lunes, 24 de diciembre de 2018

Economía naranja y presupuesto cultural de la 4T



¿Dónde termina la responsabilidad del Estado en materia de cultura y donde comienza la autonomía y libertad de expresión del artista? ¿Puede ejercerla sí es pagado por el gobierno?

Armando Enríquez Vázquez

A principios de año cuando la precandidata presidencial Margarita Zavala habló, sin mucho conocimiento de causa, es cierto, de la economía naranja muchos “intelectualoides” se le fueron a la cabeza, haciendo burla en parte porque nunca habían oído el término y en parte por no entender bien el concepto, otros simplemente pensaron que era un desvarío de la entonces aspirante a la presidencia.
Lo cierto es que la llamada economía naranja se refiere a la cultura, a la propiedad intelectual, las empresas culturales y emprendimiento en el campo cultural. Hace un par de años tomé un curso organizado por la Secretaria de Cultura del gobierno de la CDMX en materia de empresas culturales y sí algo me quedó claro es que la cultura en su enorme diversidad y gran cantidades de actividades es y puede ser lucrativa, además de un elemento formador, de hecho, en un país sano este tipo de economía contribuye en niveles superiores al 1% en el Producto Interno Bruto o PIB, que de ninguna manera son despreciables.
La historia en México sobre todo a partir de los años setenta ha hecho de un gran número de creadores y artistas verdaderas rémoras de los presupuestos federal y locales, lo que ha favorecido también, a una pobrísima oferta cultural en general por parte del Estado y muchas veces a la nula competencia en materia de oferta cultural. Mucho de lo financiado por el Estado resulta inicuo, su recuperación es mal visto y se pretextan cualquier tipo de argumentos para justificar esa mediocridad e incapacidad al menos de recuperar la inversión. Lo que a su vez contribuye a la pésima oferta privada que en muchas ocasiones es subsidiada también por el estado en forma de exenciones y otro tipo de prerrogativas fiscales, lo que se convierte en un círculo vicioso. Entre las labores esenciales de cualquier gobierno no se encuentra el convertirse en mecenas de nadie, como en su momento lo hizo Luis Echeverría Álvarez con el Banco Cinematográfico, uno de los mayores fraudes que se han creado en la historia del arte en México y que tuvo como consecuencia dos décadas de un patético cine nacional del que aún existen muestras y gente que piensa de la misma manera retrógrada.
Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se creó el perverso organismo llamado Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para mantener a partir de becas a un grupo de artistas y creadores que se convirtieron con el paso de unos años en una mafia de esas que tanto le gusta denunciar al presidente Andrés Manuel López Obrador y que contempla como becarios a famosos artistas que no necesitan esa beca o intelectuales afines al régimen.
La semana pasada al conocerse la propuesta de egresos del presupuesto para 2019 del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se supo que la cultura sufrió un recorte de 500 mmdp, gracias a los jalones finales de la oposición, pues se había propuesto un recorte por el doble, lo que hace que la cultura no sea realmente importante para la 4T, que entiende las necesidades reales del país, o al menos eso nos hacen creer. El presupuesto para la cultura planteado por el gobierno de López Obrador es menor al que en su momento propusieron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la secretaria de cultura Alejandra Frausto minimizó el recorte argumentando que ese dinero es el que se gastaba de manera onerosa en la secretaría y el recorte realmente no afectará a los programas de la secretaría. Lo cual todos sabemos que es pura demagogia y servilismo de la funcionaria.
