miércoles, 19 de diciembre de 2018

El aire que respiramos




Uno de los grandes temas que nos quedan a deber todos los gobiernos electos y designados de la Ciudad de México es la calidad del aire y su impacto en la salud de los capitalinos.
Armando Enríquez Vazquez.

La semana pasada caminé por avenida Reforma a la altura de la embajada norteamericana alrededor de las dos de la tarde, ese día a la altura del Ángel de la Independencia la nata de contaminación hacía que los rascacielos cercanos; La Torre Mayor, El edificio de Bancomer y Reforma 1 se vieran cubiertos por “bruma”. A las seis de la tarde caí dormido hasta el otro día algo que nunca me sucede.
Camiones de basura haciendo la recolección, o lo que es más indignante los trabajadores doblando cartón o seleccionando basura en horas pico en carriles de eje viales o calles, cuadrillas de trabajadores de la CDMX rellenando baches, asfaltando vialidades o podando árboles en pleno día provocando una mayor contaminación.
Semáforos que no están sincronizados. Enormes camiones de más de seis ejes transitando por la ciudad a una velocidad que en nada ayuda a una rápida circulación en vías rápidas, camiones repartidores estacionados en vías secundarias surtiendo pequeñas tiendas pero alterando en tráfico de la ciudad en especial camiones de grandes empresas como Coca Cola que se dice estar comprometida con el medio ambiente. Un metrobús que contamina porque a ninguno de los jefes de gobierno anteriores se les ocurrió comprar camiones híbridos o eléctricos. Lo mismo sucede con gran parte de la flotilla del transporte público. Un sistema de peseras con unidades viejas que hacen parada donde se les da la gana frenando el tráfico.
La política en contra de la contaminación en la Ciudad de México se ha limitado. Por décadas ya, al programa de un día no circula y la verificación vehicular ambos sobrepasados en múltiples ocasiones durante la pasada administración de Miguel Ángel Mancera, cuando se tuvo que decretar contingencia ambiental y restringió la circulación de vehículos intentando mitigar los graves problemas aunados a los altos niveles de contaminación en el aire de la Ciudad de México, algo que se solucionó gracias a los vientos que limpiaron la atmosfera ante la incapacidad de Mancera y su equipo en SEDEMA para crear políticas públicas en contra de la contaminación.
Aunque hoy la capital del país y su zona metropolitana no aparecen ya entre las ciudades más contaminadas del mundo, lo cierto no es por un éxito apabullante en las políticas en contra de la contaminación, sino una forma descarada en que la India, China, algunos países árabes o en ciertos lugares de África la carencia total de una normatividad al respecto los ha hecho ocupar los primeros lugares y por mucho.
La contaminación del aire en las ciudades producida por los gases de la combustión de los vehículos de que utilizan hidrocarburos y por las industrias, las cuales además contribuyen al problema con al emitir diferentes partículas en el aire que van directo a los pulmones de los habitantes de las ciudades, sigue siendo un problema grave de salud para los habitantes de las zonas metropolitanas del mundo y sus consecuencias no son inmediatas. De acuerdo con el más reciente informe de la Universidad de Chicago en promedio la población mundial actualmente ve reducidas sus esperanzas de vida en 2.6 años debido a la contaminación del aire.
Siempre se ha hablado de los efectos de la contaminación en la población de la Ciudad de México sin que realmente se nos haya aclarado el impacto directo que tiene en la mortandad por sector de edad, ni sus efectos a largo plazo en la población de mayor edad o en los menores. Y aunque se especula que el 80% de las muertes prematuras en la Ciudad se relacionan de manera directa con altos niveles de contaminación por partículas suspendidas en el aire, no existe datos confiables que impulsen a las autoridades, quienes siempre han minimizado estas cifras y los estudios alrededor de ellas, a crear políticas públicas para mejorar la calidad del aire más allá de la ya rebasada verificación vehicular y el programa de hoy no circula.  
La apuesta de los gobiernos de la Ciudad de México ha sido por los motores de combustión interna en el caso del transporte público, durante la administración del hoy Presidente de la Nación; Andrés Manuel López Obrador, se privilegió al automovilista con la construcción de los segundos pisos, fue en los gobiernos de Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera cuando comenzó la promoción del uso de la bicicleta y una mayor número de líneas de metro y Metrobús, aunque estas como ya se dijo tienen transportes de combustión interna. En los próximos meses veremos cuáles son las acciones del gobierno de Claudia Scheinbaum en materia de movilidad en la Ciudad y de su visión acerca del transporte con motores convencionales y las energías alternas. Pero también en materia de reforestación en las áreas que Mancera se encargó de podar como fueron muchas de los árboles de las banquetas privilegiando a las cableras que ensuciado la Ciudad con cables colgando en todas las calles en enormes madejas que sobretodo Play Total se encarga de poner en fines de semana para que nadie los multe.
Desgraciadamente sabemos por boca del propio presidente que su postura en materia de energía es anticuada y poco innovadora, su apuesta al crecimiento de la industria petrolera del país demuestra por un lado su ignorancia en cuanto al tema de la energía y de la contaminación, así como una apuesta a un bien que no es renovable y que sabemos desde hace al menos veinte años que se agotará en nuestro país en los próximos diez o quince años. El problema de esta idea anacrónica del presidente es que no contempla tampoco el daño ambiental que conlleva el uso de hidrocarburos en los motores y su repercusión en los seres humanos y el medio ambiente mundial.
Sí bien la contaminación en la Ciudad de México siempre ha sido el ejemplo negativo y lugar común a nivel nacional, la realidad de acuerdo con los más recientes estudios, de 2016, publicados por la OMS (Organización Mundial de la Salud) muestra que Monterrey, Toluca, Salamanca, León, Irapuato y Silao tienen peores condiciones en el aire que la Ciudad de México, sobre todo en cuanto a partículas suspendidas se refiere. Monterrey es la ciudad más contaminada de México, por su parte Guadalajara se ubica debajo de la capital del país conforme al citado estudio de la OMS.



No hay comentarios:

Publicar un comentario