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miércoles, 4 de marzo de 2020

Los niños soldados de Guerrero. Derrota del Estado.



La fragilidad en la que se encuentran los niños es desde hace muchos años una responsabilidad que los gobiernos evaden, la cantidad de niños que desaparecen en el país es importante.

Armando Enríquez Vázquez

Nada más impactante y desesperanzador que las fotografías de los niños autodefensas de Guerrero, pero también es sólo otro ejemplo del desprecio que los gobiernos incluido el federal tienen por los niños. En la misma semana el presidente minimizó y dijo que ya había medicamentos para los niños con cáncer en el sistema de salud pública como lo ha hecho otras veces de manera ligera y sin importarle realmente la salud de los menores, lo que pone al presidente y su gabinete de salud en una posición similar a la del gobierno de Javier Duarte y su agua “cura” cáncer, con la diferencia que este gobierno federal, no simula, simplemente niega las medicinas porque el presidente necesita el dinero para sus redes de poder. Tristemente también la Guardia Nacional al cargar contra los migrantes centroamericanos lo hizo contra niños sin importarles este hecho que pone a México en el peor lugar internacionalmente en materia de derechos humanos, pues lo único que a esta administración le importa es obedecer las órdenes de Donald Trump.
La fragilidad en la que se encuentran los niños es desde hace muchos años una responsabilidad que los gobiernos evaden, la cantidad de niños que desaparecen en el país es importante. En 2017 la, ahora inútil, Comisión Nacional de los Derechos Humanos declaró que alrededor de 70,000 niños y niñas son víctimas de trata. Pero hay que sumar la cantidad de menores que son parte del crimen organizado trabajando desde halcones, hasta sicarios. De acuerdo con UNICEF 1 de cada 2 niños y adolescentes de nuestro país vive en condiciones de pobreza y el 20% lo hace en pobreza extrema, y claro que no es culpa de un gobierno con un año en el poder, pero tampoco tienen la menor intención de resolver el problema, ni de enfrentar sus responsabilidades.
Todo esto habla de una derrota devastadora del estado que inició en la década de los noventa del siglo pasado en los gobiernos del PRI y que ni el PAN, ni Morena han podido, ni querido resolver. Hace dos años cuando se estrenó el spin off de la serie de motociclistas Sons of Anarchy, titulada Mayans MC, una de los arcos narrativos más interesantes de la serie es el de los huérfanos del narco en la frontera de Baja California, que luchan contra un cartel poderoso. Ese es el mensaje de estos niños armados del Estado de Guerrero huérfanos porque las autoridades de ese estado han sido rebasadas desde hace muchos gobiernos del PRI y el PRD por el crimen organizado, algunos de estos gobernantes cercanos al hoy presidente, como el senador Félix Salgado Macedonio, quien cuando fue presidente municipal de Acapulco por el PRD, prefirió hacerse a un lado y dar paso franco al crimen organizado, mientras el se dedicaba a filmar una película, cobarde e incapaz de combatir los problemas de la ciudad costera. Ese mismo hombre amparado en su fuero, hoy quiere dictar códigos morales a la sociedad desde su escaño.
No existe discurso político, ni postura demagógica capaz de acabar a partir de verborrea con la realidad, con la fractura que existe en la sociedad, con una verdad que lacera a miles de mexicanos con la muerte que se pasea a diario en sus comunidades. Importa, claro, saber quienes son los responsables, sí se les va a castigar, pero es más importante solucionar, para eso eligieron a López Obrador, no para que día tras día a lo largo de un año se haga la víctima desde el poder, algo que ni Peña Nieto.
A López Obrador, Morena y funcionarios locales de los gobiernos de ese partido, lo único que les importa es conseguir dinero, para crear y pagar grupos de choque azuzados por las palabras matinales de odio del presidente, que también sirva para financiar las elecciones del año entrante. Los electores son mayores de edad y por lo tanto al presidente y a su servil comisionada de los Derechos Humanos, los derechos de los niños les valen un comino.
Pero el problema está ahí, en las generaciones de niños huérfanos, desarraigados que con todas las razones del mundo, no creen en el gobierno, en la sociedad, en los otros, generaciones de niños, niñas, adolescentes y jóvenes mujeres y hombres que tienen una visión que en nada se parece a la de los demás ciudadanos y menos a la del demagógico grupo de políticos que dice “gobernar” el país.

publicado en blureport.com.mx el16 de febrero de 2020
imagen: DeathToStock.com 

lunes, 24 de diciembre de 2018

Economía naranja y presupuesto cultural de la 4T



¿Dónde termina la responsabilidad del Estado en materia de cultura y donde comienza la autonomía y libertad de expresión del artista? ¿Puede ejercerla sí es pagado por el gobierno?

