaría al día siguiente a su editor en el periódico, estaba muy agobiada porque no encontraba un tema para sugerirle y pensó debería de tomar unas vacaciones y pensando en las vacaciones, una idea la llevó a otra y decidió proponerle a su editor tratar de ver si la hazaña que planteaba Verne en su novela era posible.
Sentada en la sala de la casa del escritor aquel día de otoño de 1889, Bly le preguntó a Verne como se le había ocurrido la idea de escribir La vuelta al mundo en ochenta días:
­- La idea me la dio una nota en el periódico. – Contestó. – Una mañana tomé una copia del Siglo y me topé con una discusión y los cálculos que demostraban que se podía completar un viaje alrededor del mundo en ochenta días. La idea me gustó y mientras pensaba en ella, descubrí que las personas que habían llegado a esta conclusión jamás habían considerado la diferencia entre los meridianos y pensé en cuál sería el desenlace que un problema así acarrearía en una novela, así que me puse a escribir una. Si no hubiera sido por la resolución…No creo que hubiera escrito el libro jamás.
Según los cálculos de Bly, el periplo se podía llevar a cabo aun en menos tiempo y ella se fijó setenta y cinco días para lograrlo. Verne, como todo escritor celoso de sus verdades, por un lado y como todo francés ansioso de humillar a un americano, por el otro, antes de despedirse y después de mostrarle su estudio a Nellie le dijo:
- Aplaudiré con ambas manos si lo logra usted en setenta y cinco días.
Nellie partió de la casa del escritor emocionada por haber platicado con él y continuó su viaje alrededor del mundo. Lo increíble es que Nelly Bly completó su viaje alrededor del planeta en 72 días. Llegó a Nueva York el 25 de enero de 1890.
A lo largo de esos poco más de dos meses, Bly, que salió de Nueva York, recorrió el Océano Atlántico, Inglaterra, Francia, Italia, Egipto, Arabia, Yemen, China, Japón, Ceilán, hoy Sri Lanka, Singapur, Malasia, El Océano Pacifico, entre otros lugares. De igual forma que en el pasado además de los reportajes Nellie editó un libro con su aventura.
Cinco años después Bly se casó con un empresario cuarenta años mayor que ella. Robert Seaman dueño de una empresa metalúrgica llamada Ironclad Manufacturing Company, Nellie aunque ahora era la esposa de un magnate y cambió de nuevo su nombre por el antiguo Elizabeth Cochran al que añadió el Seaman, mantuvo su inquietud y poco a poco y conforme su marido envejecía fue haciéndose cargo de la empresa. Bly obtuvo al menos dos patentes para la industria; la primera sobre contenedores metálicos para leche y la segunda sobre el diseño de los barriles de 55 galones que aún se utilizan para embasar el petróleo. Seaman murió en 1904 y Nellie con el tiempo no supo manejar la empresa que finalmente cayó en la bancarrota.
La I Guerra Mundial la sorprendió en Europa mientras trataba de ganar créditos para la empresa dicen algunos, mientras escapaba un poco del stress de sus enormes pérdidas económicas escriben otros. Lo cierto es que una vez estallado el conflicto Bly regresó a su antiguo oficio y reportó desde el frente oriental, durante todo el conflicto.
Al finalizar la I Guerra Mundial regresó a los Estados Nidos y continuó ejerciendo el periodismo, incluso se convirtió en la primera reportera en cubrir una pelea por el campeonato mundial de boxeo, con la crónica que escribió sobre la pelea entre Jack Dempsey  y Jess Willard en el verano de 1919.
Nelly Bly murió de neumonía el 27 de enero de 1922 en Nueva York. 

publicado en thepinkpoint.com.mx el 30 de mayo de 2014
imagen: nywici.org

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