Como dije anteriormente financiar artistas no es labor esencial del Estado. El gobierno debe ser el mejor gestor cultural y san se acabó. Mantener sus estaciones de radio y hacer como lo propuso hace unos días el presidente de la televisión pública una BBC, es importante porque más allá de apoyar a un determinado proyecto ayuda a la promoción de la cultura a lo largo y ancho del país. Se debe promover la inversión privada en la producción para los medios públicos y por lo tanto, promover a la cultura del país tanto en el exterior como al interior del país, reconocer nuestra diversidad cultural que está muy lejos de limitarse a la diversidad sexual que se fomenta y promueve en las grandes ciudades y la inclusión que implica todo aquello que nos habla de los diferentes Méxicos existentes. Por ejemplo, recuerdo, no hace mucho una exposición en el Museo de Culturas Populares acerca del acordeón y el bandoneón que mostraba una importante parte olvidada de la cultura sobre todo del norte del país, o la estupenda colección del mismo Museo de recetarios de las diferentes regiones y etnias del país. La promoción, cuidado y mantenimiento de los museos y otros órganos d difusión de la cultura es importante y nada tiene que ver con creadores poco creativos pero ávidos por vivir del presupuesto.
La cultura no es el mal cine que se produce en México desde la mafia que es el IMCINE, ni el teatro que sin calidad, si no a través de contactos se promueve desde la Secretaría de Cultura o/y otras dependencias de gobierno.
Si la 4T es todo lo que ha prometido el presidente, y más vale que así sea porque existen indicios preocupante de que López Obrador es sólo un hombre que busca fortalecer la partidocracia, pero solo con un partido lleno de personas con ambiciones y hambre de poder y ningún compromiso con el país, como mexicanos estamos de acuerdo y preferimos la paz, el crecimiento, el desarrollo y la palabra de moda en el gobierno de conceptos; la felicidad a una cultura artificial.
Muchos de los artistas y creadores que se han manifestado en contra del recorte, Cuarón, Gael García, Diego Luna, entre otros tienen la capacidad y lo han demostrado de levantar proyectos exitosos sin el apoyo estatal y muchas veces a pesar del mismo. Hoy Cuarón puede presumir de su película Roma que se realizó a pesar de los intentos de extorsión por parte del entonces delegado de Cuauhtémoc y flamante senador de Morena Ricardo Monreal quien a pesar de presumir haber escrito libros desconoce claramente el valor de la cultura. En las entrañas de Morena se encuentra un claro ejemplo de una exitosa empresaria y promotora teatral; Jesusa Rodríguez, hoy además Senadora de la República por Morena.
La cultura y sobre todo aquellas manifestaciones y actividades que necesitan un enorme trabajo de equipo y especialización de diferentes actividades como cine, teatro, danza necesitan verse como empresas capaces de generar ganancias para crear círculos virtuosos y empresas culturales sanas. Nada tiene de malo aprender a convertir los esfuerzos individuales y/o colectivos en proyectos lucrativos. Es claro que ni Frida Kahlo, ni Diego Rivera vivieron únicamente de su inspiración o de los proyectos que le financió en un principios el gobierno en especifico a Diego con los murales de los grandes edificios, inversionistas privados nacionales y extranjeros pagaron a Diego por diferentes obras por que apreciaban el valor estético de las creaciones del pintor y de esta manera Diego mantuvo también su independencia creativa.
Recordemos como durante el sexenio de Ernesto Zedillo se intentó enlatar una cinta que el mismo había financiado, “La Ley de Herodes” dirigida por Luis Estrada es un claro ejemplo de lo que sucede cuando el Estado se vuelve productor de cultura y en el caso extremo está la forma en que los regímenes totalitarios como el nazismo alemán, y el comunismo ruso o cubano han intentado anular a sus voces creativas y críticas, acusando a los artistas de ser elitistas, degenerados, atentar en contra de la cultura popular y enemigos del pueblo.
El arte es subversivo y provocador en muchos de sus niveles, por eso creer que el estado debe invertir en él es una incongruencia. Los artistas deben buscar a sus audiencias a través de empatías con su forma de expresarse, no de billetazos que les permitan comer mansamente de la mano del Estado. En último de los casos el Estado a esos artistas debe enseñarles lo que es y como aprovechar la economía naranja que es una buena fuente de ingresos. 

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