Armando Enríquez Vázquez

A principios de año cuando la precandidata presidencial Margarita Zavala habló, sin mucho conocimiento de causa, es cierto, de la economía naranja muchos “intelectualoides” se le fueron a la cabeza, haciendo burla en parte porque nunca habían oído el término y en parte por no entender bien el concepto, otros simplemente pensaron que era un desvarío de la entonces aspirante a la presidencia.
Lo cierto es que la llamada economía naranja se refiere a la cultura, a la propiedad intelectual, las empresas culturales y emprendimiento en el campo cultural. Hace un par de años tomé un curso organizado por la Secretaria de Cultura del gobierno de la CDMX en materia de empresas culturales y sí algo me quedó claro es que la cultura en su enorme diversidad y gran cantidades de actividades es y puede ser lucrativa, además de un elemento formador, de hecho, en un país sano este tipo de economía contribuye en niveles superiores al 1% en el Producto Interno Bruto o PIB, que de ninguna manera son despreciables.
La historia en México sobre todo a partir de los años setenta ha hecho de un gran número de creadores y artistas verdaderas rémoras de los presupuestos federal y locales, lo que ha favorecido también, a una pobrísima oferta cultural en general por parte del Estado y muchas veces a la nula competencia en materia de oferta cultural. Mucho de lo financiado por el Estado resulta inicuo, su recuperación es mal visto y se pretextan cualquier tipo de argumentos para justificar esa mediocridad e incapacidad al menos de recuperar la inversión. Lo que a su vez contribuye a la pésima oferta privada que en muchas ocasiones es subsidiada también por el estado en forma de exenciones y otro tipo de prerrogativas fiscales, lo que se convierte en un círculo vicioso. Entre las labores esenciales de cualquier gobierno no se encuentra el convertirse en mecenas de nadie, como en su momento lo hizo Luis Echeverría Álvarez con el Banco Cinematográfico, uno de los mayores fraudes que se han creado en la historia del arte en México y que tuvo como consecuencia dos décadas de un patético cine nacional del que aún existen muestras y gente que piensa de la misma manera retrógrada.
Durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se creó el perverso organismo llamado Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA) para mantener a partir de becas a un grupo de artistas y creadores que se convirtieron con el paso de unos años en una mafia de esas que tanto le gusta denunciar al presidente Andrés Manuel López Obrador y que contempla como becarios a famosos artistas que no necesitan esa beca o intelectuales afines al régimen.
La semana pasada al conocerse la propuesta de egresos del presupuesto para 2019 del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se supo que la cultura sufrió un recorte de 500 mmdp, gracias a los jalones finales de la oposición, pues se había propuesto un recorte por el doble, lo que hace que la cultura no sea realmente importante para la 4T, que entiende las necesidades reales del país, o al menos eso nos hacen creer. El presupuesto para la cultura planteado por el gobierno de López Obrador es menor al que en su momento propusieron Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la secretaria de cultura Alejandra Frausto minimizó el recorte argumentando que ese dinero es el que se gastaba de manera onerosa en la secretaría y el recorte realmente no afectará a los programas de la secretaría. Lo cual todos sabemos que es pura demagogia y servilismo de la funcionaria.
