miércoles, 14 de mayo de 2014

Educación.







Estamos por celebrar como todos los años el día del maestro, vendrán marchas y manifestaciones y muy poco que sumarle a la educación y su futuro.

Armando Enríquez Vázquez.

Aunque hablar de la educación en México es un tema complicado y lleno de aristas, lo cierto es que al parecer nadie se ha puesto a pensar en el futuro de la educación y lo obsoleto que resulta ya el sistema de una persona dictando cátedra a jóvenes que viven en la aldea global.
Es cierto que nuestro país está lleno de desigualdades y que no es lo mismo la lacerante pobreza oaxaqueña o chiapaneca a un salón de clases en las áreas de clase medias de las zonas urbanas. Que el envoltorio de la educación privada la hace parecer mejor que la pública sin que esto sea del todo verdad.
Desde la forma en que acceden los niños a los salones de clase y lo que han desayunado son elementos diferenciadores y muy importantes para el aprovechamiento de cada niño. México fue en alguna ocasión punta de lanza en la región, cuando a mediados de los años sesenta del siglo pasado, se inició el proyecto de llevar la educación a todos los rincones del país, sin la necesidad de maestros presenciales a través del uso de la tecnología de ese momento creando aulas en el país con televisiones, así nació el proyecto en 1968 de Telesecundaria y gracias a él millones de mexicanos pudieron tener algún tipo de educación académica a la que de cualquier otra manera no podrían haber tenido acceso.
Desgraciadamente por más de cincuenta años, nadie, en nuestro país ha vuelto a interesarse en lo que la tecnología puede brindar a los estudiante.
Se han creado softwares y programas a base de herramientas tecnológicas que lejos de beneficiar al educando o al profesor, han hecho millonarios a empresarios y políticos de los sexenios anteriores. La verdad es contundente y triste. El número de deserciones en el sistema educativo, sobre todo en los niveles de secundaria y preparatoria, va en aumento y México se enfrentara en un futuro no muy lejano a millones de mexicanos pertenecientes a generaciones perdidas, por no poder reformar la impartición de la educación, no sólo en las áreas rurales, si no en todos los niveles socioeconómicos.
En próximos días enfrentaremos en la Ciudad de México los problemas típicos de la fecha del día del Maestro, individuos haciendo todo tipo de fechorías en  nombre de algo que les ajeno; el magisterio. Hombres y mujeres incapaces de entender su papel en la sociedad, como forjadores de hombre y mujeres preparados, porque desgraciadamente tienen otros problemas más personales que son diarios: Pésimos salarios y una nula capacitación para mantenerse actualizados en su trabajo. Peor, lo que estos maestros pelean no es la calidad educativa de nuestro país, nada podría serles más ajeno, ellos están peleando, de la única manera que entienden conservar sus empleos, ese que mal o bien les da de comer y por el cual los manipulan un grupo de líderes sindicales que se han hecho millonarios con sus cuotas y a los que les importa menos la educación, o sus representados.
Pero desgraciadamente el problema educativo se expande también a las instituciones privadas donde el panorama no es ni mejor, ni más propositivo. Las instituciones que se dicen de vanguardia y lo único que hacen es esquilmar al padre de familia con colegiaturas y cuotas por todo aquello que se les ocurre, no representan, seamos sinceros ninguna opción de calidad en cuanto a la calidad educativa.
Hoy uno de los problemas que debe preocupar a las autoridades educativas del país es como hacer frente a esta deserción. Como preparar planes de estudio que sean atractivos a los jóvenes y cómo mantenerlos en un círculo virtuoso de conocimiento y no en un salón de clase donde cualquier maestro mal preparado puede ser rebatido sin problema por el estudiante que tiene la tablet en su mano.
Las escuelas privadas que se enorgullecen de poner tareas y contenidos en los mails de los alumnos y tener paginas en línea para poder imprimir la lección del día, no han entendido nada de lo que se trata la revolución tecnológica que tienen enfrente y mucho menos las posibilidades que esta les abre.
El dramaturgo inglés George Bernard Shaw alguna vez dijo: Mis periódos educativos fueron interrumpidos por la escuela.  En México no hay peor enemigo del conocimiento y de la lectura que las escuelas de todo tipo. Si bien es cierto que el sueño de Vasconcelos de llevar a Platón y Aristóteles al campesino, es una de las más delirantes utopías, el reverso de la moneda donde se vacuna a millones de jóvenes y niños contra la lectura en las aulas de las escuelas privadas y públicas es una pesadilla digna de Lovecraft.
Somos un país de analfabetas tecnológicos, un país sin ciencia  y sin contenidos. Somos un país pirata, de mercaderes chafas, ya sea el que se para en la esquina o el de la mano de un funcionario público se llenan los bolsillos con dinero del erario. Creemos que no importa la que nos pongan la bailamos. Somos un país de futbol y telenovelas, y no porque crea que todos debemos ser físicos, escritores, pintores, biólogos, matemáticos. No porque crea que no debamos divertirnos y soñar o escuchar historias fantásticas o verlas en la televisión, o disfrutar de veintidós personas corriendo sin ton ni son para patear una pelota. No.
Creo que si nuestra educación fuera mejor, más planeada y adecuada cada quien sería lo que quiere ser sin necesidad de ser lo que puede o le queda ser.

Publicado el 5 de mayo de 2014 en blureport.com.mx
imagen:imagui.com

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