viernes, 28 de febrero de 2014

La ciencia como motor económico.




Entre los elementos que se proponen desde el Gobierno de la República para lograr un mejor México nunca se ha hablado del desarrollo científico de México. Pero la ciencia es un motor para cualquier economía.

Armando Enríquez Vázquez.

Cuando en los diferentes escenarios nacionales o internacionales los políticos y gobernantes discuten y tratan de convencernos acerca de ese desarrollo que en el futuro próximo hará de México uno de los países más competitivos del mundo, parece que estamos en un comercial donde los supuestos beneficios son inmediatos, cosa que por ejemplo se cansaron de decir acerca de la reforma energética y los cuales de resultar verdaderos, no veremos una baja en las tarifas de derivados del petróleo, de la gasolina o de la energía eléctrica hasta finales del sexenio, si es que llegar a haber esta baja de precios y esto de acuerdo a los funcionarios del propio gobierno tras la aprobación de dicha reforma. Ya para que hablamos del empleo.
Parece que todo tiene que ser inmediato, como si el país estuviera a punto de desaparecer, o será porque el gobernar en México es un negocio a corto plazo.
Existen dos áreas que son de fundamental  importancia para lograr autosuficiencia y solidez económica y las cuales al menos durante las últimas cinco décadas los gobiernos de nuestro país han olvidado, o han preferido ignorar. El campo y la ciencia.
En l caso del campo a pesar de haber sido una de las banderas enarboladas por la revolución, tras 104 años de la misma no ha pasado nada.
Mientras que con lo que respecta a la ciencia, en un país donde la educación, más allá de los votos que el gremio de maestros representa para cualquier partido que se gane a sus líderes sindicales, no tiene ningún interés. La palabra científico, en México, sirve para designar a un loco dentro de la imaginería popular, que encerrado en un laboratorio ha renunciado a la sociedad, o a un hombre de muchos estudios obligado a emigrar y trabajar en el extranjero. En todo caso una especie de descastado.
Pero la ciencia es actualmente uno de los más importantes motores en la economía, como la planta manufacturera, la investigación científica es capaz de dar no solo prestigio a un país sino de transformar la economía del mismo. Mucha de la inversión de los países más desarrollados o de las empresas más importantes del mundo se destina a la investigación y al desarrollo tecnológico. Los descubrimientos en materia de tecnología y ciencia se pueden transformar en patentes que benefician a los investigadores y la implementación de dichas patentes en una planta productiva mayor. El desarrollo de estos avances en productos comerciales es lo que activa a la economía de un país.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (WIPO) en su informe de 2013 acerca del número de patentes que cada país presenta y cuantas le son otorgadas, China es el principal con más de 652,000 patentes presentadas, seguida por Estados Unidos con más de 542,000 presentadas, México presentó tan sólo un poco más de 15,000. China y Estados Unidos representan el 50% de las patentes presentadas en un año a nivel Mundial con el 27.8% y el 23.1% respectivamente. De acuerdo con otros informes de desarrollo tecnológico y científico México esta en lugares muy por detrás de países como Canadá, Brasil, España, Grecia, e Irán
A lo largo de la historia han existido mexicanos que han creado, inventado y desarrollado tecnologías, productos y procesos que son reconocidos a nivel mundial, sin embargo nuestros jóvenes y en general todos nosotros poco hemos oído hablar de ellos.  Entre las patentes más importantes a nivel mundial que se han concedido a mexicanos a la largo de la historia hay que mencionar la de la televisión a color de Guillermo González Camarena en 1940, la de la Tinta indeleble utilizada por el IFE, ahora INE, que pertenece al IPN y que fue creada por Filiberto Vázquez Dávila. En 1905, Ramón Benítez consiguió la patente por el primer aparato para hacer tortillas. En 1966 el ingeniero y político mexicano Heberto Castillo inventó y patentó la Tridilosa. Juan Celada Salmón creó el fierro esponja en 1957 y más recientemente Joel Sosa y Sergio Galván de la UNAM inventaron el concreto translucido, todos estos inventos y muchos otros que son creación de mexicanos promueven el desarrollo y nuevas tecnologías que han dado muchas veces a países que no son el nuestro ganancias millonarias. Y permanecen desconocidos en nuestra patria. ¿Por qué nuestros científicos no pueden desarrollar su labor en nuestro país y hacer carrera y empresa aquí? ¿Por qué no se da importancia a una educación científica y tecnológica entre los niños de México? La respuesta está como siempre en la falta de interés en el sistema educativo. Mismo que hoy la OCDE y el gobierno de Peña Nieto aprueban y que está destinado a crear mano de obra para las maquiladoras de los Estados Unidos y otras naciones listas para invertir en trabajo mal pagado.
A pesar de que el presupuesto 2014 de la federación se incrementó en 14% en cuanto a ciencia y tecnología aún faltan programas que acerquen a los estudiantes a la ciencia y le quiten ese estigma con la que la vemos,que la saquen de las paredes de los museos que son aburridos y le demuestren a los jóvenes lo apasionante que puede llegar a ser. Tanto o más que cualquier carrera humanista a las que somos tan dados a alabar.
Seguimos estando por detrás de muchos países que  a veces no tienen los recursos materiales o humanos con los que contamos en México nuestros desarrollos científicos y tecnológicos, la investigación se limita a un puñado de centros de las universidades, del gobierno federal o de empresas privadas interesadas en el desarrollo de nuevos productos para su empresa, pero carece de  incentivos por parte de las autoridades.
 En lugar de gastar el dinero de la federación en los anuncios cínicos de la cámara de diputados ese dinero se debería utilizar para la difusión de carreras científicas y tecnológicas que ayuden al desarrollo y el empleo en nuestro país.  

publicado el 24 de febrero de 2014 en blureport.com.mx
imagen: gizmodo.com

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