miércoles, 8 de noviembre de 2017

Contra la violencia de genero.



La falta de una educación, de respeto y tolerancia,  promovidas desde las pantallas de televisión, discursos y actos políticos de diferentes colores nos muestran como lo que somos; un país inculto, machista y discriminador de las mujeres.

Armando Enríquez Vázquez

En México el extremo del machismo y de las faltas de respeto por el género femenino terminan siendo la cantidad de violaciones y feminicidios que se dan a lo largo y ancho del país. Desde la década de los años noventa del siglo pasado las entidades gobernadas por el PRI son las que muestran los casos más graves y las cifras más altas en cuanto a delitos de género se refieren de Ciudad Juárez a Ecatepec en el Estado de México son clara muestra de ello.
La falta de una educación cívica, de respeto y de tolerancia, muchas veces promovidas desde las pantallas de televisión o los discursos y actos políticos de diferentes colores e ideologías nos muestran como lo que somos; un país inculto, machista y discriminador de las mujeres.
Por eso año con año de manera contradictoria se crean instituciones y campañas de propaganda encaminadas al fracaso cuyo objetivo es el respeto de las mujeres. Ningún esfuerzo por acabar o reducir todas estas afrentas y crímenes debe ser minimizado y debe ser elogiado, pero también se debe valorar, consciente de que el argumento suene incorrectamente político, la parte negativa de como se viene manejando este tipo de campañas de propaganda.  
Este año el gobierno de la Ciudad de México, junto con organismos como la ONU Mujeres, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y la agencia de publicidad JWT, creó una campaña que a primera vista impacta por la expresión de los modelos de la foto, que con caras de lujuria y morbo acompañado frases: “Así es como miran a tu… hermana, madre, amiga, novia todos los días”. Para concientizar a hombres y mujeres del problema del acoso y como este no sólo se refiere a insinuaciones o aquellos que de manera enferma persiguen, tocan o muestran su cuerpo a las mujeres. El problema inicia desde la manera en que los hombres y mujeres se miran unos a otros.
Las imágenes en blanco y negro, de esta campaña también conocida por sus creadores como #Noesdehombres, impresas en grandes formatos estaban en las estaciones de Metro y Metrobús, mientras que formatos más pequeños en el interior de los vagones del metro. La ejecución y las actitudes de los modelos, un caso o dos exageradas, muestran la lujuria y morbo con el que los hombres escudriñan con la mirada los cuerpos femeninos y son lo suficientemente elocuentes para hacer conscientes a los inconscientes y apáticos ciudadanos y ciudadanas de la Ciudad de México.
El año pasado, también, el gobierno de la Ciudad de México, tuvo la idea de repartir silbatos de color rosa en el transporte público para que las mujeres lo pudieran hacer sonar cuando fueran víctimas de acoso o ataques de tipo sexual en su recorrido diario, en esta última acción existe una gran irresponsabilidad por parte del gobierno de la Ciudad que intentando terminar con uno de los males del transporte público no supo o no quiso medir la consecuencias de sus acciones, pues la respuesta por parte de autoridades y usuarios puede no ser la más rápida, ni la más correcta y un linchamiento como respuesta a un silbatazo seguramente enviará un mensaje no deseado a la ciudadanía.
Existen videos en Internet de mujeres poderosas y entrenadas golpeando hombres hasta el cansancio, supuestos acosadores, en el Metro de la Ciudad lo que sin duda repercute en sentido contrario, especies de vigilantes ciudadanas, como sucede en el caso de los defensores armados en el transporte público a los que la autoridad no duda en calificar de delincuentes y aunque, en el caso de las mujeres violentas, estas son minoría que tampoco pueden ser ignoradas por las autoridades.
Así como en la historia de la humanidad se registran casos como el de Gilles de Rais, existen también los de mujeres asesinas como Erzsébet Báthory conocida como la Duquesa Sangrienta. La violencia y la lujuria no son privativas del hombre o de la mujer.
Desgraciadamente el mensaje es claro y va más allá de la igualdad y el respeto: Los hombres son los malos de la creación. Se nos olvida que durante décadas se ha criticado el modelo de publicidad donde el estereotipo de la mujer es ser atractiva y sexy. La promoción de una mujer objeto es tan detestable como la idea del hombre el depredador de mujeres y en ambos casos promueve valores erróneos a los que predican todos aquellos que se autonombran defensores de la igualdad.
Tal vez, en un país machista y lleno de discriminación, donde del piropo vulgar y obsceno a la violación y al feminicidio existe una muy ancha línea de permisividad de las autoridades, en el que a veces los actos de violencia a las mujeres son ignorados y hasta glorificados por ciertos cantantes, la respuesta, aunque si bien enérgica, debe evitar avivar fuegos en ambos extremos, evitar el fomento de respuestas radicales de ideologías extremas tanto de ultraconservadores, como del feminismo extremo.
La idea de la igualdad y del respeto, debe ser incluyente y promover la convivencia armónica. Esa es la mejor propaganda que pueden ofrecer gobiernos estatales y federal en un país donde el número de víctimas de la violencia de género crece de manera exponencial, ayudado por campañas donde lo que se vea no sea el morbo o la lujuria, sino el valor y peso de la ley.

publicado en roastbrief.com.mx el 17 de julio de 2017

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