Como dije anteriormente financiar artistas no es labor esencial del Estado. El gobierno debe ser el mejor gestor cultural y san se acabó. Mantener sus estaciones de radio y hacer como lo propuso hace unos días el presidente de la televisión pública una BBC, es importante porque más allá de apoyar a un determinado proyecto ayuda a la promoción de la cultura a lo largo y ancho del país. Se debe promover la inversión privada en la producción para los medios públicos y por lo tanto, promover a la cultura del país tanto en el exterior como al interior del país, reconocer nuestra diversidad cultural que está muy lejos de limitarse a la diversidad sexual que se fomenta y promueve en las grandes ciudades y la inclusión que implica todo aquello que nos habla de los diferentes Méxicos existentes. Por ejemplo, recuerdo, no hace mucho una exposición en el Museo de Culturas Populares acerca del acordeón y el bandoneón que mostraba una importante parte olvidada de la cultura sobre todo del norte del país, o la estupenda colección del mismo Museo de recetarios de las diferentes regiones y etnias del país. La promoción, cuidado y mantenimiento de los museos y otros órganos d difusión de la cultura es importante y nada tiene que ver con creadores poco creativos pero ávidos por vivir del presupuesto.
La cultura no es el mal cine que se produce en México desde la mafia que es el IMCINE, ni el teatro que sin calidad, si no a través de contactos se promueve desde la Secretaría de Cultura o/y otras dependencias de gobierno.
Si la 4T es todo lo que ha prometido el presidente, y más vale que así sea porque existen indicios preocupante de que López Obrador es sólo un hombre que busca fortalecer la partidocracia, pero solo con un partido lleno de personas con ambiciones y hambre de poder y ningún compromiso con el país, como mexicanos estamos de acuerdo y preferimos la paz, el crecimiento, el desarrollo y la palabra de moda en el gobierno de conceptos; la felicidad a una cultura artificial.
Muchos de los artistas y creadores que se han manifestado en contra del recorte, Cuarón, Gael García, Diego Luna, entre otros tienen la capacidad y lo han demostrado de levantar proyectos exitosos sin el apoyo estatal y muchas veces a pesar del mismo. Hoy Cuarón puede presumir de su película Roma que se realizó a pesar de los intentos de extorsión por parte del entonces delegado de Cuauhtémoc y flamante senador de Morena Ricardo Monreal quien a pesar de presumir haber escrito libros desconoce claramente el valor de la cultura. En las entrañas de Morena se encuentra un claro ejemplo de una exitosa empresaria y promotora teatral; Jesusa Rodríguez, hoy además Senadora de la República por Morena.
La cultura y sobre todo aquellas manifestaciones y actividades que necesitan un enorme trabajo de equipo y especialización de diferentes actividades como cine, teatro, danza necesitan verse como empresas capaces de generar ganancias para crear círculos virtuosos y empresas culturales sanas. Nada tiene de malo aprender a convertir los esfuerzos individuales y/o colectivos en proyectos lucrativos. Es claro que ni Frida Kahlo, ni Diego Rivera vivieron únicamente de su inspiración o de los proyectos que le financió en un principios el gobierno en especifico a Diego con los murales de los grandes edificios, inversionistas privados nacionales y extranjeros pagaron a Diego por diferentes obras por que apreciaban el valor estético de las creaciones del pintor y de esta manera Diego mantuvo también su independencia creativa.
Recordemos como durante el sexenio de Ernesto Zedillo se intentó enlatar una cinta que el mismo había financiado, “La Ley de Herodes” dirigida por Luis Estrada es un claro ejemplo de lo que sucede cuando el Estado se vuelve productor de cultura y en el caso extremo está la forma en que los regímenes totalitarios como el nazismo alemán, y el comunismo ruso o cubano han intentado anular a sus voces creativas y críticas, acusando a los artistas de ser elitistas, degenerados, atentar en contra de la cultura popular y enemigos del pueblo.
El arte es subversivo y provocador en muchos de sus niveles, por eso creer que el estado debe invertir en él es una incongruencia. Los artistas deben buscar a sus audiencias a través de empatías con su forma de expresarse, no de billetazos que les permitan comer mansamente de la mano del Estado. En último de los casos el Estado a esos artistas debe enseñarles lo que es y como aprovechar la economía naranja que es una buena fuente de ingresos. 

