lunes, 13 de marzo de 2017

Mancera ecocidio y escasez de agua en la CDMX.




A lo largo de la administración de Miguel Ángel Mancera la prioridad ha sido rendir la CDMX a constructoras que destruyen y vuelven a construir; que talan árboles a diestra y siniestra.

Armando Enríquez Vázquez

En las últimas semanas ha crecido el número de pipas de agua potable que transitan por las calles de la CDMX (Marca Registrada), las veo en Benito Juárez, en Álvaro Obregón, en Cuauhtémoc, en Miguel Hidalgo. El invierno no ha terminado, la temporada de estiaje no ha llegado y la Ciudad ya clama por agua, sería absurdo culpar al gobierno porque no ha llovido en el Valle de México desde que inició este año. Pero lo cierto es que nada se hace desde el gabinete del jefe de gobierno para rescatar agua para la Ciudad o para cuidar a los principales generadores de un ciclo del agua sano; los árboles.
El promedio anual de lluvias para la CDMX (Marca Registrada) durante 2016 fue de 655 mm. En 2015 de 491mm, en 2014 de 615 mm estos datos de acuerdo con la CONAGUA y en lo que va de 2017 la precipitación en la Cuidad de México ha sido nula, lo que probablemente apunta a que 2017 sea uno de los años más secos de los que se tenga memoria. Pero la tala y poda indiscriminada de los árboles de la Ciudad van en aumento y ante una autoridad que lo aprueba o en el peor de los casos prefiere hacerse de la vista gorda.
A lo largo de la administración de Miguel Ángel Mancera la prioridad ha sido rendir la ciudad a constructoras que construyen destruyen y vuelven a construir; que talan árboles a diestra y siniestra. A esto hay que sumar las cuadrillas de trabajadores de la CDMX que con chaleco amarillo y sierras eléctricas podan árboles en las avenidas, sin la menor capacidad o conocimiento de hacerlo, lo que resulta en la muerte del árbol en pocas semanas o meses. Esta política de acabar con los espacios verdes de la Ciudad, es prioridad para un gobierno donde la corrupción ha sido la norma diaria. La deforestación de la CDMX (Marca Registrada) tiene como consecuencias evidentes, la menor captación de agua de lluvia, la destrucción de áreas generadoras de oxígeno, conocidas también como pulmones de la ciudad, en una ciudad con grandes problemas de contaminación y además atenta contra la fauna de la Ciudad. Al no haber lluvias las polvaredas producto de la sequía colaboran de manera importante a la contaminación de la Ciudad. Todo esto no parece importarle al Gobierno de la Ciudad de México y mucho menos a su cabeza Miguel Ángel Mancera que durante su gestión se ha preocupado por beneficiar a grupos minoritarios, a tribus perredistas, pero sobretodo de manera directa o indirecta a constructores que lo han enriquecido a él y a todos los funcionarios y delegados de la capital del país, sin que la transparencia sea un asunto que preocupe a Mancera quien tiene un gobierno tan opaco como el de priístas y panistas de todo el país.
Haciéndose de la vista gorda, el gobierno de Miguel Ángel Mancera se ha preocupado porque sus funcionarios hagan dinero a costa de cada parcela en la que se pueda destruir en la CDMX, esta política que inició López Obrador en su mezquina y revanchista cabecita blanca, cuando declaró que las únicas delegaciones en las que se permitiría construir edificios habitacionales en la Ciudad serían aquellas que no votaron por él para Jefe de Gobierno, se perpetuó con Marcelo Ebrard y ha alcanzado el climax, al menos eso parece, aunque uno nunca sabe, bajo la batuta de Mancera, y es ecocida a más no poder.
Haciéndose también de la vista gorda están los jefes delegacionales como el de Benito Juárez, Christian von Roerich, cuando los sábados diferentes empresas aprovechan para talar y podar de manera irracional árboles en las principales avenidas de la delegación, pero no para la construcción indiscriminada de inmuebles gigantescos al interior de la delegación en directo detrimento de la calidad de vida de aquellos que votaron por él cuando las constructoras acaban con los árboles de las aceras para poder construir las entradas a sus edificios.
A finales del año pasado la asambleísta del PAN Lourdes Valdez Cuevas pidió a la secretaria de Medio Ambiente de la CDMX (Marca Registrada) Tanya Müeller sobre el destino de 92 millones de pesos que se utilizaron en tres años para talar árboles en la Ciudad. Claro no ha existido respuesta alguna. Como tampoco existe un plan de reforestación más allá de las llamadas Barrancas, pero en las aceras cada día vemos más troncos seccionados, más concreto y menos árboles. Según datos no oficiales 15 árboles se talan al día en la ciudad desde que Mancera tomó el mando, eso sin contar aquellos que matan las podas irracionales de los trabajadores del gobierno de la Ciudad de México y empresas como CFE o cableras que lo hacen de manera ilegal los fines de semana, aprovechando la burocracia de los funcionarios públicos.
Muchos de los árboles que el gobierno de la CDMX (Marca Registrada) está talando y podando a diestra y siniestra son sobrevivientes de las campañas de reforestación de banquetas que se dieron en los años setenta y ochenta cuando los gobiernos del Distrito Federal se dedicaron a sembrar árboles en las aceras y ahora cuando empezaban a dar sombra, atraer nubes y ser hogar de las aves de la ciudad, el gobierno los tala, a los funcionarios les importa un comino, para ellos un árbol no representa el dinero que una obra o que la construcción de los famosos jardines verticales. Sólo hay que recordarle al Jefe de Gobierno que no existe jardín vertical que sustituya a un árbol, como tampoco una azotea verde puede sustituir a los árboles, estas medidas y tecnologías tendrían que hacerse en paralelo con una gran reforestación de la ciudad. Lo importante es capturar humedad para una ciudad cada día más árida por la codicia de los funcionarios que la deberían de administrar y de la que se sobrexplotan los mantos acuíferos, mismos que no se vuelven a llenar si no hay la cantidad de lluvia necesaria.
Por supuesto que tampoco existen planes para recuperar el agua de lluvia, algo que por lo menos el gobierno de Marcelo Ebrard si hizo, pero que a Mancera no parece importarle a pesar de que en el artículo 9 de la recién proclamada Constitución de la Ciudad de México se reconoce el derecho de la ciudadanía al agua potable y saneada por el gobierno de la Ciudad, y de que desde 2014 se trabaja en una Ley de Agua y Sustentabilidad Hídrica.  Conforme a datos en la página de la Asamblea Legislativa de la CDMX el 72% del agua de lluvia se desperdicia. Por lo que, en paralelo con una reforestación exhaustiva de la Ciudad, habría que construir más colectores de agua de lluvia.
Existen organismos no gubernamentales como dedicados a resolver el problema, pero se limita a particulares o zonas determinadas de extrema carencia del agua, no se encargan de crear un sistema para el área metropolitana donde el agua de lluvia se mezcla inmisericordemente con las aguas negras, parece ser que al gobierno de la Ciudad de México le preocupa más el que se vendan pipas de agua como las que circulan a todas horas por las calles de todas las delegaciones.
Por cierto, habría que descubrir a quién pertenece el negocio de las pipas.

publicado en blureport.com.mx el 1º de marzo de 2017 

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