martes, 13 de septiembre de 2016

Arrogancia y traición.



Sí Peña Nieto, no tiene respeto por su persona, los mexicanos debemos exigirle que lo tenga por la investidura que ostenta.

Armando Enríquez Vázquez

“No gobierno para ser popular” declaró durante la versión de la casa de los muchachos de presidencia, Enrique Peña Nieto, frente a una serie de jóvenes la semana pasada. Aun fue peor y más inaudita fue su justificación acerca de la elaboración de su tesis, como si el hecho de que no existieran computadoras personales en esos años, lo cual es una mentira, fuera una clara razón para que el plagio no existiera. 
Esa arrogancia, esa sordera que durante su gobierno ha sido su característica frente a sus gobernados, estuvo presente durante toda la payasada que armaron sus consejeros, los encargados de su imagen y la casa productora o empresa que se lo haya susurrado al oído al presidente, esta forma simplona de sustituir un informe de gobierno.
Poco a poco se ha demostrado que los “muchachos” son miembros de las juventudes del PRI, incondicionales del Presidente y títeres tanto de la producción como de los lideres partidistas. Lo que queda claro tras a este espectáculo tan denigrante para la institución presidencial, es la incapacidad de Enrique Peña Nieto para dialogar. Su negación a escuchar voces contrarias a él.
No sabe, no quiere y no pretende escuchar a la oposición política y mucho menos a la ciudadanía. La arrogancia del Presidente de la República que se había manifestado, una vez más, días antes cuando ratificó a Alfredo Castillo como Comisionado Nacional del Deporte, sin importar los abusos al erario que este personaje cometió en su viaje a Río, y mucho menos el rotundo fracaso del deporte nacional.
Peña Nieto tomó el poder, como el rey de la fábula, pensando que el sastre le había hecho el mejor traje con hilo invisible y durante cuatro años gracias a las zalamerías de todos aquellos que lamen las botas del presidente, se ha hecho de un ajuar completo de prendas inexistentes que cada día lo muestran más desnudo y más débil, frente a sus críticos y sus gobernados.
Peña Nieto no es una persona capaz de enfrenta a sus detractores, no es un hombre capaz de argumentar de manera racional sus puntos de vista y sus políticas. Es una persona que a lo largo de cuatro años ha demostrado preferir por un lado vivir en el confort de los halagos y el servilismo de sus más allegados. Un hombre que prefiere que otros, como su esposa, asuman responsabilidades que él es incapaz de aceptar.
La semana pasada fue, sin duda, uno de los anticlímax más marcados de cuatro años de una caída libre de la figura presidencial. No sólo esa orquestada parodia de cercanía con una juventud que en realidad repudia, como más del 70% de la población, a un presidente que en su momento más vergonzoso se convirtió en un traidor a México y a los mexicanos. Hay que sumar además su fracaso en el plano internacional. Los pocos reflectores y mínimas entrevistas durante su presencia en la reunión del G-20, así lo demuestran. Enrique Peña Nieto se convirtió en persona non grata a nivel de las grandes potencias mundiales.
Si lo vemos desde un ángulo más internacional, la entrevista con Trump, lo convirtió en el primer presidente en el mundo en dar la mano a un hombre que amenaza la estabilidad y la paz mundial. Nadie lo había querido recibir, pero el presidente de México, no sólo lo recibió traicionando a sus gobernados, sin pensar en que este burdo personaje ha insultado a los mexicanos hasta el cansancio, si no que habría de suceder lo que terminó sucediendo, y que no hacía falta mucha imaginación para preverlo, claro a excepción del arrogante Enrique Peña Nieto. Trump sigue insultando a los mexicanos, pero hoy del primero que se burla es de Peña Nieto, lo cual no importaría en lo absoluto, pero Peña Nieto representa la presidencia de nuestro país y entonces claro, que importa las imprudentes y poco pensadas medidas que toma el mexiquense.
Sí Peña Nieto, no tiene respeto por su persona, los mexicanos debemos exigirle que lo tenga por la investidura que ostenta. Hace bien el político en aceptar la responsabilidad de la decisión en el caso de Trump, aunque en realidad sabemos que se la impusieron. Hace bien porque el que traicionó a México y a los mexicanos fue él, aunque todos sabemos que las pruebas señalan al Secretario de Hacienda.
Sólo vale hacer notar algo que puede ser preocupante; en dos estados de la República, Aguascalientes y Colima, nuestra bandera se izó al revés, algunos medios reportaron un izamiento similar en Tijuana, lo cierto es que sí algo nos debe quedar claro es que nadie más respetuoso de los símbolos patrios que el ejército mexicano. Nadie más cuidadoso de los mismos que esa institución. Nunca, en los más de cincuenta años de edad que tengo, había visto algo similar. Una bandera al revés en un día puede ser un error, pero dos o tres puede significar algo mucho más grave.
Espero que no.

publicado en blureport.com.mx el 7 de septiembre de 2016
Imagen:deathtostock.com

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