miércoles, 1 de marzo de 2017

Ocurrencias que insultan.




Hay muchos que se llaman publicistas o creativos que poco tienen de ellos y trabajan con ocurrencias que insultan al receptor del mensaje.

Armando Enríquez Vázquez

El ser ocurrente no significa ser creativo, el ser ocurrente no significa ser efectivo y el ser ocurrente mucho menos significa ser publicista. Alguna vez un directivo de promoción de un canal de televisión me hizo ver la diferencia entre las frases apretar una tecla y oprimir un botón. Todo es cuestión de educación, de buenos modales, pero sobretodo de dar un mensaje claro y que no se preste a ningún tipo de interpretación errónea por parte de aquél al que va dirigido el mensaje.
Esto viene a colación por algunos mensajes publicitarios y de propaganda política que actualmente están siendo difundidos y que parecen todo menos publicidad.
Primer caso. Me encuentro dos carteles a lo largo de una misma barda de la ciudad, los dos son de productos de una misma empresa responsable de producir botanas. Los dos carteles son antagónicos. El primero muestra una mano rebanando una papa en rodajas que mientras vuelan hacía una bolsa se van transformando de la papa cruda a la papa frita. El ambiente de fondo en segundo plano y fuera de foco es casero y acogedor; una cocina en tonos cálidos. El texto sencillo pero contundente: Disfrutamos hacerlas. Disfrutarás compartirlas. Resultado quiero comprar esas papas.
El otro muestra una envoltura del producto que es verde contra un plano y estridente fondo amarillo. En el cartel se han resaltado en un relieve la frase que identifica al producto: Me gusta tu hermana. y por debajo de la frase en un amarillo que no contrasta en nada con el resto del fondo si no es por un poco de marco en la tipografía alcanzamos a leer Intensidad real. Resultado quiero partirle la cara a quien habla así de mi familia.
Si no fuera por el logo de la marca que se nota en ambos carteles, difícilmente podríamos creer que se trata de una misma empresa. Mientras por un lado vemos un esfuerzo publicitario en la redacción, en la creación, producción y ejecución del mensaje, en el otro apenas si se nota la torpe ocurrencia sinsentido y tal vez al vapor de alguien que ni siquiera tiene el menor conocimiento sobre teoría del color.
Es importante notar que no existe una gran diferencia en el público objetivo al que van dirigidos este tipo de botanas por más que alguien quiera convencerme de lo contrario y aunque así fuera nadie tampoco puede negar que mientras en el primer ejemplo hablamos de publicidad, en el segundo hablamos de algo totalmente diferente.
La publicidad, que en otro tiempo pretendía instruir al consumidor acerca del producto que debía adquirir, atribuyéndole razones científicas y de peso que muchas veces eran avaladas por voces en teoría expertas y que poco a poco fue moviéndose hacía emociones, sensaciones y satisfactores hedonistas, no puede caer tan bajo de llegar al grado cero de la escritura y la inteligencia.
Y no solamente porque la frase Me gusta tu hermana, pueda o no parecer vulgar, eso queda a la libre interpretación de cada uno y a la moral que tenga, sino porque no hay nada, absolutamente nada que relacione al producto con la frase. 
Es un insulto a la inteligencia del consumidor que en el peor de los casos mirará al cartel, sin realmente verlo.



Segundo caso. En un sentido todavía peor, las ocurrencias se pueden convertir en un insulto directo a todo aquel al que va dirigido el mensaje como sucede con el más reciente mensaje de propaganda política del partido político Morena, en el que su presidente nacional al referirse a la corrupción que existe en el país y a las transas electorales decide hablar de que se postulan a vacas y cerdos y estos resultan electos. Lo triste es cuando el mismo político anuncia que habrá una rebelión pacífica en la granja.
La frase convierte a todos los electores del país en viles animales a la vista del político y del partido al que dirige. El insulto, el menosprecio está ahí, porque por más que muchos se quieran sentir gallos o alazanes, a lo mejor lo que quiere decir el mensaje es que todos los jamelgos y borregos están dispuestos a seguirlo. Es grave que una supuesta democracia se convierta en una vanal ocurrencia orwelliana en el mejor de los casos, o en una despectiva mirada de alguien que cree tener la razón y la verdad absolutas. No se puede minimizar la voluntad ciudadana a un simple asunto de animales. No se puede hablar de un ciudadano de manera despectiva y pretenderse ocurrente o simpático, mucho menos cuando de un político se trata.
La publicidad es cosa seria, creativa y para muchos una forma de vida de la que se enorgullecen, no debemos permitir que se denigre esa identidad por simples ocurrencias de alguien que se levantó muy “creativo” y plasmó sin analizar las consecuencias de su ocurrencia en una pieza a la que pretende llamar publicidad.

publicado en roastbrief.com el 21 de noviembre de 2016