jueves, 11 de agosto de 2016

Perro comiendo… ¿perro?



Todo mundo habla de la corrupción lo peor es cuando los responsables de la misma la atacan en un acto cínico y tiránico. 

Armando Enríquez Vázquez

Nada más grotesco y fársico que Enrique Ochoa Reza presidente nacional del PRI, pidiendo que se declaren inconstitucionales los actos legislativos de último momento de los gobernadores priístas que han caído de la gracia del presidente Peña Nieto por perder bastiones del tricolor. Nada más incongruente que un partido que habla en contra de la corrupción cuando en este sexenio han demostrado únicamente su voracidad para hacerse de los recursos del erario y coludirse con empresarios y empresas.
César Duarte, Javier Duarte y Roberto Borge, políticos corruptos hasta más no poder, pero no los únicos, se han convertido en tres villanos de comic para todos los mexicanos incluidos muchos priístas, que tratan de pasar como blancas palomas, a pesar de que hace unos años eran miembros de una elite y parte de la nueva generación de priístas de acuerdo a las propias palabras de Enrique Peña Nieto en una entrevista que le hizo Denise Maerker hace algunos años y que la periodista recuperó y presentó en su noticiero radiofónico la semana pasada.
Los hoy apestados, no lo son por corruptos o por haber sido desleales al PRI, un partido en el que proxenetas como Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre o pederastas como Mario Marín tienen un cómodo lugar y no parece que nadie se planteé el enjuiciarlos al interior, ni al exterior del partido. El acto reprobable de los gobernadores salientes consistió en ser lo suficientemente desaseados para que sus niveles de corrupción llegaran a los medios de comunicación y cómo consecuencia de esta mala publicidad el PRI perdió tres estados importantes de la república a manos del PAN. Javier Duarte se sintió que era una especie de virrey que podía deshacerse de periodistas a diestra y siniestra. El fiscal veracruzano, Luis Ángel Bravo Contreras, un verdadero pelele de Duarte, siempre argumenta la misma línea de investigación en el caso del asesinato de un periodista; nexos con el narcotráfico.
Que esperar de un partido en el que, hasta el mismo presidente del instituto político, Enrique Ochoa Reza, mintió ante la Cámara de Diputados en 2010, con tal de obtener un puesto como consejero del entonces Instituto Federal Electoral, IFE, al negar su militancia en el PRI. Tener un mentiroso como presidente de su partido no molesta ni al presidente Peña Nieto quien lo designó a ese puesto, ni a los militantes de ese partido.
¿Por qué el PRI, que busca, según ellos, demostrar su pureza, no pide que se investigue a Humberto Moreira, Fidel Herrera, Rosario Robles, Jesús Murillo Karam, Gerardo Ruiz Esparza o líderes sindicales como Carlos Romero Deschamps, Víctor Flores Morales del sindicato ferrocarrilero o Martín Esparza líder de un sindicato de una empresa que no existe más; Luz y Fuerza del Centro, que acaba de lograr un jugoso negocio con el gobierno de Peña Nieto. Todos ellos sospechosos de actos de corrupción y priístas o ligados a ese partido, como en el caso de Esparza que se vende al mejor postor, de una u otra manera.
El PRI no tiene generaciones más sanas, ni menos corruptas, porque ahí está el caso de Ximena Bernal Reséndiz, líder juvenil del tricolor en Guerrero y hermana de la titular de la Secretaría de la Mujer, Gabriela Bernal Reséndiz, en el actual gobierno de Héctor Astudillo, detenida el 22 de julio de este año en compañía de un líder del cartel de los Beltrán Leyva en Acapulco. La joven generación de priístas ahí está de la mano del crimen organizado y ni el gobernador de Guerrero, ni el presidente nacional de ese partido han dicho esta boca es mía, en este caso de corrupción.
Lo que es más, se habla de la expulsión de estos gobernadores del PRI. El PRI a través de sus operadores en el poder legislativo piden al poder judicial declare inconstitucionales sus artimañas post electorales y su intento de blindaje, pero no he visto, ni oído a nadie al interior del partido, incluyendo a su presidente nacional, pedir a los jueces dar el castigo que se merezcan estos gobernadores corruptos. Todo como siempre se reduce a un manotazo y punto.
Más allá de las razones electoreras, demagógicas y revanchistas que tenga el PRI, en contra de ciertos miembros de su partido, el espectáculo circense que el presidente de la nación, el presidente nacional del partido y los líderes en las cámaras están haciendo es indigno de los mexicanos, es indigno de ellos mismos que con tanta rabia han defendido su derecho ser corruptos. Es una vez más, indigno de la investidura que ostentan los cuatro y en especial el presidente Peña Nieto empeñado en acabar con la figura del presidente. ¿Por qué ninguno de ellos se atreve a tocar un tema que ofende a todos los mexicanos y es clave en que la transparencia sea una realidad; la desaparición del fuero? Un PRI lleno de prístinos militantes debería estar luchando a capa y espada porque desaparezcan mexicanos de dos tipos.
Pero me gustaría ver también a quienes desde la oposición se dan baños de pureza pedir que se investigue también entre sus filas. Qué Ricardo Anaya pida que se investigue y se proceda en contra de Guillermo Padrés, por lo menos, ya no por decir a Marta Fox y sus hijos, y que desde la presidencia del PRD Alejandra Barrales pida que se investigue a los miembros del gabinete del gobierno de la Ciudad de México y al mismo Miguel Ángel Mancera que tanto ha insistido en hacer construcciones que parecen negocio del jefe de gobierno. Ni de Morena, ni del Panal y mucho menos del Verde puedo esperar una declaración de este tipo.

Pobre México tanto bla bla bla y nada real.

publicado en blureport.com.mx el 3 de agosto de 2016

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