martes, 5 de abril de 2016

Paulina Bonaparte la hermana incomoda del emperador.



Entre todos los hermanos de Napoleón Bonaparte que importunaron la vida del emperador, tal vez ninguna más incómoda que su hermana predilecta Paulina, pero también la única que lo quiso.
Armando Enríquez Vázquez.
Alguna vez Napoleón al referirse a sus hermanos y otros miembros cercanos de su familia expresó que ninguno de sus enemigos le había hecho tanto daño como el que infligieron en él sus familiares. Cuando la estatua conocida como Venus Victrix del escultor italiano Antonio Canova, se dio a conocer, de inmediato el dueño de la escultura el príncipe Camilo Borghese decidió ocultarla por dos razones; la primera; la modelo que posó desnuda para la obra de arte era su esposa y segunda era también la hermana del emperador Napoleón Bonaparte: Paulina Bonaparte. Para Napoleón no fue sólo su hermana consentida, sino también una más de sus vergüenzas familiares, pero a la vez la única de sus hermanos que mostró al corso su apoyo y amor en los peores momentos de su vida.
Once años menor que Napoleón, Paulina nació el 20 de octubre de 1780. La sexta hija de la familia Bonaparte, a los dieciséis años se vio envuelta en una relación amorosa con Stanislas Frèron, un político 20 años mayor que ella. Sin embargo, la intervención de su hermano entonces ya General del ejército francés, quién al descubrirla en brazos de uno de sus subalternos la obligó a casarse con él. En 1897 Paulina Bonaparte se casó con el general Víctor Emanuel Leclerc. Leclerc fue uno de los hombres más leales a Napoleón. Paulina tenía 17 y partió junto su esposo y su hermano a la campaña en Italia, los rumores acerca de las infidelidades de Paulina con soldados rasos no tardaron en surgir, pero al año Paulina dio un hijo a Leclerc, al cual Napoleón bautizó con el nombre de Dermide.
En 1801, Napoleón tenía un problema en el mar caribe. En la isla que hoy se encuentran Haití y la República Dominicana se había gestado una revuelta para liberar Haití, el hombre al frente de esta revuelta era un negro llamado Toussaint Louverture, se encargó no solo de dar su libertad a los esclavos, sino de expulsar de la isla conocida como La Española a ingleses y gran número de españoles. En un principio Louverture contaba con el apoyo escrito de Napoleón, quién pensaba que Louverture trabajaba en favor de Francia, el tiempo refutó esta idea de Napoleón, Louverture comenzó a actuar como un dictador e incluso se hizo llamar El Bonaparte de La Española, por lo que Napoleón decidió enviar veinte mil hombres al mando de su cuñado Emanuel Leclerc para acabar con el revoltoso. Paulina al enterarse del destino al que se dirigía su esposo y la orden de su hermano de acompañarlo a la isla, se negó a hacerlo, al punto que se tuvo que destinar a un grupo de soldados quienes por la fuerza subieron a Paulina al barco.
Una vez instalada en Haití, Paulina encontró que la lejana isla antillana no era tan terrible como lo había imaginado y terminó encontrando y organizando lugares y fiestas donde divertirse, así como hombres con los que pasarla bien. Louverture fue detenido por Leclerc y enviado a Francia, donde murió en prisión. Haití sufrió una epidemia de paludismo y Paulina pronto se unió a las mujeres enfermeras. Una de las víctimas de la enfermedad fue el General Leclerc quien murió en los brazos de su esposa. Paulina regresó entonces a Francia en compañía de su pequeño hijo.
En Francia Paulina regresó a sus amantes, a vestirse con telas vaporosas que transparentaban su figura, todos los días se bañaba en leche y un negro la acompañaba durante el baño, ante las recomendaciones de sus amigas a no invitar al negro a su baño, la hermana del emperador se limitó a contestar que los negros no eran hombres por lo que no había razón de que preocuparse, pero para escándalo de la sociedad parisina Paulina también era visitada durante su baño por diferentes amigos que platicaban con la joven mientras ella permanecía por largo tiempo en la bañera.
Antes de cumplir un año de luto, Paulina decidió casarse de nuevo. Esta vez con un rico príncipe italiano: Camilo Borghese. Borghese era uno de los hombres más ricos de Italia. A pesar del malestar que esto provocó en el Emperador, tampoco pudo oponerse al enlace pues el dinero de Borghese y sus influencias eran bienvenidas por Napoleón. Pero desilusionada de su marido, por razones que aún se especulan y que van desde la supuesta homosexualidad del Príncipe hasta la incapacidad de este para satisfacer sexualmente a su mujer, Paulina regresó a Francia. Antes hizo una parada en Florencia donde posó desnuda para el escultor Antonio Canovas. Curiosamente el escultor había pensado en hacer con Paulina una estatua de Diana, la diosa griega de la castidad y la cacería, pero como era de esperarse la princesa Borghese insistió en que fuera Venus la diosa a esculpir.
Cuando en Francia le preguntaron cómo se había atrevido a posar desnuda, Paulina se limitó a contestar: ¿Y porque no? No hacía frio en el estudio, es más había fuego en la habitación.



La estatua no sólo molestó al Emperador, el príncipe Borghese compró la estatua escandalizado y la escondió en el sótano de la Villa Borghese. Su vida disoluta continuó en Francia y cuando su hijo murió, Paulina no estaba cerca de él, ni pareció afectada por el hecho. Napoleón se encargó de que todos pensaran que ella había sido una madre devota. Lo cierto es que llegado el momento Paulina mostró su amor y lealtad por su hermano mayor. Una vez que en 1814 Napoleón fue derrotado y exiliado en Elba, Paulina vendió gran parte de sus pertenencias y se mudó a la isla con su hermano. Fue la única de los hermanos Bonaparte que tanto debían a Napoleón en hacerlo. Después lo apoyó en su aventura por recuperar el poder y le obsequió los diamantes Borghese que fueron encontrados en el carruaje de Napoleón tras su captura después de la derrota de Waterloo.
Una vez preso en Santa Elena, Paulina no pudo visitar a su hermano en la isla del Atlántico por sufrir de diferentes enfermedades que la aquejaban, a la muerte del emperador Paulina lloró a la distancia la pérdida de su hermano como ninguno otro de la familia. Paulina, establecida en Roma desde Waterloo, era protegida del Papa Pio VII, al que además convenció semanas antes de morir de cáncer útero de reconciliarla con el príncipe Borghese.
Antes de morir Paulina pidió un espejo, tenía 44 años y había vivido una vida llena de lujos y placeres, se observó, sonrió y dijo: No tengo miedo de morir. Aún soy bella.
Paulina Bonaparte murió el 9 de junio de 1825.

publicado en mamaejecutiva.net el 22 de marzo de 2016
imagenes wikipedia.org 

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