jueves, 4 de mayo de 2017

Entre Yarrington y Duarte




El PRI no ha cambiado, y si lo ha hecho es para peor. Ni siquiera su líder máximo es capaz de entender al país que gobierna, sus aliados y subordinados sólo son sus secuaces. 

Armando Enríquez Vázquez

En las últimas semanas hemos visto a dos corruptos ex gobernadores priístas ser aprendidos en diferentes países, bajo diferentes escenarios y las expectativas de sus capturas, también, son diferentes. Mientras que la policía italiana actuando bajo la petición de Estados Unidos detuvo a Tomás Yarrington, sorprendiendo a la PGR, que como en el caso de Moreira en España el año pasado, tuvo como respuesta enviar a personal de la dependencia a defender al ex mandatario tamaulipeco, para lograr el traerlo sano y salvo a México, ellos le llaman eufemísticamente extradición. El ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quién a pesar de ser detenido por la policía guatemalteca, PGR insiste en querer colgarse la medalla obviando hechos que los mismos funcionarios de la dependencia, torpemente sacan a relucir en su declaración de cómo ocurrieron los hechos, al minimizar que la mujer de Duarte, Karime Macías, saliera del país con documentos falsos, algo que al parecer para la Procuraduría y para el gobierno de Enrique Peña Nieto carece de importancia.
La Primera detención se dio a pesar del PRI, que hasta la llegada del nuevo gobernador panista a Tamaulipas aun pagaba la seguridad privada del ex gobernador, y para sorpresa de Enrique Peña Nieto y su opaca e inútil Procuraduria General de la República. La segunda en clara asociación con la policía guatemalteca y el detenido, una detención que más parece una salida pactada.
Para un gobierno tan corrupto como el de Enrique Peña Nieto, la detención de Yarrington, como en su momento la de Moreira, implican la posibilidad de que salgan a la luz las verdaderas redes de corrupción que lo sostienen y los nexos entre organizaciones criminales y el poder, se convierten en verdaderas amenazas para la partidocracia.
Parece que olvidamos ya el regreso, de Fidel Herrera, que venía supuestamente a limpiar su imagen de las acusaciones hechas por Miguel Ángel Yunes, tal vez haya respondido más a que el ex gobernador veracruzano podía asumir, también, que agencias internacionales y no mexicanas iban tras él. Por eso Peña Nieto y el Nuevo PRI no han escatimado en gastos para salir en defensa de los ex gobernadores norteños.
El caso de Javier Duarte, la clásica “concertacesión” habitual, entre priístas; donde el veracruzano gana más con entregarse y pactar su detención, que manteniéndose “profugo”. Por lo pronto Karime ya desapareció y los pretextos de la PGR para minimizar el hecho del pasaporte falso, son un verdadero insulto a la inteligencia de los mexicanos. Como lo son también el que por aeropuerto de Toluca, entidad gobernada por los amigos más íntimos de Peña Nieto, salieran sin problemas y sólo con multas irrisorias, grandes cantidades de euros que ningún civil normal podría sacar así de fácil del país.
Las consecuencias en ambos casos pueden resultar más negativas, que positivas para el presidente de la corrupción y su partido y demuestran hasta donde llegan las redes de corrupción de Duarte.
La detención de Duarte, no implica nada en tanto toda la red de personas que lo ayudaron a tobar y a escapar no sea descubierta y detenida, incluidos los funcionarios que les proporcionaron a él y su esposa los pasaportes falsos el mismo día que Enrique Ochoa, Presidente Nacional del PRI estaba de gira por Veracruz y en pláticas con Flavino Ríos ex gobernador interino de Veracruz, hoy preso por su participación en la huida de Duarte al proporcionarle un helicóptero propiedad del Estado, además de desviar fondos en lo corto de su interinato, apenas más de 40 días, por más de 240 millones de pesos.
La red del SAT que le permitió sacar los euros, el mismo SAT que nunca aclaró su papel y el de sus funcionarios que se enriquecieron y estaban nombrados en los famosos Panama Papers. ¿Quién y cómo estos gobiernos del PRI han creado con la mayor desfachatez empresas fantasmas que roban dinero a costa del bienestar de los mexicanos? Esas son las redes que deben ser descubiertas y expuestas. Y por mucho que les pese a los priístas veracruzanos aun libres, el hecho de que Duarte y algunos de sus colaboradores estén detenidos, no es un logro del PRI, es un mérito de la sociedad civil y de la prensa que no se han cansado de denunciar las atrocidades que se cometieron en ese estado utilizando la bandera de un partido político que solo ha hecho daño a México y a los mexicanos en los últimos años. Los priístas veracruzanos, en el mejor de los casos fueron cómplices con su silencio desde hace muchos sexenios y en especial al ser comparsa de Herrera y Duarte.
Si Yarrington habla frente al sistema judicial norteamericano, muchos políticos mexicanos del PRI verán sus más sucios trapitos expuestos, mientras que Duarte dirá y señalará sólo a quienes la PGR y Enrique Peña Nieto le indiquen para continuar con el circo de la lucha contra la corrupción y con ello el veracruzano salvará a su esposa y el dinero malhabido durante su gobierno.
El PRI no ha cambiado, y si lo ha hecho es para peor. Ni siquiera su líder máximo es capaz de entender al país que gobierna y se atreve a decir estupideces y vulgaridades como la de “No hay chile que les embone” como si estuviera con sus compinches en una cantina y no hablándole a los mexicanos que se supone gobierna.
Peña Nieto ya perdió todo, hasta la cordura.

publicado el 19 de abril de 2017 en blureport.com.mx

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