jueves, 10 de mayo de 2018

Carta a Andrés Manuel López Obrador.




Andrés Manuel López Obrador
Candidato a la presidencia de México
Señor Candidato:
Nunca ha sido afín a su propuesta de gobierno, ni a sus ideas separatistas y sectaristas. Su terquedad, su espíritu antidemocrático y la forma en la que a lo largo de esta última campaña de convertirse intenta erigirse como perdonavidas de nuestro país me parecen aberrantes e idénticas a la de aquellos que usted acusa de lo mismo.
Pero debo como mexicano asumir la enorme posibilidad de que el día 2 de julio usted se convierta en el presidente de México con un voto menor al 51% de los votos posibles, pero así son las reglas del juego y los mexicanos debemos acatarlas como lo hicimos cuando hace seis años con menos del 33% Enrique Peña Nieto logró la presidencia de nuestro país.
Sin embargo, tras el primer debate presidencial y observar como con desprecio elude las preguntas que le parecen incómodas, como desprecia a sus adversarios políticos y como ignora con chanzas las preguntas serias y con la gran cantidad de connacionales que votarán por usted, me siento obligado a preguntarle ¿Cómo piensa sanar las heridas en el tejido social que usted mismo ha creado? Porque de ganar usted será presidente de todos los mexicanos, no sólo de sus seguidores, también, de sus críticos y de sus feroces detractores. México lo que menos necesita es un emulo de Donald Trump que se dedique a fomentar los odios entre los mexicanos como lo ha hecho usted desde que fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Como sociedad no podemos permitir que una visión clasista y racista gobierne desde Palacio Nacional.
Me queda muy claro que al llegar usted a ser presidente México jamás será una Venezuela, esa es una más de las torpezas que comenten sus detractores más feroces, lo cierto es que tristemente Estados Unidos jamás lo permitiría. La geopolítica es mucho más relevante que cualquier buen o mal deseo que usted tenga.
Es muy importante que estudie bien la historia de nuestro país y sobretodo aquellos personajes históricos que usted dice y pretende emular, Juárez nunca hubiera permitido que el Papa opinará en asuntos del Estado como usted anunció el día del debate. Madero jamás hubiera aspirado a gobernar de manera absoluta, sin espacios a la pluralidad y mucho menos de la manera autoritaria y dictatorial de alguien que no acepta los cuestionamientos. El General Cárdenas mantuvo su oficina en Palacio Nacional abierta para todos aquellos que pidieran audiencia y aunque los tiempos han cambiado y la población es mucho mayor que en la década de los años treinta del siglo pasado, ni cuando fue usted jefe de gobierno se atrevió a escuchar a quienes tenían cuestionamientos que le importunaban. Madero y Cárdenas creían y eran demócratas, usted tristemente no lo parece. Los más importante ninguno de los tres intentó replicar un sistema del pasado, con aciertos y errores cada uno busco la forma de hacer avanzar al país al futuro.
El verdadero líder político no es aquel que impone sus decisiones sobre el pueblo a manera de dictador mesiánico, el líder es el que convence con argumentos claros y realistas sobre el camino a seguir. Aquel cuyas metas son las del bien común, no las de su ego.
A pesar de que a los mexicanos, y sobre todo al sector que usted habla, les gusta la imagen del ofendido, el mártir y el atacado, espero que como Presidente de la República sea capaz de verse fuerte, de tomar las decisiones y las posiciones que nos hagan crecer y no se comporte como la víctima que le encanta parecer y nos vaya a salir con la existencia de una Mafia del Poder Internacional.
Hablando de la Mafía del poder que ha sido su lema de campaña a lo largo de doce años, usted nos debe explicar a los mexicanos su alianza con ella, porque ciertos miembros de la Mafia del poder resultan hoy sus aliados como los ya multicitados Napoleón Gómez Urrutia, Elba Esther Gordillo, Alfonso Romo o Lino Korrodi, quienes se unen a la Mafia de Morena que encabezan personajes como Rigoberto Salgado y sus nexos con los carteles de la CDMX. Yo creo como usted que existe un grupo que domina la política en México, no sé si sea una mafia, pero a ese grupo también pertenece usted y no sólo lo demuestran sus nexos con los personajes mencionados arriba, si no su promesa de perdón incondicional a Peña Nieto y demás políticos del PRI que han dañado a México y su odio irracional contra personajes que en teoría buscan lo mismo que usted como el gobernador Javier Corral de Chihuahua al que ataca con el mismo encono que la Secretaria de Hacienda, el secretario de gobernación y el mismo presidente. Don Corleone tenía de aliados a diferentes familias criminales y usted no parece estar muy lejos de este esquema, responde y pide cuentas a miembros de una partidocracia que ha dañado a México.
No creó que Ricardo Anaya o José Antonio Meade harían algo espectacular o definitorio para la nación, los entiendo como la continuidad de un estado fallido y una democracia pervertida. Le escribo a usted porque creo que más que nunca tiene usted la posibilidad de ser el presidente de la nación y de llegar a serlo por lo menos debería de partir de la base distinta a sus adversarios y escuchar a todos los ciudadanos. Mostrándose como un verdadero estadista, no como otro político tercermundista que gobierna a México desde su ambición personal y su enorme ego desquiciado.

Atentamente
Armando Enríquez Vázquez


publicado en blureport.com.mx el 1º de mayo de 2018

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