Clasificar,
etiquetar, afianzar. La antigua idea de dividir y vencer. Pero en esta ocasión
nadie gana y todos perdemos.
Armando Enríquez Vázquez
Desde su remota invención hace más de veinte años,
posmodernidad me pareció un término muy pretencioso para describir la abulia
general de la cultura, la sociedad y aquellos que después en sus ensaladeras new age se dedicaron a jugar a un San
Pablo californiano, mezclando el Budismo, con el Hinduísmo, el Taoísmo,
astrología y después con una la más irresponsable de las ignorancias han ido
aderezando con sutilezas como ángeles, runas celtas, astrología maya y azteca, Kabalah
y otras esoterías sacadas por debajo de la manga de un mago, remitiéndome al
significado original de la palabra.
Y de pronto a mí y a
muchos el posmodernismo nos pareció sólo un pretexto para no hablar del proto
arcaísmo o del postapocalítptico tardío. El Tiempo se fragmentó de tal manera
que se comenzó a hablar de las generaciones X, Y, como cromosomas olvidados en algún
estudio de paternidad irresponsable.
Así, conforme pasan los años surgen nuevos términos políticos-filosóficos,
que no dejan de sorprenderme por su capacidad de eliminar la elemental
necesidad de individualidad. Términos que etiquetan y pretenden homologar en legión. Etiquetas hijas
de lo políticamente correcto y los zombies.
Hace unos días, al viajar en el metro me encontré un cartel
pegado que convocaba por parte de instancias gubernamentales del GDF a las
conferencias en contra del Eco Fascismo
Malthusiano. La complejidad de la etiqueta bastó para llamar mi atención y
buscar el término en Google. El eco fascismo es el escozor que les provoca a
los ecologistas el que no todos los seres humanos vean el mundo como ellos. Es
una posición radical en la que aquellos que no creen en el cambio climático
deben ser exterminados, pero también es la posición opuesta el condenar a todos
aquellos que creen que el mundo se va a acabar por cuestiones ecológicas y
tratan de aterrorizar a la población con asuntos como aquello de que el
alimento no va a alcanzarnos a todos y que debería de existir un control natal
parecido al que existe en China. Al parecer las nuevas tendencias de discriminación
vienen de estos grupos que creen, juran y perjuran ser los nuevos iluminados
que salvarán al mundo. El Eco Fascismo Malthusiano se refiere a estas segundas
posturas y por lo tanto trata de ser identificado con la derecha, al negar que
éste planeta puede otorgar la suficiencia de recursos alimentarios para todos
sus habitantes e intentar reducir la población de manera radical en cientos de
millones de seres humanos. Claro que los primeros también tienen mucho de
ultrtaderechistas al no escatimar en alarmar sin realmente proponer y por lo
tanto perpetuando el miedo como estado de ánimo general.
Resulta por más interesante un estudio de la Universidad de Toronto en 2009, titulado Do green Products make us better people? Los Investigadores Nina Mazar y Chen Bo Zhong condujeron la investigación
en cuanto a consumo de productos verdes y la ética de los consumidores,
encontrando en sus resultados que si bien las personas expuestas a un producto
orgánico actúan de manera más altruista, curiosamente esas mismas personas son
más propensas a hacer trampas y robar tras haber comprado un producto “verde”.
Las actitudes están a la vista de todos, baste como ejemplo la
prepotencia y virulencia del discurso de ciclistas y veganos, otro término que
conocí este año y que se me hace igual de fascinante que el de eco fascistas
por las implicaciones y similitudes que guardan ambos conceptos, ellos están
bien todos lo demás estamos equivocados y esa es la peor degradación de una
sociedad que se etiqueta a sí misma como democrática.
Anti taurinos, pro
animales, Eco feministas, uno más, para el breviario 2013, término que el
radical GDF se ha dedicado a resaltar en carteles en parabuses, todos estos
grupos pretenden enseñarnos a vivir mejor, discriminando a las mayorías y a los
convencionales, porque aquello de normales
es igual de faccioso que estas etiquetas arbitrarias, a luchar en contra de
oscuras fuerzas y conspiraciones que tiene como objetivo acabar con la vida
como ellos creen que debería de ser y que nunca se ha experimentado. Olvidando
que las verdaderas conspiraciones, al menos en nuestro país, están en todos los
niveles de un gobierno que es percibido como uno de los más corruptos del
mundo, basta con ver la lista de corruptos de 2013 en México que la revista Forbes
acaba de publicar y ver como en su mayoría se trata de Priístas vinculados con
la presidencia y contra los que no se actuará por lo menos en los siguientes cinco
años.
Habrá que crear etiquetas también para definir nuestro
sistema de gobierno y propongo algo así como una democracia simulada de parlamento rastrero.
Publicado en blureport.com.mx el 17 de Septiembre de 2013
Imagen www.counter-currents.com
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