viernes, 21 de diciembre de 2018

Comentocracia vs las benditas redes sociales.




La llegada de la cuarta transformación a descubierto como atacar a las cabezas más claras de la llamada “Prensa Fifí”.

Armando Enríquez Vázquez

Hace ya un tiempo que un grupo de columnistas y comentaristas políticos se hacen llamar la comentocracia, no sé si esto los hace sentirse superiores a los demás, cómo tampoco sé de dónde viene este ridículo término, pero me temo que sí porque a la primera que le escuche el término fue a María Amparo Casar en el programa del Canal Once “Primer Plano” al referirse de manera petulante y por demás discriminatoria a ella y a los miembros de la mesa.
Como tal no existe la mentada comentocracia, porque implicaría la fuerza de ciertos comentaristas y columnistas para gobernar el país o al menos para inferir en ciertos asuntos relacionados con las políticas públicas, algo además contradictorio del supuesto ejercicio critico que estos periodistas y especialistas hacen desde sus diferentes espacios, lo que sí creo que existe es una mafia de comunicadores a los que los medios han ensalzado en mayor o menor grado, quienes además no tienen ni los mismos talentos, inteligencia y conocimientos entre ellos mismos, creando y deformando a comentaristas y columnistas que pretenden como muchos políticos predicar con la verdad, por eso en estos meses de 4 T y de “Benditas redes sociales” muchos de los que de manera inteligente y critica, así como aquellos que utilizan sus columnas y colaboraciones para atacar de la manera más visceral las opiniones y dichos del presidente Andrés Manuel han sido atacados, insultados y agredidos por una turba igual de arrogante y ciega formada por seguidores y bots afines a Morena y al presidente.
Es cierto que en los pasados sexenios se privilegió a diferentes comentaristas e informadores mientras a otros se les aplicó una ley mordaza, a pesar de haber una mayor tolerancia a la diversidad de opiniones en los medios, todo tuvo un límite tanto para Calderón y mucho más para Peña Nieto, un presidente que de haber podido hubiera eliminado a todos los medios críticos de su actuar, que en algún momento fueron la gran mayoría de ellos, en gran medida porque las “Benditas redes sociales” estuvieron activas durante todo el sexenio pasado criticando, delatando, siendo un contrapeso en cantidad, muchas veces no de calidad, ni veracidad, de los medios tradicionales de comunicación, del gobierno, pero sobre todo de una parte de la  comentocracia, sobretodo de la más conservadora, pero hay que reconocer que apoyaba todo lo surgía de las mentes que se pensaba de izquierda y hoy han demostrado su crítica analítica sin importar la llegada de un supuesto gobierno de izquierda a Palacio Nacional y por lo tanto han pasado de ser adorados a odiados. Ejemplos claros son Denisse Dresser y Magú, el monero de La Jornada a quienes los bots de Andrés Manuel no han dejado de atacar por su puntos de vistas críticos en el actuar del primero Presidente Electo, hoy en funciones.
Las redes sociales lograron en su momento no sólo mostrar el desacuerdo real de la gran mayoría de los mexicanos con Peña Nieto, lograron derrotar y acallar a los miles de bots que al inicio del sexenio no paraban de promover y aplaudir todas las acciones del presidente priísta. A la mitad del sexenio los “peñabots” habían sido ya derrotados, la inversión en ellos se terminó y quedaban sólo los verdaderos priístas y ni tan verdaderos porque muchos votaron por Andrés Manuel para defender lo indefendible de uno de los sexenios más corruptos que ha vivido México.
Parece que en un sentido la estrategia de Morena, no sé si del presidente, pero me queda claro que la estulticia de Yeidckol Polevnsky puede hacer que su partido invierta en todos esos bots que salieron en la semana con una credencial en la mano imitando al movimiento “yo soy 132”, pidiendo auditorias en las universidades públicas, un asunto tan falso que una vez que el Presidente admitió su error en el presupuesto estos pejebots desaparecieron junto con su hashtag.
Lo mismo sucedió ante la intransigencia e intolerancia del partido, su lideresa y sus miembros cuando mandaron la semana pasada tundir en las redes a Denise Dresser por oponerse a uno de los delfines de Morena para ser líder de opinión, un joven que tiene la misión de ser el sicario intelectual de Morena, de nombre Gibrán Ramírez, que días antes ya se había enfrentado a Magú por alguna de sus ácidas caricaturas, quien a diferencia de otros que no han podido demostrar su integridad intelectual como El Fisgón ha demostrado su nivel crítico del poder, sobre las acciones y dichos del presidente. Me da la impresión qué este joven Gibrán es a quién Morena quiere impulsar como su nuevo López Dóriga.
La comentocracia no puede, como sucedió con los peñabots, ganar la batalla contra las “Benditas redes sociales”, en especial cuando este gobierno que no castiga con palo, ni cuarta transformación, si no a través de las redes sociales coordinadas desde las oficinas del partido oficial es capaz de voltear a un gran sector de la opinión pública en contra de todo. Estoy seguro que la gran mayoría de los que defendieron a Gibrán Ramírez en contra de Denise Dresser no saben ni quién, ni que hace este joven que por lo visto es extremadamente inteligente y un gran sofista. El verdadero punto en contra de Gibrán es que de entrada se vende blandiendo títulos y grados académicos como lo haría cualquier priísta de otras épocas y con la misma poca inteligencia, lo que resulta una vil maniobra apantalla pendejos, porque para muchos en este país lo importante es ser licenciado de menos. No importa lo que sabes si no el título que te precede.   
Seguramente el surgimiento de este intelectual de la Cuarta Transformación no será único a lo largo de este sexenio, creando así una nueva comentocracia acorde al nuevo régimen y tal vez, como sucede con La Jornada, simples portavoces del gobierno, como en su momento hicieron Aguilar Camín intelectual servil del PRI o Jorge Castañeda afín al PAN. Y en este caso no se trata de ningunear o menospreciar la inteligencia de estos tres hombres, simplemente es una muestra de cómo los intelectuales también tiene sus preferencias políticas que no tienen nada que ver con su capacidad analítica.
Pero en el México del blanco y negro, sin medias tintas en que todos vivimos, tuiteamos y posteamos con la clara idea; “quien no está conmigo está contra mí” matizar resulta poco menos que imposible, entonces ser de derecha o de izquierda anula tu inteligencia depende del color del bando político opositor que mire. Así, en el asunto de los miembros de la llamada comentocracia que tienen el acceso a micrófonos y cámaras con audiencias cada vez más reducidas pero de nivel nacional en contra de aquellos que desde la trinchera de las redes sociales hablan con todo el derecho, no necesariamente con razón, de los hechos que sin tanto análisis a veces, pero con mucha víscera en otras ocasiones, que los afecta de manera directa o indirecta y acerca de los cuales tienen todo derecho a expresarse por más que el desprecio y la descalificación también venga de aquellos que siente que su palabra los convierte en semidioses del mundo de la comunicación, detentores de la razón que no puede ser cuestionada por los paganos de las “Benditas redes sociales”.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario